La duodenitis es la inflamación del duodeno, que corresponde a la primera porción del intestino delgado, la cual puede ser causada por infección por la bacteria Helicobacter pylori, consumo excesivo de bebidas alcohólicas o uso prolongado de medicamentos antiinflamatorios, o ser consecuencia de enfermedades gastrointestinales, como enfermedad de Crohn o enfermedad celíaca.
En algunos casos, la duodenitis no genera síntomas; sin embargo, algunas personas pueden presentar indigestión, sensación de estómago lleno, dolor y molestias abdominales, náuseas y vómitos.
Se recomienda consultar al gastroenterólogo cuando surjan signos y síntomas que posiblemente sean indicativos de duodenitis, para que sea realizado el diagnóstico, identificada la causa e iniciado el mejor tratamiento, en caso de que exista necesidad, lo que puede implicar el uso de medicamentos y cambios en los hábitos de alimentación.
Principales síntomas
Los principales síntomas de duodenitis incluyen:
- Náuseas y vómitos.
- Indigestión.
- Sensación de estómago muy lleno después de las comidas.
- Disminución del apetito.
- Molestias y dolor abdominal.
En algunos casos de duodenitis, principalmente cuando la persona es portadora de la bacteria H. pylori, hay mayor riesgo de formación de úlceras gástricas, que pueden sangrar y provocar vómitos con sangre y dolor abdominal intenso.
Lea también: Vómito con sangre (hematemesis): 11 causas y qué hacer tuasaude.com/es/vomito-con-sangreLos síntomas de la duodenitis son inespecíficos y, en ciertos casos, la persona puede no presentar síntomas.
De esta manera, es importante que el gastroenterólogo sea consultado apenas sea identificada cualquier alteración, con la finalidad de realizar exámenes para hacer el diagnóstico, identificar la causa y, de esta forma, iniciar el tratamiento adecuado.
Cómo es realizado el diagnóstico
El diagnóstico de la duodenitis es realizado por el gastroenterólogo inicialmente a partir de la evaluación de los signos y síntomas presentados por la persona. Para confirmar la inflamación del duodeno, el médico puede indicar la realización de una endoscopia digestiva alta, que es un examen de imagen que permite evaluar el esófago, el estómago y el duodeno.
Durante la realización de la endoscopia, en caso de que sean visualizadas alteraciones, el médico puede tomar una pequeña muestra de la región para que sea realizada una biopsia. Conozca cómo es realizada la endoscopia.
Aparte de la endoscopia, en ciertos casos, el médico puede recomendar la realización de otros exámenes parea identificar la causa de la duodenitis, como examen de heces o de sangre y test respiratorio de urea, siendo este examen normalmente indicado cuando hay sospecha de infección por H. pylori.
Tipos de duodenitis
La duodenitis puede ser clasificada en algunos tipos principales de acuerdo con sus características:
- Duodenitis erosiva, que es cuando son observadas heridas en el duodeno.
- Duodenitis enantematosa, que es cuando no existen heridas en el duodeno, siendo notado solo enrojecimiento.
La clasificación de la duodenitis debe ser determinada por el médico a partir de la realización de la endoscopia, pues este examen permite visualizar el duodeno detalladamente.
Principales causas
Las principales causas de duodenitis incluyen:
- Infección por la bacteria Helicobacter pylori;
- Uso prolongado y/o excesivo de medicamentos, principalmente antiinflamatorios no esteroideos, como AAS e ibuprofeno;
- Consumo excesivo de bebidas alcohólicas;
- Acidez excesiva del estómago;
- Tabaquismo;
- Cirugía previa en el tracto gastrointestinal.
Asimismo, algunas enfermedades gastrointestinales, como enfermedad de Crohn, enfermedad celíaca y el reflujo gastroesofágico pueden aumentar las probabilidades de que la persona desarrolle duodenitis.
Lea también: Enfermedad de Crohn: qué es, síntomas y tratamiento tuasaude.com/es/enfermedad-de-crohnCómo es realizado el tratamiento
El tratamiento de la duodenitis debe ser indicado por el gastroenterólogo, este dependerá causa de la inflamación, la intensidad y la frecuencia de los síntomas, como se indica a continuación:
1. Medicamentos
Algunos medicamentos que pueden ser indicados por el gastroenterólogo son:
- Antibióticos: si la duodenitis es causada por una infección por Helicobacter pylori, el médico podrá recetar antibióticos, como claritromicina, amoxicilina o metronidazol, junto con un inhibidor de la bomba de protones para erradicar la bacteria.
- Inhibidores de la bomba de protones, como omeprazol, pantoprazol o esomeprazol, para ayudar a reducir la producción de ácido gástrico, lo que permite que el duodeno se cure y disminuir la irritación.
- Antiácidos y protectores gástricos, como el sucralfato, que forma una capa protectora sobre la mucosa duodenal, ayudando a aliviar la irritación.
Es importante resaltar, que si la duodenitis está relacionada con el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs), se debe suspender su uso y sustituirlos por otros analgésicos, indicados por el médico, menos irritantes para el estómago.
2. Cambios en la dieta
Para aliviar los síntomas de la duodenitis, es fundamental hacer cambios en la dieta, como evitar el consumo de alimentos ricos en grasas y picantes, así como las bebidas con cafeína y el alcohol.
También se recomienda comer porciones más pequeñas y más frecuentes a lo largo del día, es decir, entre 4 a 6 al día, así como masticar bien los alimentos. Esto ayuda a reducir la producción de ácido y evita el sobrellenado del estómago.
Asimismo, es importante identificar los alimentos que causan mayor malestar, pues esto varía de una persona a otra, debiendo evitarlos. Por este motivo, se recomienda acudir a un nutricionista para que elabore un plan nutricional personalizado, según las necesidades y el estado de salud de la persona.
Lea también: Dieta para gastritis: alimentos permitidos y prohibidos (menú ejemplo) tuasaude.com/es/dieta-para-la-gastritis3. Cambios en el estilo de vida
Además de la alimentación, también se debe evitar el cigarrillo, ya que puede irritar aún más la mucosa gástrica y empeorar los síntomas.
Asimismo, la realización de actividad física de forma regular, como caminar, correr o nadar, por ejemplo, con intensidad moderada, también puede ayudar a mantener o reducir el peso, disminuir el estrés y la digestión.