El shock séptico es una complicación grave de la sepsis, en que hay una gran cantidad de toxina microbiana en la sangre, causando disminución de la presión arterial y aumento de la concentración de lactato circulante.
Debido a la disminución de la presión arterial, es común que personas con choque séptico también presenten mayor dificultad en la circulación de la sangre, haciendo que llegue menos oxígeno a los órganos importantes, como cerebro, corazón o riñones. Esto hace que surjan otros síntomas más específicos de shock séptico, como disminución de la cantidad de orina y alteraciones del estado mental.
El tratamiento del shock séptico se hace con la persona hospitalizada, ya que de esta forma es posible que sea monitoreada regularmente y se realice el mejor tratamiento, que normalmente se realiza con antibióticos intravenosos.
Principales síntomas
Los principales signos y síntomas de shock séptico son:
- Fiebre alta y persistente;
- Aumento de los latidos cardíacos;
- Presión arterial muy baja, siendo la presión arterial media (PAM) menor o igual a 65 mmHg;
- Aumento en la concentración de lactato circulante, confirmándose concentraciones superiores a 2,0 mmol/L;
- Respiración rápida con el objetivo de aumentar la cantidad de oxígeno circulante;
- Elevación de la temperatura o disminución excesiva;
- Aumento de los latidos cardíacos;
- Menor producción de orina;
- Pérdida de la consciencia o confusión mental.
Los síntomas del shock séptico surgen cuando el microorganismo llega al torrente sanguíneo y libera sus toxinas, las cuales estimulan al sistema inmune de la persona haciendo que se produzcan y liberen citoquinas y mediadores inflamatorios para combatir la infección. En caso de que el paciente no responda al tratamiento o la cantidad de microorganismo sea muy elevada, es posible que evolucione a sepsis grave y, por consecuencia a choque séptico.
Debido a la gran cantidad de toxinas, puede haber una alteración en la cantidad de oxígeno que llega a los órganos, pudiendo resultar en la falla de órganos y poniendo en riesgo la vida de la persona.
Diagnóstico del choque séptico
El diagnóstico del shock séptico se hace con base en el examen clínico de la persona y en exámenes de laboratorio. Normalmente se hace a través de un examen de sangre en el que se identifica si hay alguna alteración en el conteo de las células sanguíneas (eritrocitos, leucocitos y plaquetas), si hay algún problema en la función de los riñones, en la concentración de oxígeno en la sangre y hay alguna alteración en la cantidad de electrolitos presentes en la sangre.
Otros exámenes que el médico puede solicitar están relacionados con la identificación del microorganismo que produce el shock. El diagnóstico se confirma cuando además de los signos y síntomas característicos de sepsis, se identifica un aumento en la concentración de lactato y persistencia de la presión arterial baja incluso después del tratamiento.
Causas del shock séptico
De esta forma, cualquier infección puede provocar una sepsis o un shock séptico, siendo causada principalmente por:
- Bacterias, como Staphylococcus aureus, Streptococcus pneumoniae, Klebsiella pneumoniae, Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa, Streptococcus sp., Neisseria meningitidis, entre otras;
- Virus, como influenza H1N1, H5N1, virus de la fiebre amarilla o virus del dengue, entre otros;
- Hongos, principalmente del genero Candida sp.
Las infecciones que producen un shock séptico pueden surgir en cualquier región del cuerpo y algunas de las más comunes son: neumonía, infección urinaria, meningitis, erisipela, celulitis infecciosa, infección de heridas quirúrgicas o contaminación de catéteres.
La ocurrencia de shock séptico está relacionada con la resistencia de los microorganismos al tratamiento, además del sistema inmunológico de la persona. Asimismo, la presencia de sondas y catéteres infectados, que son dispositivos médicos que están en contacto directo con la persona hospitalizada, también puede favorecer el shock séptico, porque el microorganismo puede propagarse más fácilmente al torrente sanguíneo, proliferar y liberar toxinas, las cuales terminan comprometiendo el funcionamiento del organismo y el aporte de oxígeno a los tejidos.
Quién tiene más riesgo
Las personas que tienen mayor riesgo de tener una infección grave y desarrollar shock séptico son las que se encuentran hospitalizadas, principalmente en la UTI, debido a que es un sitio donde los microorganismos pueden adquirir mayor resistencia a los tratamientos con antibióticos, donde se utiliza la colocación de sondas y catéteres o se realizan exámenes, que pueden ser fuentes de infección. Asimismo, la persona que se encuentra en UTI suele tener el sistema inmune deprimido debido al cuadro clínico y la enfermedad que presenta.
Además, tener enfermedades crónicas como diabetes mellitus, insuficiencia cardíaca, aplasia medular, insuficiencia renal, así como el uso de fármacos inmunosupresores como quimioterapia, corticosteroides, antibióticos o radioterapia también pueden hacer que las personas sean más propensas a la sepsis y al shock séptico, porque puede perjudicar la acción del sistema inmunológico.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento del choque séptico debe realizarse en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) y tiene como objetivo eliminar el agente causante de la sepsis y, de esta forma, solucionar el choque séptico. Además, se indica el uso de medicamentos vasoactivos para regular la presión arterial, además de reposición de fluidos para aumentar la cantidad de volumen y, por consecuencia, favorecer el transporte de oxígeno en los tejidos.
1. Uso de antibióticos
En caso de que se confirme el choque séptico, debe iniciarse el tratamiento con un antibiótico potente, incluso aunque no se sepa el foco de la infección. Esto con el objetivo de eliminar al microorganismo causante de la infección lo antes posible, disminuyendo la respuesta inmune del cuerpo. Es importante que se confirme el perfil de susceptibilidad y resistencia del agente infeccioso para que el antibiótico adecuado sea indicado. Conozca más sobre la prueba para identificar el mejor antibiótico contra microorganismos.
2. Hidratación intravenosa
En el choque séptico la circulación sanguínea se afecta severamente, lo que dificulta la oxigenación del organismo. La utilización de altas dosis de suero intravenoso, alrededor de 30 ml por kg está recomendada con el objetivo de ayudar al mantenimiento del flujo sanguíneo y mejorar la respuesta a los medicamentos.
3. Medicamentos para la presión arterial
Debido a las bajas cifras de presión arterial, las cuales no se resuelven sólo con la hidratación intravenosa, generalmente es necesario la utilización de medicamentos para la elevación de la presión arterial, llamados vasopresores para alcanzar cifras arteriales de al menos 65 mmHg.
Algunos ejemplos de estos medicamentos son noradrenalina, vasopresina, dopamina y adrenalina, por ejemplo, que son medicamentos que deben utilizarse con bajo una rigurosa monitorización clínica para evitar otras complicaciones. Otra opción es utilizar un medicamento que aumente la fuerza del corazón para latir, llamado dobutamina.
4. Transfusión sanguínea
Puede ser necesaria para pacientes que tienen signos de flujo sanguíneo insuficiente y que tengan anemia con hemoglobina por debajo de 7 mg/dl. Conozca las principales indicaciones de la transfusión sanguínea.
5. Uso de corticoides
Los corticoesteroides, como la hidrocortisona, pueden ser prescritos con el objetivo de reducir la inflamación, sin embargo, sólo se indican en los casos de choque séptico refractario, es decir, en aquellos en los que no se logra una mejoría de la presión arterial incluso con la hidratación y el uso de medicamentos.
6. Hemodiálisis
No en todos los casos se indica la hemodiálisis, sin embargo, puede ser una opción en casos graves en la que es necesaria una remoción rápida de exceso de electrólitos, acidez en la sangre o los que hay un fallo severo en el funcionamiento de los riñones.