Aflatoxinas: qué son síntomas de intoxicación y riesgos

Las aflatoxinas son toxinas producidas por algunas especies de hongos, como Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus, que pueden contaminar alimentos y provocar síntomas como náuseas, ictericia, dolor abdominal o convulsiones cuando se ingieren en grandes cantidades.

Incluso en cantidades pequeñas, las aflatoxinas pueden representar riesgos para la salud, como alteraciones en el crecimiento en niños, disminución de la inmunidad y problemas en el hígado, cuando se ingieren o inhalan durante períodos prolongados.

Para saber cómo reducir las aflatoxinas en la alimentación, se recomienda consultar a un nutricionista, que es el profesional más indicado, para orientar sobre cómo seleccionar los alimentos más saludables y almacenarlos correctamente.

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Alimentos con posibilidad de contaminarse

Los alimentos que con mayor frecuencia presentan aflatoxinas son:

  • Las nueces;
  • Los cacahuetes;
  • Los pistachos;
  • Las avellanas;
  • Las almendras;
  • Los higos secos;
  • El maíz;
  • El arroz;
  • Los cereales en grano.

Además, cualquier alimento que se conserve en seco puede contener aflatoxinas, incluso algunas legumbres secas como los garbanzos o lentejas, por ejemplo.

Síntomas de intoxicación

Los principales síntomas de la intoxicación por aflatoxinas son:

  • Náuseas y/o vómitos;
  • Picazón en el cuerpo;
  • Piel y ojos amarillos;
  • Dolor abdominal;
  • Somnolencia o pérdida de conciencia;
  • Convulsiones.

Los síntomas de la intoxicación por aflatoxina suelen aparecer cuando una persona ingiere grandes cantidades de esta toxina a través de alimentos contaminados en un corto período de tiempo.

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Además de eso, estos síntomas son más comunes y graves en niños, y dependiendo de la cantidad de aflatoxina ingerida, pueden colocar en riesgo de vida en la persona en algunos casos.

Posibles riesgos

La aflatoxina en el organismo está asociada con riesgos para la salud, tales como:

  • Retraso en el crecimiento y desarrollo en niños;
  • Desarrollo de deficiencias nutricionales;
  • Disminución de la inmunidad;
  • Alteraciones en el funcionamiento del hígado, que pueden resultar en cirrosis;
  • Aborto o prematuridad en el bebé, en caso de mujeres embarazadas;
  • Cáncer de hígado y/o vesícula biliar.

Estos riesgos están asociados principalmente con la ingesta de aflatoxina durante un largo período, la cual puede estar presente en alimentos como cereales, cacahuetes, nueces, almendras, especias y otros condimentos.

Además, las personas que trabajan en almacenes de granos, fábricas de piensos o industrias de procesamiento de alimentos, por ejemplo, también pueden inhalar aflatoxinas transportadas por el aire, aumentando el riesgo de desarrollar estos problemas de salud.

Cómo eliminar las aflatoxinas

La mejor forma de eliminar las aflatoxinas es seleccionar los alimentos en condiciones más adecuadas para el consumo, descartando aquellos que presentan moho o alteraciones en la forma, color y/o tamaño, y almacenándolos en un lugar apropiado para evitar el crecimiento de hongos.

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Aunque métodos como el uso de productos químicos, luz ultravioleta o aplicación de calor pueden eliminar las aflatoxinas, su uso solo es posible en la industria alimentaria. Además, hasta el momento no es posible la eliminación completa de estas toxinas mediante estos métodos.

Por lo tanto, es importante verificar la procedencia de los alimentos antes de adquirirlos, asegurándose de que hayan sido producidos en condiciones adecuadas y seleccionados correctamente, además de evitar el consumo de alimentos fuera de su fecha de caducidad.