Alexitimia: qué es, síntomas y tratamiento

Qué es:

La alexitimia es la incapacidad de una persona para identificar y/o describir sentimientos, emociones o sensaciones en su cuerpo y reconocer sus causas, lo que puede provocar síntomas de aislamiento, dificultad en la socialización y lenguaje deficiente.

Aunque no se conoce la causa específica de la alexitimia, se cree que este trastorno puede originarse en la infancia debido al maltrato infantil o ser causado por enfermedades médicas, traumas psicológicos e incluso causas genéticas.

Aunque la alexitimia no está reconocida como un trastorno por el DSM-5, se ha relacionado con otros trastornos psiquiátricos como los trastornos alimentarios, pánico y el trastorno obsesivo-compulsivo. Por lo tanto, es importante consultar a un psiquiatra para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento adecuado.

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Síntomas de alexitimia

Los síntomas de la alexitimia son:

  • Dificultad para reconocer y describir sentimientos o emociones;
  • Lenguaje pobre en palabras, se suelen dar respuestas de "sí" o "no";
  • Dificultad para mantener una conversación;
  • Aislamiento social;
  • Dificultad para socializar;
  • Baja capacidad para reconocer los sentimientos;
  • Falta de empatía.

Aunque las personas con alexitimia tienen reacciones emocionales, al recibir una buena noticia o ser sorprendidas, por ejemplo, no suelen ser capaces de identificar o describir lo que están sintiendo y suelen confundir las emociones al tratar de explicarlas.

A pesar de esto, la alexitimia puede ser leve, por lo que la persona puede interactuar con los demás y los síntomas no afectan su rutina diaria. En los casos más graves, la persona puede aislarse y evitar el contacto social.

Principales causas

La causas de la alexitimia no están completamente claras, sin embargo, se cree que se desarrolla en algunas personas debido a su genética, considerándose un rasgo de personalidad.

Esta condición también puede surgir como una reacción de defensa emocional, siendo más frecuente en el caso de experiencias negativas en la infancia, como abuso o falta de cuidado de los padres, traumas psicológicos, como guerras, desastres naturales o accidentes, y estrés frecuente.

Además, la alexitimia se ha relacionado con la presencia de trastornos psiquiátricos como el obsesivo-compulsivo, trastornos de la alimentación y abuso de sustancias como las drogas o el alcohol, así como con la presencia de enfermedades neurológicas, como la fibromialgia, Parkinson, Alzheimer y esclerosis múltiple.

Cómo se confirma el diagnóstico

El diagnóstico de la alexitimia debe ser realizado por un psiquiatra, el cual realizará una evaluación de los signos y síntomas presentados por la persona, además de los antecedentes personales de salud y familiares.

Algunas de las herramientas diagnósticas que se pueden utilizar son los test psicológicos como la Escala de Alexitimia de Toronto (TAS-20) y el Cuestionario de Alexitimia para Niños para poder realizar una mejor evaluación y poder ayudar a confirmar la presencia de alexitimia.

Además, en casos más raros, el médico también puede indicar pruebas de imagen como la resonancia magnética para identificar posibles causas, como secuelas de ictus o lesiones cerebrales por golpes, por ejemplo. Vea cómo se realiza la resonancia magnética.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento de la alexitimia debe ser indicado por un psiquiatra, especialmente en el caso de problemas psiquiátricos asociados, siendo importante tratar el problema de base que, por sí solo, puede mejorar los síntomas de la alexitimia en algunos casos.

Para el tratamiento de la alexitimia, el psiquiatra puede recomendar psicoterapia, siendo la más recomendada la psicoterapia interpersonal psicodinámica junto con estrategias de expresión verbal, técnicas de relajación o mindfulness, por ejemplo, lo cual ayudará a la persona a identificar y expresar mejor sus emociones. Vea cómo meditar y sus principales beneficios.

En casos en que la alexitimia dificulte la calidad de vida de la persona, el psiquiatra puede recomendar el uso de medicamentos antidepresivos, como la venlafaxina o fluoxetina, por ejemplo.