La enfermedad de la vaca loca en humanos es una enfermedad rara neurodegenerativa que causa lesiones cerebrales graduales y definitivas, provocando síntomas como pérdida de memoria, dificultad para pensar y temblores.
Conocida científicamente como Variante de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (ECJv), la enfermedad de la vaca loca es causada por priones, proteínas anormales que se instalan en el cerebro y causan la destrucción de las células nerviosas.
La enfermedad de la vaca loca es rara en las personas; sin embargo, el consumo de carne infectada de bovinos contaminados por priones puede llevar al desarrollo de la enfermedad en los humanos.
Síntomas de la enfermedad de las vacas locas
Los principales síntomas de la enfermedad de la vaca loca son:
- Pérdida de memoria.
- Dificultad para hablar o pensar.
- Pérdida de la capacidad para realizar movimientos coordinados.
- Dificultad para caminar.
- Temblores constantes.
- Visión borrosa.
- Insomnio.
- Ansiedad y depresión.
Con la progresión de la enfermedad, la persona también puede presentar irritabilidad, alucinaciones, dificultades para tragar y ceguera.
Por lo general, las personas tardan mucho tiempo en enfermar, presentando los síntomas solo alrededor de 10 años o más después del contagio.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad de la vaca loca es realizado por el neurólogo con base en los síntomas presentados, especialmente cuando existen más casos sospechosos en la región de la persona.
Además, el médico también puede evaluar alteraciones específicas en el cerebro que pueden ser indicativas de esta enfermedad, como la señal pulvinar.
El diagnóstico también puede incluir la realización de electroencefalograma, el análisis del líquido cefalorraquídeo, la prueba de priones y exámenes genéticos, así como la resonancia magnética.
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Cómo ocurre la transmisión
La principal forma de transmisión de la enfermedad de la vaca loca es a través del consumo de carne bovina contaminada con priones.
Otras posibles formas de transmisión de la enfermedad son:
- Trasplante de córnea o piel contaminada;
- Uso de instrumentos contaminados en procedimientos quirúrgicos;
- Implantación inadecuada de electrodos cerebrales;
- Inyecciones de hormonas de crecimiento contaminadas.
Sin embargo, estas otras formas de transmisión de la enfermedad son muy raras, ya que las técnicas modernas reducen considerablemente el riesgo de usar tejidos o materiales contaminados.
No existen evidencias científicas de que la enfermedad de la vaca loca pueda transmitirse por el aire o mediante el uso de la misma ropa, los mismos vasos y utensilios de cocina, o el contacto íntimo con personas contaminadas.
Posibles complicaciones
El desarrollo de la enfermedad de la vaca loca es rápido, ya que, desde que aparecen los síntomas, la persona generalmente fallece en un período de hasta un año.
Esto sucede porque, desde el momento de la infección, la función neuronal se ve afectada, causando la pérdida progresiva de las capacidades y la creciente necesidad de que la persona permanezca en cama y dependa de otros para comer y realizar los cuidados de higiene.
Aunque aún no existe tratamiento ni cura para esta enfermedad, la persona debe ser acompañada por un médico, quien podrá indicar medicamentos, terapia nutricional y psicoterapia para aliviar los síntomas y mantener el bienestar general de la persona.