La discalculia es un trastorno específico del aprendizaje caracterizado por la dificultad persistente para comprender los números, lo que puede llevar a la niña o niño a tener problemas para aprender matemáticas y realizar cálculos simples, como sumar o restar valores, o para comprender cuál número es mayor o menor.
Aunque no se conoce su causa específica, la discalculia suele estar asociada a otros problemas de concentración y comprensión, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o la dislexia.
Es importante consultar al pediatra siempre que la niña o niño presente síntomas de discalculia, para iniciar el tratamiento de manera temprana, desarrollando estrategias que faciliten el aprendizaje y evitar retrasos en el desarrollo escolar o problemas de ansiedad, entre otros.
Sintomas de discalculia
Los principales síntomas de la discalculia son:
- Dificultad para contar, especialmente de atrás hacia adelante.
- Retraso en el aprendizaje de la suma de números.
- Dificultad para identificar cuál número es mayor al comparar números simples, como 4 y 6.
- Incapacidad para crear estrategias para realizar cálculos, como contar con los dedos.
- Dificultad para distinguir los símbolos de las operaciones matemáticas.
- Dificultad para organizar los problemas matemáticos y completar los cálculos.
- Dificultad para asociar un número con una palabra, por ejemplo, comprender que el número 7 es lo mismo que la palabra "siete" y que ambos significan siete elementos.
- Dificultad para entender frases matemáticas como "mayor que" y "menor que".
- Evitar situaciones que requieran comprensión de números, como juegos que involucren matemáticas.
- Dificultad para estimar el tiempo y entender conceptos como velocidad y distancia.
- Dificultad extrema con cálculos más complejos que la suma.
- Evitar realizar actividades que puedan involucrar matemáticas.
Los primeros síntomas de la discalculia suelen aparecer entre los 4 y 6 años, cuando el niño comienza a aprender los números, y generalmente se diagnostica alrededor de los 7 años, cuando empieza a aprender cálculos matemáticos en la escuela.
Si no se identifica durante la infancia, la discalculia puede afectar la vida adulta, causando síntomas como una baja percepción de los números y estimaciones, dificultad para entender valores o problemas para manejar el dinero, como recibir el cambio, por ejemplo.
Cómo confirmar el diagnóstico
No existe una única prueba o examen capaz de diagnosticar la discalculia. Por eso, es fundamental consultar a un pediatra, quien debe realizar evaluaciones periódicas de las capacidades cognitivas y de cálculo del niño hasta que sea posible confirmar el diagnóstico.
Cuando se sospecha que un niño puede tener discalculia, es importante informar a los familiares y maestros para que estén atentos a posibles señales del problema. Además, se debe permitir más tiempo y espacio para que el niño realice tareas que involucren el uso de números.
Dado que las matemáticas son una de las materias que más contribuyen al desarrollo cognitivo, es fundamental identificar este problema lo antes posible para iniciar el tratamiento y evitar sentimientos de inseguridad, incertidumbre o ansiedad.
Tipos de discalculia
Existen varios tipos de discalculia, que se clasifican según las dificultades específicas que presenta la persona en relación con el procesamiento de la información numérica. Los principales tipos de discalculia son:
- Discalculia de cálculo: este tipo se refiere a las dificultades para realizar operaciones matemáticas básicas, como sumar, restar, multiplicar o dividir. Las personas con este tipo pueden cometer errores frecuentes al hacer cálculos sencillos o complejos. Los problemas matemáticos suelen comenzar en la escuela primaria y continuar a través de la secundaria y en la adultez.
- Discalculia de procesamiento numérico: este tipo afecta la capacidad para comprender los números y sus relaciones, como el orden de los números o la comparación entre ellos. Las personas con este tipo de discalculia pueden tener dificultades para contar correctamente o para comprender la secuencia numérica, así como su capacidad para utilizar el razonamiento matemático para resolver problemas.
- Discalculia visual-espacial: las personas con este tipo de discalculia tienen dificultades para comprender la disposición espacial de los números y las operaciones, lo que les dificulta leer tablas numéricas, reconocer patrones en los números o alinear los dígitos al hacer cálculos.
- Discalculia gráfica: es la incapacidad para escribir símbolos matemáticos.
- Discalculia verbal: dificultad para hablar sobre conceptos o relaciones matemáticas. Por ejemplo, una persona con discalculia verbal puede ser capaz de leer y
escribir números, pero no puede hablar sobre ellos, recordar sus nombres o reconocerlos cuando los pronuncian otros. - Discalculia ideativa o conceptual: este tipo afecta la comprensión de los conceptos matemáticos más abstractos. Las personas con discalculia ideativa pueden tener dificultades para entender el significado de operaciones matemáticas y cómo se aplican en la vida real.
- Discalculia practognóstica: las personas con discalculia practognóstica experimentan dificultades para aplicar sus conocimientos matemáticos abstractos en situaciones prácticas o acciones cotidianas. Les cuesta trabajar con cantidades concretas, volúmenes y ecuaciones en un contexto real.
Cada tipo de discalculia puede manifestarse en grados distintos y variar de una persona a otra, por lo que es importante realizar una evaluación detallada para un diagnóstico adecuado y un tratamiento personalizado
Posibles causas
La causa exacta de la discalculia aún no se conoce completamente, pero se cree que está relacionada con alteraciones genéticas en la estructura o función de áreas del cerebro asociadas con los números y los cálculos, ya que es común que este trastorno se presente en personas de la misma familia.
La discalculia generalmente está asociada con otras condiciones de salud, tales como:
- Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
- Dislexia.
- Trastorno del espectro autista.
- Trastorno del procesamiento sensorial.
Además, la discalculia también puede aparecer en la vida adulta, no estando relacionada con trastornos de aprendizaje, sino generalmente debido a daños en el cerebro que afectan las áreas relacionadas con los números, como en el caso de traumatismos o tumores cerebrales.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la discalculia debe ser realizado en conjunto por los padres, familiares, amigos y maestros, y consiste en ayudar al niño a desarrollar estrategias que le permitan superar el problema.
Para ello, es muy importante identificar las áreas en las que el niño tiene más facilidad y luego tratar de incorporarlas al aprendizaje de los números y los cálculos. Por ejemplo, si el niño tiene facilidad para dibujar, se puede pedir que dibuje 4 naranjas, luego 2 plátanos, y finalmente tratar de contar cuántas frutas ha dibujado.
Algunas ideas que deben guiar todas las tareas son:
- Usar objetos para enseñar cálculos de suma y resta.
- Comenzar en un nivel en el que el niño se sienta cómodo y avanzar lentamente hacia procesos más complejos.
- Reservar tiempo suficiente para enseñar con calma y permitir que el niño practique.
- Reducir la necesidad de memorizar.
- Hacer que el aprendizaje sea un proceso divertido y libre de estrés.
También es importante evitar pasar demasiado tiempo explicando las tareas, incluso cuando se utiliza un método divertido. Esto se debe a que pensar demasiado en la misma cosa puede frustrar al niño, lo que dificulta la memorización y todo el proceso de aprendizaje.