El cáncer de esófago es un tipo de cáncer que ocurre debido a la multiplicación descontrolada de las células del esófago que se vuelven malignas, ocasionando síntomas como dolor y dificultad para tragar, pérdida de peso y dolor detrás del esternón, por ejemplo.
Se cree que algunas de las principales causas de este tipo de cáncer son el cigarrillo, la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas, tener exceso de peso y enfermedades como el esófago de Barrett, por ejemplo.
El tratamiento del cáncer de estómago debe ser indicado por el oncólogo, el cual dependerá del estadio en que se encuentre, el estado de salud general de la persona y de si el tumor se puede extirpar completamente mediante cirugía.
Principales síntomas
Los síntomas del cáncer en el esófago son:
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Dificultad y dolor para tragar, inicialmente a alimentos sólidos y posteriormente a los líquidos, lo que genera pérdida de apetito y a su vez pérdida de peso;
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Dolor en el centro del pecho, detrás del esternón;
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Ronquera, tos constante y ronquidos durante la noche;
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Cansancio al realizar ejercicios simples, como arreglar la cama o subir escaleras;
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Molestia abdominal constante, vómitos con sangre, náuseas y sensación de estómago lleno;
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Heces oscuras, pastosas y con un olor fuerte o con sangre;
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Nódulo en el estómago, que es posible palpar, y/o alrededor del ombligo;
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Ganglios hinchados en el lado izquierdo del cuello.
Normalmente, el cáncer de esófago no causa signos o síntomas en las fases iniciales, sin embargo; a medida que la enfermedad evoluciona, pueden comenzar a notarse los síntomas característicos mencionados anteriormente.
Por lo tanto, la aparición de los síntomas, suele indicar que la enfermedad ya se encuentra en una fase más avanzada, siendo importante el diagnóstico y el tratamiento lo más pronto posible.
Tipos de cáncer de esófago
De acuerdo con la localización de las células afectadas, el cáncer de esófago puede ser clasificado en dos tipos principales:
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Carcinoma de células escamosas o epidermoide del esófago: es el tipo más frecuente de cáncer en el esófago y afecta la parte superior del mismo, siendo más común en personas fumadoras y/o alcohólicas;
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Adenocarcinoma esofágico: la mayoría de las veces surge en la porción que une al esófago y al estómago, siendo más frecuente en personas con reflujo gastroesofágico crónico, esófago de Barrett y en personas con exceso de peso.
Estos tipos de cáncer representan el 95% de todos los casos de cáncer a nivel mundial. Los casos restantes son poco frecuentes como sarcomas, linfomas o melanomas.
Principales causas
La aparición del cáncer de esófago está asociado a algunos factores de riesgo, como el consumo exagerado de bebidas alcohólicas y cigarrillo, sexo masculino, exceso de peso y la edad, pues la incidencia de este cáncer aumenta considerablemente a partir de los 45 años de edad.
Además, algunas enfermedades gastrointestinales, como el reflujo gastroesofágico, esófago de Barrett, acalasia o el síndrome de Plummer-Vinson, por ejemplo, también aumentan el riesgo de padecer cáncer de esófago; así como padecer o tener antecedentes de otros tipos de cáncer, como pulmones, garganta o boca.
Las lesiones del esófago por ingestión de sustancias alcalinas o tóxicas, como cloro utilizado para limpieza, que causa estrechamiento del esófago, también puede ser otro factor de riesgo. Asimismo, aunque aún no se encuentra del todo comprobado, la ingestión de bebidas calientes, por encima de 65º C, como café, té o infusión de mate, por ejemplo, podría ser un facto de riesgo de cáncer de esófago.
Cómo se realiza el diagnostico
El diagnóstico de cáncer en el esófago se realiza a través de la evaluación de los síntomas, un examen físico y de los hábitos personales de la persona.
Además, el médico puede solicitar una RX de tórax y una esofagoscopia, para visualizar el interior del esófago y del estómago para verificar si hay cualquier signo de alteración. En caso de ser verificado durante el examen la presencia de un nódulo o de cualquier cambio, se recomienda realizar una biopsia de una muestra del tejido del esófago para verificar las características de las células. Vea qué es una biopsia.
