El accidente cerebrovascular (ACV) puede ser causado por la acumulación de grasa dentro de los vasos sanguíneos, el hábito de fumar, la presión arterial alta, golpes fuertes en la cabeza, aneurismas, problemas cardíacos o como consecuencia del uso de anticoagulantes, por ejemplo.
El ACV puede ser isquémico, cuando hay obstrucción de un vaso sanguíneo que interfiere con el flujo de sangre al cerebro, creando áreas sin oxígeno, o hemorrágico cuando hay sangrado dentro del cerebro debido a la ruptura de los vasos.
Como resultado de un ACV, pueden surgir secuelas que varían según la gravedad de la lesión cerebral, como debilidad en un lado del cuerpo o dificultades en el habla, por ejemplo. Es fundamental que la persona sea seguida por un médico. Vea cuáles son las secuelas de un ACV y cómo tratarlas.
Lea también: ACV: qué es, síntomas, tipos, causas y tratamiento tuasaude.com/es/accidente-cerebrovascularPrincipales causas del ACV isquémico
Las principales causas de ACV son:
1. Mala alimentación
Una mala alimentación puede aumentar el riesgo de ACV y suele estar relacionada con el consumo de alimentos ricos en grasas, frituras, sal, carbohidratos y azúcares.
Esto se debe a que estos alimentos promueven la acumulación de grasa en los vasos sanguíneos y contribuyen a la disminución de la elasticidad de los vasos sanguíneos en el cuerpo, incluido el cerebro.
Cuando esto sucede, la sangre no puede fluir correctamente, y las células en la región afectada comienzan a morir debido a la falta de oxígeno, lo que resulta en un ACV isquémico.
Qué hacer: se recomienda adoptar hábitos de vida más saludables, como llevar una dieta más equilibrada, rica en verduras, frutas y carnes magras, y realizar actividad física de forma regular, al menos 30 minutos al día. Sepa más consejos para reducir el riesgo de ACV.
2. Presión alta
La presión arterial muy elevada puede causar la ruptura de uno de los vasos sanguíneos del cerebro, provocando un ACV hemorrágico. Este tipo de ACV hemorrágico debido a la hipertensión es más común en personas que experimentan picos de presión arterial muy altos debido a la falta de tratamiento.
Qué hacer: es fundamental que el tratamiento para la presión arterial alta se realice siguiendo las indicaciones del médico, ya que de esta manera se pueden controlar los niveles de presión, evitar los picos y, por lo tanto, prevenir el ACV. Sepa cómo se realiza el tratamiento para la presión arterial alta.
3. Colesterol alto
El aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos favorece la formación de acumulación de placas de grasa en los vasos, así como el desarrollo de inflamaciones en los vasos sanguíneos y enfermedades cardíacas, lo que aumenta el riesgo de un ACV isquémico.
Qué hacer: es importante consultar a un cardiólogo para que realice una evaluación general del estado de salud y, de esta manera, se pueda iniciar el tratamiento más adecuado según la condición que presenta la persona, lo que puede incluir la recomendación de medicamentos específicos y la mejora de los hábitos de vida y la alimentación.
4. Diabetes
La diabetes es un factor de riesgo para el ACV, ya que puede provocar cambios en los vasos sanguíneos en cualquier parte del cuerpo, y cuando afecta a los vasos sanguíneos del cerebro, puede dar lugar a un ACV isquémico o hemorrágico.
Además, la diabetes también puede aumentar la rigidez de los vasos sanguíneos, así como aumentar la inflamación en los vasos, lo que contribuye al desarrollo de la aterosclerosis. Entienda qué es la aterosclerosis y cuáles son sus principales síntomas.
Qué hacer: se debe hacer el tratamiento indicado por el endocrinólogo con el uso de antibiótico oral y/o inyectable, como insulina o semiglutida, por ejemplo, con el objetivo de reducir y normalizar los niveles de azúcar en sangre, y evitar complicaciones a largo plazo de la diabetes como ACV.
