El dolor de hígado suele ser punzante y se localiza normalmente en la parte superior derecha del abdomen. Este dolor puede ser señal de enfermedades como infecciones, obesidad, colesterol o cáncer, pudiendo ocurrir debido a la exposición a sustancias tóxicas como alcohol, detergentes o incluso por el abuso de medicamentos.
El tratamiento del dolor en el hígado depende de la enfermedad que la origina y de los síntomas asociados; sin embargo, también puede prevenirse vacunándose contra ciertas enfermedades hepáticas, llevando una alimentación equilibrada, practicando actividad física y evitando ciertos comportamientos de riesgo como compartir jeringas o la práctica de relaciones sexuales sin protección.
Por esto, en caso de presentar dolor en el hígado es importante acudir al médico para que indique la realización de exámenes de diagnóstico, y si es necesario, oriente el tratamiento más adecuado. Vea cuáles son las pruebas para evaluar la función hepática.
Causas de dolor de hígado
Las principales causas de dolor de hígado son:
1. Hepatitis
El hígado puede ser infectado por virus o parásitos, que causan inflamación y cambios en su funcionamiento.
Los tipos más comunes de infección en el hígado son la hepatitis A, B y C, transmitidas por virus, que además de provocar dolor en el hígado, también pueden causar síntomas como pérdida del apetito, mareos y vómitos, cansancio extremo, dolor en los músculos y en las articulaciones, dolor de cabeza, sensibilidad a la luz, heces claras, orina oscura, piel y ojos amarillentos. Vea los síntomas de hígado inflamado.
Cómo tratar: el tratamiento debe ser indicado por el gastroenterólogo o hepatólogo, el cual puede variar de acuerdo al tipo de infección, pudiendo prescribir el uso de medicamentos antivirales, antibióticos o antiparasitarios, además de estar recomendado que se tenga una alimentación de fácil digestión y pobre en grasas, ya que de esta forma es posible evitar que el hígado se inflame más.
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En estas enfermedades, el sistema inmune de la persona ataca a su propio cuerpo, pudiendo también afectar el hígado, estas incluyen la hepatitis autoinmune, la cirrosis biliar primaria y la colangitis esclerosante primaria.
La hepatitis autoinmune es una enfermedad rara, en la cual el organismo ataca las células del propio hígado causando inflamación y provocando síntomas como dolor abdominal, piel amarillenta o mareos. La cirrosis biliar primaria consiste en la destrucción progresiva de los conductos biliares localizados en el hígado, y la colangitis esclerosante provoca su estrechamiento causando el surgimiento de síntomas como por ejemplo fatiga y comezón en la piel, pudiendo provocar cirrosis e insuficiencia hepática si no es debidamente tratada.
Lea también: Colangitis biliar primaria: qué es, síntomas, causas y tratamiento tuasaude.com/es/cirrosis-biliar-primariaCómo tratar: la hepatitis autoinmune tiene cura si se realiza un trasplante de hígado, que se utiliza en los casos más graves, sin embargo, la enfermedad puede ser controlada con el uso de corticoides como la Prednisona, o inmunosupresores como la Azatioprina. También se recomienda una alimentación variada y equilibrada, evitando la ingestión de alcohol y alimentos con alto contenido de grasa.
En la cirrosis biliar primaria y en la colangitis esclerosante, se utiliza el ácido ursodesoxicólico como tratamiento, siendo este una sustancia natural que produce el hígado de forma fisiológica, reduciendo la velocidad con la que la enfermedad evoluciona, evitando el surgimiento de una cirrosis. En una fase terminal, el único tratamiento que cura eficazmente la enfermedad es el trasplante de hígado.
3. Enfermedades genéticas
El dolor en el hígado también puede ser provocado por enfermedades genéticas que causan la acumulación de sustancias tóxicas en el hígado, algunas de ellas son la hemocromatosis hereditaria, que provoca acumulación de hierro en exceso en el cuerpo; la oxaluria, que lleva al aumento de ácido oxálico en el hígado, o la enfermedad de Wilson, en la que hay acumulación de cobre.
Cómo tratar: la hemocromatosis puede ser tratada evitando alimentos que contengan grandes cantidades de hierro como carnes rojas, espinacas o frijoles verdes. Vea más alimentos ricos en hierro.
En el caso de la oxaluria, se debe reducir el consumo de oxalato presente en los vegetales verde oscuro como las espinacas y en frutos secos como las nueces por ejemplo, y en los casos más graves puede causar daño a nivel renal teniendo que recurrir a la diálisis, e inclusive al trasplante tanto de hígado como del riñón.
La enfermedad de Wilson puede ser tratada reduciendo la ingesta de alimentos ricos en cobre como mejillones, o ingiriendo sustancias que se unen al cobre ayudando a eliminarlo a través de la orina como es el caso de la penicilamina o del acetato de zinc, por ejemplo.
4. Alcohol excesivo
El consumo excesivo y regular de bebidas alcohólicas puede aumentar el riesgo de desarrollar hepatitis alcohólica, en la que hay fuertes dolores abdominales, náuseas, vómitos y pérdida del apetito, por ejemplo, y en caso de no ser tratada, puede provocar graves lesiones en el hígado.
