Depresión infantil: qué es, síntomas, causas y tratamiento

La depresión infantil es un trastorno psicológico en niños que puede identificarse mediante síntomas como tristeza persistente, falta de interés por jugar, pérdida del deseo de ver a los amigos, dolores de cabeza o de barriga, e irritabilidad, entre otros.

Se considera que un niño tiene depresión infantil cuando presenta al menos 5 síntomas, incluyendo estado de ánimo deprimido o pérdida de interés o placer, durante un período de al menos 2 semanas, y que no sean causados por condiciones médicas.

En caso de sospecha de depresión infantil, es importante consultar a un psiquiatra especializado en infancia y adolescencia o a un pediatra para una evaluación detallada y, si es necesario, comenzar el tratamiento adecuado.

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Síntomas de depresión infantil

Los síntomas de la depresión infantil varían según la edad, siendo los principales:

Síntomas de depresión infantil de 2 a 5 años

Los principales síntomas en niños de 2 a 5 años son:

  • Irritabilidad, berrinches o llanto frecuente;
  • Falta de interés en jugar, incluso con actividades que antes disfrutaba;
  • Apego excesivo o miedo a separarse de los padres;
  • Cambios en el apetito y el peso;
  • Dificultad para dormir.

Además, el niño puede experimentar dolores de cabeza o de estómago frecuentes no relacionados con enfermedades.

Otros síntomas incluyen regresión en comportamientos, como volver a chuparse el dedo o mojar la cama.

Síntomas de depresión infantil de 6 a 12 años

En niños de 6 a 12 años, los síntomas principales son:

  • Bajo rendimiento escolar;
  • Falta de interés en socializar con amigos;
  • Volver a mojar la cama;
  • Tristeza persistente;
  • Sentimientos de aburrimiento o de no ser querido.

Otros síntomas incluyen sensación de vacío, culpa o inferioridad, facilidad para llorar, baja energía, dificultad para concentrarse o dolores corporales sin causa aparente.

El niño también puede expresar frases como "nadie me quiere", "no sé hacer nada" o "soy tonto".

La depresión infantil puede confundirse con otros trastornos como el trastorno de conducta o el trastorno oposicionista desafiante, por lo que siempre debe ser evaluada por un pediatra o psiquiatra. Sepa cómo identificar el trastorno oposicionista desafiador.

Síntomas de depresión infantil de 13 a 18 años

En adolescentes de 13 a 18 años, los síntomas más comunes son:

  • Apariencia triste;
  • Irritabilidad o enojo intensos;
  • Dificultad para dormir por la noche o dormir en exceso durante el día;
  • Miedo al fracaso o al rechazo;
  • Pérdida o aumento de peso.

Otros síntomas incluyen cambios de humor repentinos, facilidad para llorar y pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban.

Además, pueden presentarse comportamientos de riesgo o autodestructivos, e incluso pensamientos relacionados con el suicidio. Sepa cómo puede identificar el comportamiento suicida.

En caso de sospecha de depresión infantil, es importante consultar a un psiquiatra especializado en infancia y adolescencia o a un pediatra para una evaluación detallada y, si se indica, iniciar el tratamiento adecuado.

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de la depresión infantil lo realiza el psiquiatra especializado en infancia y adolescencia mediante la evaluación de los síntomas.

Además, el médico puede analizar dibujos realizados por el niño y emplear cuestionarios específicos para detectar depresión infantil.

Para descartar otras condiciones con síntomas similares, el médico podría solicitar análisis de sangre que incluyan electrolitos, hormonas tiroideas, pruebas de función hepática y tóxicas.

Posibles causas

Las principales causas de depresión infantil son:

  • Antecedentes familiares de depresión;
  • Bullying o maltrato;
  • Divorcio de los padres o conflictos entre padres e hijos;
  • Cambio de escuela;
  • Falta de contacto con los cuidadores o su fallecimiento.

Además, ciertas enfermedades crónicas como diabetes, epilepsia o esclerosis múltiple pueden contribuir.