5. Hábito de fumar
El hábito de fumar es un factor de riesgo bien establecido en la comunidad médica tanto para el ACV isquémico como el ACV hemorrágico.
Esto se debe a que el hábito de fumar aumenta la presión arterial, reduce la oxigenación sanguínea, aumenta la agregación de plaquetas y el riesgo de formación de coágulos sanguíneos, además de causar daños en los vasos sanguíneos, disminuir el colesterol bueno (HDL) y favorecer el desarrollo de la aterosclerosis.
Qué hacer: es importante dejar de fumar para reducir el riesgo de ACV. Si la persona tiene dificultades para dejar de fumar, debe consultar a un médico de atención primaria que puede recomendar medidas para dejar de fumar o medicamentos, como bupropión o vareniclina. Vea los principales medicamentos para dejar de fumar. Vea cómo dejar de fumar.
6. Obesidad
La obesidad o el sobrepeso también son factores de riesgo para el ACV, ya que pueden contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas, hipertensión, colesterol alto o diabetes tipo 2.
Además de eso, la obesidad puede provocar inflamación en el cuerpo, causada por la cantidad de tejido adiposo, además de hiperglucemia y resistencia a la insulina que pueden dar lugar a la aterosclerosis.
Qué hacer: se debe seguir una dieta equilibrada orientada por un nutricionista y hacer ejercicio regularmente para aumentar el déficit calórico, lo que resulta en la pérdida de peso.
Además, en algunos casos, el endocrinólogo puede recomendar el uso de medicamentos para ayudar a reducir el apetito y la compulsión alimentaria, o incluso la cirugía bariátrica. Conozca cuándo es indicada la cirugía bariátrica.
7. Sedentarismo
El sedentarismo es un estilo de vida en el que no se practican actividades físicas, lo que puede resultar en obesidad, diabetes, colesterol alto, presión arterial alta o enfermedades metabólicas, aumentando el riesgo de desarrollar un ACV.
Qué hacer: se deben realizar ejercicios físicos regularmente, y la OMS recomienda hacer al menos 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica moderada por semana para adultos y alrededor de 60 minutos al día para niños y adolescentes. Sin embargo, para dejar el sedentarismo, es necesario establecer metas y comenzar poco a poco, como reduciendo el uso del automóvil o sustituyendo el ascensor por las escaleras, por ejemplo.
8. Golpes en la cabeza
El traumatismo craneoencefálico, que puede ocurrir en accidentes de tráfico o caídas desde gran altura, por ejemplo, es una causa importante de ACV, ya que puede provocar hemorragias dentro y alrededor del cerebro, siendo una situación muy grave que pone en peligro la vida de la persona.
Qué hacer: en caso de accidentes, es importante que la persona sea trasladada rápidamente al servicio de salud más cercano para que sea evaluada y se inicie el tratamiento más adecuado para evitar complicaciones.
9. Alteraciones en el corazón o vasos sanguíneos
Algunas alteraciones en el sistema cardiovascular, como la dilatación del corazón, disfunción en el funcionamiento del músculo cardíaco o de sus válvulas, la presencia de un tumor o calcificación, pueden contribuir a la formación de coágulos que pueden llegar al cerebro a través del torrente sanguíneo e interferir en el flujo sanguíneo, provocando un ACV isquémico.
Qué hacer: algunas alteraciones cardíacas no provocan signos o síntomas, por lo que es importante realizar exámenes cardiovasculares de rutina para evaluar la salud del corazón y detectar cualquier alteración de manera temprana. Si se detecta alguna alteración, el médico debe indicar el tratamiento más adecuado, que puede incluir seguimiento regular, uso de medicamentos o cirugía.