Cómo tratar: el tratamiento consiste en la suspensión de la ingestión de alcohol y el uso de medicamentos como el ácido ursodesoxicólico o fosfatidilcolina, que reducen la inflamación del hígado y alivian los síntomas. En los casos más graves, puede ser necesario un trasplante de hígado.
5. Abuso de medicamentos
La hepatitis medicamentosa es causada por la exposición a sustancias tóxicas o al uso excesivo de medicamentos como por ejemplo paracetamol, nimesulida, eritromicina o estatinas, o inclusive por reacciones alérgicas a éstas, que provocan lesiones en las células del hígado.
Cómo tratar: el tratamiento consiste en la suspensión inmediata del medicamento o de la sustancia tóxica que causa el problema y, en casos más graves, puede ser necesario el uso de corticoides hasta la normalización del funcionamiento del hígado.
6. Cáncer
El cáncer de hígado puede afectar a los hepatocitos, los conductos biliares y los vasos sanguíneos, y es generalmente muy agresivo, pudiendo provocar síntomas como dolor en el abdomen, mareo, pérdida del apetito y ojos amarillentos. Vea más síntomas de cáncer en el hígado.
Cómo tratar: generalmente es necesario recurrir a la cirugía para retirar la región del hígado afectada, pudiendo ser necesario realizar quimioterapia o radioterapia antes de hacer la cirugía para reducir el tamaño del cáncer.
7. Hígado graso
La acumulación de grasa en el hígado es común en personas con obesidad, colesterol alto o diabetes, pudiendo ser asintomáticos o provocar síntomas como dolor del lado derecho del abdomen, abdomen hinchado, mareos y vómitos.
Cómo tratar: el tratamiento para la grasa en el hígado, llamada científicamente como esteatosis hepática, consiste en la práctica regular de actividad física y en una alimentación adecuada a base de carnes blancas y verduras. Cuando hay alteración en los niveles de colesterol en la sangre, el médico puede indicar el uso de medicamentos para su control.
Vea el siguiente video los consejos de nuestra nutricionista sobre la dieta recomendada para el hígado graso:
7 mejores alimentos para limpiar el HÍGADO GRASO
14:27 | 92.521 visualizações8. Síndrome de Reye
El síndrome de Reye es una enfermedad rara que suele ocurrir más en niños que en adultos, la cual que puede ocasionar dolor en el hígado debido a que genera una rápida acumulación de grasa en este órgano, además de inflamación del cerebro. Asimismo, también puede presentarse dolor de cabeza, vómitos, somnolencia, irritabilidad, entre otros síntomas. Vea más síntomas del síndrome de Reye.
Las causas de esta afección no son completamente conocidas; no obstante, se piensa que están relacionadas con ciertos virus, como el de la gripe o la varicela, y con el uso exagerado de medicamentos como la aspirina y el paracetamol.
Cómo tratar: si el síndrome de Reye es ocasionado por un medicamento, el tratamiento se realiza mediante la interrupción del mismo, y debe llevarse a cabo en el hospital para que la persona sea monitorizada y sean administrados por vía intravenosa electrolitos y glucosa, para mantener el equilibrio del organismo, y vitamina K para evitar hemorragias.
Asimismo, el médico también puede indicar otros medicamentos para reducir la inflamación, como corticosteroides, manitol y glicerol.
El síndrome de Reye debe ser diagnosticado y tratado lo antes posible, con el objetivo de evitar complicaciones, pues si no es controlado, puede ocasionar la muerte.
Test de síntomas de problemas en el hígado
Señale a continuación los síntomas que presenta y conozca si puede tener algún problema en el hígado o qué otras enfermedades pueden estar relacionadas:
El test de síntomas es sólo una herramienta orientativa y no sirve como diagnóstico ni sustituye la consulta con un hepatólogo o médico de cabecera.
Cómo prevenir el dolor en el hígado
El dolor en el hígado puede prevenirse adoptando los siguientes cuidados:
- Beber alcohol con moderación;
- Evitar comportamientos de riesgo como por ejemplo practicar relaciones sexuales sin protección, uso de drogas, o compartir jeringas;
- Colocarse las vacunas contra el virus de la hepatitis A y B;
- Utilizar medicamentos de forma moderada, evitando interacciones medicamentosas;
- Utilizar mascarilla y proteger la piel durante el uso de productos tóxicos que pueden encontrarse en pinturas y detergentes.
Además de esto, también es muy importante practicar actividad física con regularidad y realizar una alimentación equilibrada con alimentos que ayuden a desintoxicar el hígado, como el limón o la alcachofa, por ejemplo. Vea algunos alimentos para limpiar el hígado.
Cuándo acudir al médico
Se debe acudir al médico cuando el dolor abdominal se vuelve intenso y persistente y cuando está acompañado por otros síntomas como piel y ojos amarillentos, hinchazón en las piernas, picazón generalizada en la piel, presencia de orina oscura y heces claras o con sangre, cansancio, pérdida de peso, mareos y vómitos o pérdida del apetito.
Durante la consulta, el médico puede hacer un examen físico para identificar la región donde se está produciendo el dolor, y puede realizar varias preguntas sobre otros síntomas y hábitos alimentarios, o incluso solicitar algunos exámenes como ecografía, resonancia magnética, tomografía computarizada, exámenes de sangre o biopsia hígado.