El accidente isquémico transitorio (AIT) es la interrupción temporal del flujo sanguíneo y oxígeno hacia el cerebro debido a una obstrucción o bloqueo de una arteria cerebral, lo que provoca síntomas semejantes a los de un ACV, como pérdida de fuerza, debilidad u hormigueo en un lado del cuerpo, boca torcida o dificultad para hablar, por ejemplo.
No obstante, al contrario del ACV, el accidente isquémico transitorio dura solo unos minutos y desaparece por sí mismo, sin dejar secuelas permanentes. Sin embargo, es una emergencia médica, pues puede ser señal de que el organismo está produciendo coágulos fácilmente, razón por la cual muchas veces surge algunos meses antes de un ACV.
El accidente isquémico transitorio, también conocido como ataque isquémico transitorio o isquemia cerebral transitoria, debe ser tratado inmediatamente en un hospital por el médico general o neurólogo, de acuerdo con su causa. Asimismo, es importante que la persona permanezca hospitalizada y bajo observación, puesto que existe un riesgo aumentado de ACV en las 48 horas posteriores a un AIT.
Lea también: ACV: qué es, síntomas, tipos, causas y tratamiento tuasaude.com/es/accidente-cerebrovascularSíntomas de accidente isquémico transitorio
Los principales síntomas del accidente isquémico transitorio incluyen:
- Parálisis y hormigueo en un lado del rostro;
- Debilidad y hormigueo en el brazo y en la pierna de un lado del cuerpo;
- Dificultad para hablar con claridad;
- Visión borrosa o doble;
- Dificultad para comprender indicaciones simples;
- Confusión súbita;
- Dolor de cabeza repentino;
- Mareos y pérdida del equilibrio.
Estos síntomas son intensos durante algunos minutos, pero desaparecen por completo luego de aproximadamente 1 hora de haber iniciado.
De cualquier forma, lo más aconsejable es acudir inmediatamente al hospital o llamar a una ambulancia para identificar el problema, ya que estos síntomas también pueden indicar un ACV, el cual requiere ser tratado lo antes posible. Vea otros síntomas de ACV que también pueden surgir durante un AIT.
Además, luego de un accidente isquémico transitorio hay un riesgo aumentado de ACV en las primeras 48 horas, por lo cual se debe buscar atención médica de urgencia lo antes posible apenas surjan los síntomas del AIT, con el objetivo de que sea iniciado de forma rápida el tratamiento más adecuado.
¿El AIT puede dejar secuelas?
En la mayor parte de los casos, el ataque isquémico transitorio no deja ningún tipo de secuelas permanentes, como dificultad para hablar, caminar o comer, por ejemplo, pues la interrupción del paso de sangre dura poco tiempo, por lo cual raramente se forman lesiones cerebrales graves.
Sin embargo, dependiendo de la gravedad, del tiempo de duración y de la zona del cerebro afectada, algunas personas pueden quedar con algunas secuelas menos graves que las de un ACV.
Cómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico de la isquemia cerebral transitoria es realizado por el médico general o neurólogo en el hospital, teniendo en cuenta que, normalmente, los síntomas ya no están presentes cuando la persona llega al sitio debido a que estos duran pocos minutos. De esta manera, el médico debe evaluar el relato de los síntomas y el inicio y la duración de los mismos.
Asimismo, el médico debe considerar los factores de riesgo asociados con el accidente isquémico transitorio, como enfermedad arterial coronaria, infarto reciente y antecedentes familiares de AIT, ACV o problemas de coagulación.
Además, pueden ser solicitados exámenes como análisis de sangre, ecografía o tomografía computarizada, por ejemplo, con la finalidad de excluir alteraciones no vasculares, como tumores o hipoglucemia, y determinar la causa para evitar un nuevo episodio, pues el accidente isquémico es la principal señal de alarma de un infarto cerebral. Estos exámenes deben ser realizados en las primeras 24 horas después del ataque isquémico.
Posibles causas
El accidente isquémico es causado por un bloqueo u obstrucción de una arteria cerebral por coágulos de sangre, lo que produce la interrupción temporal del flujo sanguíneo y oxígeno al cerebro, dando como resultado los síntomas.
Algunos factores que pueden contribuir al desarrollo de un accidente isquémico transitorio incluyen:
- Edad, siendo más común después de los 55 años;
- Antecedentes personales de AIT o ACV;
- Antecedentes familiares de AIT, ACV o problemas de coagulación;
- Trombosis de grandes arterias;
- Embolia cardíaca;
- Fibrilación auricular;
- Vasculitis;
- Presión alta;
- Colesterol alto;
- Obesidad;
- Diabetes;
- Fumar;
- Consumo excesivo y frecuente de bebidas alcohólicas;
- Sedentarismo;
- Estrés;
- Dieta rica en grasa y azúcar;
- Uso de anticonceptivos hormonales.
Asimismo, los antecedentes personales de AIT o ACV también aumentan el riesgo de tener otro AIT o ACV recurrente.
Cómo es realizado el tratamiento
El tratamiento del accidente isquémico transitorio debe ser realizado bajo orientación del médico general o neurólogo, en el hospital, para reducir el riesgo de un ACV después de un AIT, o de tener otro episodio de accidente isquémico transitorio.
De esta manera, los principales tratamientos que pueden ser indicados por el médico incluyen:
- Antiagregantes plaquetarios, como el ácido acetilsalicílico o el clopidogrel, pues evitan el surgimiento de coágulos en la sangre;
- Anticoagulantes, como la warfarina, la heparina, el rivaroxabán, el dabigatrán o el edoxabán, especialmente si el AIT fue causado por fibrilación auricular u otros problemas cardíacos;
- Estatinas, como la rosuvastatina, para reducir el colesterol;
- Antihipertensivos, para el tratamiento de la presión alta;
- Antidiabéticos,para reducir los niveles de glucosa en sangre y tratar la diabetes;
- Cirugía de revascularización, especialmente cuando la arteria carótida es muy estrecha, puesto que ayuda a dilatar más el vaso, lo que evita que la acumulación de grasa en sus paredes interrumpa el flujo de la sangre;
- Angioplastia con stent, para restaurar el flujo sanguíneo en la arteria carótida.
Además, luego del accidente isquémico transitorio es importante que sean adoptados hábitos saludables que ayuden a reducir el riesgo de formación de coágulos, como no fumar, hacer 30 minutos de ejercicio físico 3 veces a la semana y tener una alimentación equilibrada. Conozca otros consejos que ayudan a reducir las probabilidades de tener un ACV o infarto.