Además, el médico podría recomendar la realización de un examen de sangre que incluya una hematología completa, para verificar si presenta anemia, y un examen de heces para verificar la presencia de sangre.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para el cáncer de esófago dependerá de la localización del tumor y del estadio de la enfermedad, así como de los antecedentes de la persona, edad y síntomas presentados. Por lo tanto, el tratamiento para este tipo de cáncer indicado por el oncólogo y gastroenterólogo puede incluir:
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Cirugía para extirpar el esófago, en este procedimiento conocido como esofagotomía que puede ser parcial o total, en la que se remueve la porción del órgano que presenta el tumor y lo que resta se une al estómago o el esófago es extirpado en su totalidad, siendo necesario la colocación de una prótesis artificial o remover una porción del intestino para sustituir al esófago;
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Radioterapia: se realiza para impedir el crecimiento de las células tumorales en el esófago;
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Quimioterapia: por vía intravenosa o en el músculo y, en algunos casos, a través de comprimidos, para promover la eliminación de las células cancerígenas que puedan estar todavía presentes;
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Inmunoterapia, es un tratamiento que utiliza el propio sistema inmunitario de la persona para combatir el cáncer. Las sustancias elaboradas por el cuerpo o fabricadas en un laboratorio se utilizan para estimular, dirigir o restaurar las defensas naturales del cuerpo contra el cáncer.
En la mayoría de los casos, estos tratamientos no curan totalmente el cáncer, solo ayudan a reducir los síntomas y prolongar la vida del paciente. El pronóstico de vida de este cáncer varía de acuerdo al tipo, estadio, tratamientos realizados y respuesta del paciente al tratamiento.
También es importante acotar que como esta enfermedad en la mayoría de los casos es detectada en una fase avanzada y la esperanza de vida del paciente es alrededor de 5 años, sin embargo, puede ser mayor cuando no existe metástasis del tumor.
Alimentación en el cáncer de esófago
La alimentación de las personas con cáncer de esófago es de suma importancia, pues en muchos casos estos suelen perder peso al punto de estar desnutridos. El estado nutricional puede verse alterado debido a varios factores, que incluyen:
- Síntomas en sí asociados a la enfermedad, como dificultad para tragar, sensación de llenura y falta de apetito;
- Factores psicologicos, pues hay miedo, ansiedad o depresión, que pueden afectar el apetito;
- Efectos adversos asociados al tratamiento del cáncer, como náuseas, diarrea o alteraciones en en el paladar, por ejemplo.
El objetivo del tratamiento nutricional es aliviar, recuperar y/o mantener un buen estado nutricional; evitar, reducir o mejorar los síntomas; reducir las complicaciones, soportar el estrés quirúrgico y mejorar la calidad de vida de la persona.
Por este motivo, es importante acudir a un nutricionista clínico para que realice una evaluación e indique un tratamiento nutricional individualizado, según la tolerancia y las necesidades de la persona, así como el estado de la enfermedad. Por lo que la alimentación podrá ser por vía oral o en algunos casos por nutrición enteral, como se explica a continuación:
1. Alimentación por vía oral
En el caso de cáncer de esófago, puede ser necesario hacer algunas alteraciones en la alimentación debido a la dificultad para tragar y a los efectos secundarios de los tratamientos, principalmente de la quimioterapia, que causa náuseas y malestar abdominal.
Por lo tanto, puede ser necesario modificar la consistencia de las comidas, pudiendo ser más pastosas o líquidas, dependiendo de la tolerancia de la persona. Además, también podrá ser indicado el uso de suplementos nutricionales, como fórmulas poliméricas, módulos calóricos y/o de proteínas para poder alcanzar los requerimientos diarios. Algunas recomendaciones que son importantes seguir, incluyen:
- Realizar entre 6 a 8 comidas de poco volumen;
- Comer en un ambiente agradable, sin distracciones;
- Tomarse el tiempo suficiente para comer y masticar adecuadamente
- Ingerir poco líquido con las comidas para facilitar el paso de la comida, debiendo tomar el resto alejado de las mismas.
Además, también es importante evitar que las comidas tengan temperaturas extremas, principalmente que se encuentren muy calientes.
2. Nutrición enteral o parenteral
En algunos casos antes de la cirugía para extirpar, si la persona no consigue alimentarse bien por vía oral con o sin suplemento, el nutricionista podrá indicar el uso de una sonda nasogástrica o una ostomía de alimentación. Vea en qué consiste la nutrición enteral.
Una vez realizada la cirugía, la persona suele salir del procedimiento con una yeyunostomía, siendo esta una abertura en el yeyuno (una porción del intestino) que se comunica con el exterior y por donde se pasa alimentación con fórmulas específicas. Esta vía de alimentación debe mantenerse al menos durante 5 a 7 días, dependiendo de la evolución de la persona.
Una vez que la persona se encuentre en condiciones, se inicia la vía oral nuevamente, debiendo iniciarse con una dieta líquida e irse progresando la consistencia.
Solo en los casos donde la persona no tolera la alimentación enteral o si se presentan complicaciones postoperatorias que afecten la función gastrointestinal, el nutricionista podrá considerar la nutrición parenteral, es decir, directamente por vía intravenosa. Vea en qué consiste la nutrición parenteral.