Situaciones como abuso psicológico, emocional o sexual, la convivencia diaria con padres alcohólicos o dependientes de drogas, y el uso excesivo de redes sociales también pueden ser factores que favorezcan el desarrollo de la depresión.

Cómo es realizado el tratamiento

El tratamiento de la depresión infantil debe realizarse bajo la orientación de un psiquiatra especializado en infancia y adolescencia, con el objetivo de lograr la completa remisión de los síntomas y mejorar la calidad de vida del niño.

Los principales tratamientos para la depresión infantil son:

1. Psicoterapia

La psicoterapia para la depresión infantil es llevada a cabo por un psicólogo mediante la terapia cognitivo-conductual (TCC). Esta terapia ayuda al niño a desarrollar estrategias para manejar mejor los problemas y fomenta la creación de hábitos saludables.

Lea también: Terapia cognitivo conductual: qué es y cómo funciona tuasaude.com/es/terapia-cognitivo-conductual

2. Terapia interpersonal

La terapia interpersonal es una técnica psicoterapéutica utilizada para tratar la depresión infantil, generalmente realizada durante un breve periodo, entre 12 y 16 semanas.

Esta terapia es eficaz tanto en la fase aguda de la depresión como para prevenir la reaparición de los síntomas.

El objetivo de la terapia interpersonal es enseñar al niño habilidades para resolver problemas interpersonales y desarrollar herramientas para relacionarse mejor con otras personas.

3. Psicoeducación

La psicoeducación está especialmente indicada para niños con enfermedades crónicas, ya que les ayuda a comprender mejor su enfermedad y a aprender cómo manejarla.

4. Terapia familiar

La terapia familiar puede ser muy útil en el tratamiento de la depresión infantil, ya que permite a la familia entender mejor la condición del niño y mejorar la comunicación entre los miembros.

Además, esta terapia ayuda a los familiares a brindarle al niño la atención necesaria, demostrar apoyo y fomentar actividades que disfrute sin presionarlo.

5. Actividad física

La actividad física es un complemento fundamental en el tratamiento de la depresión infantil, ya que contribuye a reducir la ansiedad, el estrés y los síntomas depresivos.

Esto se debe a que las actividades físicas liberan endorfinas, sustancias relacionadas con el placer y el bienestar.

Se recomienda practicar al menos 30 minutos de actividad física al día, como juegos activos, deportes o montar en bicicleta, por ejemplo.

Lea también: 6 beneficios del ejercicio físico en niños tuasaude.com/es/actividad-fisica-para-ninos

6. Cambios en los hábitos de vida

Los cambios en los hábitos de vida son fundamentales para ayudar a los niños con depresión infantil e incluyen:

  • Fomentar una alimentación equilibrada.
  • Animar al niño a jugar con otros niños.
  • Limitar el tiempo de uso del celular y redes sociales.
  • Establecer una rutina de sueño saludable, evitando acostarse tarde y asegurando un sueño adecuado.

Además de estos cambios, los padres deben informar a los profesores y trabajar en conjunto con la escuela, especialmente si hay sospecha de acoso escolar (bullying). Esto facilita la reintegración del niño en las actividades escolares y sociales.

7. Uso de medicamentos

El uso de medicamentos para tratar la depresión infantil puede ser recomendado por el psiquiatra en casos graves, en niños mayores, o cuando la psicoterapia no es suficiente.

Los principales medicamentos que suelen indicarse son los antidepresivos, como fluoxetina, sertralina, citalopram o escitalopram.

Asimismo, si el niño presenta otras enfermedades, es esencial tratarlas adecuadamente y seguir estrictamente las indicaciones del médico para el uso de los medicamentos[articleLink_simple:antidepresivos]

8. Seguimiento médico regular

El seguimiento médico con el psiquiatra es crucial para el tratamiento de la depresión infantil.

Este control permite evaluar:

  • La evolución de los síntomas.
  • Si los síntomas han mejorado o reaparecido después de iniciar el tratamiento.
  • La necesidad de comenzar el uso de antidepresivos.

En caso de que el niño ya esté tomando antidepresivos, el médico debe monitorear su efectividad, ajustar la dosis si es necesario y observar posibles efectos secundarios.

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