La artrosis cervical es la degeneración de las vértebras de la columna cervical en la región del cuello, causando síntomas como dolor en el cuello, rigidez, hormigueo o debilidad en los brazos y manos.
La artrosis cervical es más frecuente en personas mayores de 50 años debido al desgaste natural de las articulaciones; sin embargo, también puede aparecer en personas de cualquier edad, principalmente relacionada con una mala postura.
El tratamiento de la artrosis cervical, también conocida como espondilosis cervical, es realizado por el ortopedista o reumatólogo, quien puede recomendar el uso de medicamentos para aliviar los síntomas, fisioterapia y, en algunos casos, cirugía.
Síntomas de la artrosis cervical
Los síntomas de la artrosis cervical son:
- Dolor en el cuello, que empeora con el movimiento;
- Dolor de cabeza de tipo tensional;
- Dificultad para girar el cuello hacia los lados o girar la cabeza hacia arriba o hacia abajo;
- Sensación de tener "arena" dentro de la columna cuando se mueve el cuello;
- Puede haber sensación de adormecimiento o de hormigueo en el cuello, en los hombros o en los brazos.
Los síntomas de la artrosis cervical aparecen a medida que ocurre la degeneración de la región cervical y la inflamación local. En algunos casos, el dolor en el cuello puede irradiarse hacia los hombros, brazos y manos, por ejemplo.
Ante la presencia de síntomas de artrosis cervical, se debe consultar al ortopedista o reumatólogo para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado.
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El diagnóstico de la artrosis cervical lo realiza el ortopedista o reumatólogo mediante la evaluación de los síntomas, la edad, el historial de salud y un examen físico.
Además, para confirmar el diagnóstico, el médico debe solicitar estudios de imagen como radiografía de columna, resonancia magnética o tomografía computarizada.
Otros exámenes que el médico podría solicitar son la electromiografía o el estudio de conducción nerviosa, para evaluar la actividad eléctrica de los nervios y medir la fuerza y la velocidad de los impulsos nerviosos.
Posibles causas
Las principales causas de la artrosis cervical son:
- Envejecimiento natural de las articulaciones del cuello;
- Degeneración de los discos intervertebrales en la región del cuello;
- Lesiones en el cuello por accidentes o esfuerzo repetitivo;
- Estrechamiento congénito del canal vertebral;
- Espolones óseos;
- Mala postura.
Además, factores genéticos u obesidad también pueden aumentar el riesgo de artrosis cervical.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para la artrosis cervical debe realizarse bajo la orientación de un ortopedista o reumatólogo, según la gravedad de los síntomas y la edad de la persona.
Los principales tratamientos para la artrosis cervical son:
1. Fisioterapia para artrosis cervical
La fisioterapia es una parte importante del tratamiento, ya que ayuda a evitar la rigidez de la articulación. Puede incluir el uso de aparatos como ultrasonido, láser, ondas cortas y corrientes alternas.
Además, el fisioterapeuta puede recomendar ejercicios de fortalecimiento muscular y estiramientos para mantener los músculos saludables y evitar compensaciones posturales que agraven la artrosis.
2. Uso de medicamentos
El médico puede recetar medicamentos para aliviar el dolor en el cuello o el dolor en los nervios causado por la artrosis cervical, tales como:
- Analgésicos o antiinflamatorios, como paracetamol, ibuprofeno o naproxeno;
- Relajantes musculares, como ciclobenzaprina o carisoprodol;
- Antidepresivos, como duloxetina o amitriptilina;
- Anticonvulsivos, como pregabalina, carbamazepina o gabapentina.
En casos de dolor más intenso, el médico también puede recetar opioides, como tramadol, codeína y morfina, por un período corto.
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El médico puede recomendar el uso de un collar cervical por un corto período para aliviar el dolor en el cuello y los espasmos musculares, además de un cojín cervical para aliviar el dolor que empeora durante la noche y mejorar el descanso.
4. Inyección de corticoides
El médico puede aplicar una inyección de corticoides para aliviar el dolor en el cuello, brazo o hombro. Esta inyección puede administrarse de forma epidural o directamente en la articulación del cuello o en los nervios.
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La cirugía puede ser recomendada en casos graves para descomprimir los nervios de la columna cervical o fusionar las vértebras cervicales. Generalmente, se realiza cuando las demás opciones de tratamiento no han sido efectivas para aliviar los síntomas.