10. Aneurisma cerebral
Un aneurisma cerebral es un punto más frágil en los vasos sanguíneos dentro del cerebro, que puede romperse con mayor facilidad y provocar una hemorragia local, dando origen a un ACV hemorrágico. Conozca más sobre el aneurisma cerebral.
Qué hacer: este tipo de alteración se descubre con mayor frecuencia de manera accidental cuando se realizan tomografías o resonancias magnéticas por otras razones. Sin embargo, se puede sospechar de un aneurisma en presencia de síntomas como dolor de cabeza frecuente que empeora gradualmente, convulsiones o debilidad y entumecimiento en alguna parte del cuerpo, por ejemplo.
Por lo tanto, es importante consultar a un médico para confirmar el diagnóstico y comenzar el tratamiento, que puede incluir el uso de medicamentos o cirugía.
11. Uso de drogas ilícitas
El uso de drogas ilícitas, especialmente de forma inyectable, como la heroína, por ejemplo, favorece las lesiones y espasmos en los vasos sanguíneos, lo que puede contribuir a la formación de coágulos y, en consecuencia, a un accidente cerebrovascular (ACV).
Qué hacer: en estos casos, se recomienda buscar ayuda en un centro especializado en drogadicción para llevar a cabo el proceso de desintoxicación y, de esta manera, mejorar la calidad de vida de la persona y reducir el riesgo de ACV.
12. Vasculitis
La vasculitis es la inflamación de los vasos sanguíneos, incluyendo los vasos que llegan al cerebro, lo que resulta en una alteración del flujo sanguíneo y aumenta el riesgo de ACV debido a la disminución del suministro de oxígeno a la región. Conoce más sobre la vasculitis.
Qué hacer: es importante consultar a un cardiólogo o angiologista cuando se sospeche de vasculitis, ya que de esta manera se puede confirmar el diagnóstico y comenzar el tratamiento más adecuado, que puede incluir el uso de corticoides o cirugía.
13. Uso de anticoagulantes
El uso indiscriminado o en dosis elevadas de anticoagulantes puede aumentar el riesgo de sangrados, incluso dentro del cerebro, lo que provoca un accidente cerebrovascular (ACV) hemorrágico.
Qué hacer: es importante que el uso de anticoagulantes se realice solo bajo recomendación médica y siguiendo sus indicaciones, evitando dosis excesivas. También es importante informar al médico acerca de cualquier síntoma o sangrado que ocurra durante el período de uso de este medicamento, para que el médico pueda realizar una evaluación general y verificar la posibilidad de ajustar la dosis, cambiarla o suspender el medicamento.
¿El ACV tiene cura?
El derrame cerebral no tiene cura, sin embargo, puede prevenirse en gran parte de los casos, o cuando se presenta, es posible invertir en tratamientos para mejorar el cuadro y la rehabilitación para dejar menos secuelas.
Además, es posible que el cuerpo se recupere de una buena parte, o totalmente, de los síntomas y dificultades que surgen con el ACV, lo que también depende de un acompañamiento con el neurólogo, y de la realización de una rehabilitación con:
- Fisioterapia, que ayuda a recuperar la parte motora y desarrollar los movimientos;
- Terapia ocupacional, que estimula la preparación de estrategias para disminuir los efectos de las secuelas del ACV en el día a día, adaptaciones del ambiente y utensilios, además de actividades para mejorar el razonamiento y la motricidad;
- Actividad física, hecha, de preferencia bajo la orientación del entrenador físico, para fortalecer los músculos y ayudar en la independencia, equilibrio y bienestar de la persona.
- Nutrición, ayuda a preparar los alimentos en la cantidad, tipo y consistencia idead para cada persona;
- Fonoaudiología, es importante en casos de dificultad para deglutir los alimentos o de comunicarse, ayudando a adaptar estas situaciones.
De esta forma, aunque las secuelas del ACV no disminuyan o no se recuperen rápidamente, es posible mejorar la calidad de vida de la persona que convive con esta situación. Vea cómo reducir el riesgo de un ACV.