Demencia senil: qué es, síntomas, etapas y tratamiento

La demencia senil es un trastorno neurodegenerativo que afecta a los adultos mayores y provoca la pérdida gradual de diversas funciones cognitivas, como la memoria, el razonamiento, el lenguaje y la capacidad para realizar las actividades diarias.

Este término es comúnmente utilizado para describir los signos y síntomas del deterioro cognitivo en personas mayores. Sin embargo, en el ámbito médico ha caído en desuso, y se prefiere referirse a él simplemente como "demencia".

Si se presentan síntomas sugerentes de demencia, es fundamental consultar a un neurólogo o a un médico de familia para una evaluación clínica lo antes posible. De ser necesario, el profesional podrá guiar sobre el tratamiento más adecuado, teniendo en cuenta el tipo de demencia y las posibles enfermedades asociadas.

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Señora mayor con demencia senil siendo asistida por una enfermera

Principales síntomas

Los síntomas de demencia senil son:

  • Pérdida de la memoria, confusión y desorientación;
  • Dificultad para comprender la comunicación escrita o verbal;
  • Dificultad en tomar decisiones;
  • Dificultad en reconocer familiares y amigos;
  • Olvido de hechos comunes, como por ejemplo el día en que están;
  • Alteración de la personalidad y del sentido crítico;
  • Agitación y caminatas durante la noche;
  • Falta de apetito, pérdida de peso, incontinencia urinaria y fecal;
  • Pérdida de la orientación en ambientes conocidos;
  • Movimientos y habla repetitiva;
  • Dificultad para conducir, hacer compras solo, cocinar y realizar los cuidados personales.

Todos estos síntomas llevan a la persona a una dependencia progresiva y pueden causar en algunas personas depresión, ansiedad, insomnio, irritabilidad, desconfianza, delirios y alucinaciones.

Los síntomas de la demencia dependerán de la causa, por lo que algunos de ellos pueden demorar años en manifestarse.

Etapas de la demencia

El progreso de la demencia, en general, se clasifica en tres etapas, estas son:

1. Etapa temprana

En la fase temprana de la demencia, los síntomas suelen ser sutiles y, con frecuencia, se confunden con los efectos normales del envejecimiento.

Entre las características principales se encuentran problemas de concentración y memoria a corto plazo, mientras que los recuerdos de la infancia permanecen nítidos. También es común que la persona experimente dificultad para calcular distancias o identificar peligros, lo que aumenta la probabilidad de tropezar o chocar con objetos.

Asimismo, pueden surgir problemas para encontrar palabras o nombres al hablar, mayor tendencia a extraviar objetos o olvidar dónde se han dejado, y dificultades para orientarse incluso en entornos familiares.

2. Etapa intermedia

En la etapa intermedia de la demencia es donde los síntomas se vuelven más evidentes y afectan la vida diaria de forma significativa. Durante esta fase es probable que la persona presente cambios en la conducta, pudiendo volverse más desconfiada, ansiosa o incluso agresiva, lo que afecta sus relaciones interpersonales y la convivencia con su entorno cercano.

Las personas afectadas pueden olvidar conversaciones o actividades realizadas poco tiempo atrás, lo que afecta su capacidad para llevar a cabo tareas cotidianas, así como presentan problemas para reconocer a familiares y amigos cercanos, lo que genera confusión y puede ocasionar malestar tanto en la persona afectada como en sus seres queridos.

También es común que experimenten desorientación en tiempo y espacio, lo que puede llevar a que se pierdan incluso en lugares que les resultaban familiares. Esto dificulta su autonomía y aumenta la necesidad de supervisión.

3. Etapa avanzada

La etapa avanzada es la fase más severa de la demencia, en la que la persona pierde gran parte de su autonomía.

En esta etapa, se observa una incapacidad para comunicarse, lo que dificulta expresar necesidades o interactuar con los demás.

Además, la persona pierde la capacidad para realizar actividades básicas como comer, vestirse o asearse, por lo que depende completamente de sus cuidadores y de atención médica especializada para garantizar su bienestar y calidad de vida.

La dificultad para caminar o moverse puede llevar a que la persona quede postrada en cama, aumentando el riesgo de complicaciones relacionadas con la inmovilidad. También es común la incontinencia urinaria y fecal, lo que requiere cuidados constantes. 

Cómo se diagnostica la demencia senil

El diagnóstico de la demencia en general es llevado a cabo por un neurólogo, el cual además de evaluar los síntomas y los antecedentes médicos y familiares, lleva a cabo un examen físico y neurológico para evaluar el funcionamiento del sistema nervioso, así como pruebas cognitivas y neuropsicológicas para medir el deterioro en áreas como la memoria, el pensamiento y el juicio.

También se realizan análisis de sangre para descartar causas reversibles, como deficiencias vitamínicas o infecciones, y pruebas de imagen cerebral, como resonancias magnéticas o tomografías computarizadas, para buscar signos de daño cerebral.

El médico también puede evaluar el estado emocional del paciente, ya que trastornos del ánimo como la depresión pueden causar síntomas similares. Con base en estos resultados, el médico puede diagnosticar el tipo de demencia y sugerir un tratamiento adecuado.

Posibles causas

Las causas que pueden llevar al desarrollo de demencia son:

1. Enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad en la que se produce una degeneración progresiva de las neuronas del cerebro y comprometimiento de sus funciones cognitivas, como la memoria, atención, lenguaje, orientación, percepción, raciocinio y pensamiento. 

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Las causas todavía no son conocidas, pero estudios sugieren un factor hereditario, especialmente cuando se inicia en la mediana edad. Vea más sobre la enfermedad del Azheimer.

2. Demencia con origen vascular

Tiene un inicio más rápido, estando asociado a infartos cerebrales múltiples, generalmente acompañados de presión alta y un ACV.

El comprometimiento cerebral es más evidente en la atención compleja, por ejemplo, la velocidad de procesamiento en las funciones ejecutivas frontales, tales como el movimiento y de la respuesta emocional. Vea el más sobre el ACV y cómo evitarlo.

3. Demencia causada por medicamentos

Existen medicamentos que tomados con regularidad pueden aumentar el riesgo de desarrollar demencia.

Algunos ejemplos de medicamentos que puede aumentar el riesgo si son tomados con mucha frecuencia, son antihistamínicos, sedantes, antidepresivos, medicamentos utilizados para problemas del corazón o gastrointestinales y relajantes musculares.

4. Otras causas

Existen otras enfermedades que pueden conducir al desarrollo de demencia, como la demencia con cuerpos de Lewy, Síndrome de Korsakoff, enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, Enfermedad de Pick, enfermedad de Parkinson, tumores cerebrales y demencia frontotemporal.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento de la demencia varía según el tipo, por lo que el abordaje terapéutico puede incluir medicamentos como inhibidores de la acetilcolinesterasa, antidepresivos, estabilizadores del estado de ánimo o neurolépticos.

También se emplean ejercicios de fisioterapia, terapia ocupacional y orientación para la familia y los cuidadores, entre otros.

Es fundamental que la persona con demencia reciba un seguimiento médico constante y cuente con apoyo en casa. Esto no solo contribuye a mejorar su calidad de vida, sino que también facilita la aplicación del tratamiento.