Qué es:
La enfermedad trofoblástica gestacional es un grupo de tumores raros que surgen debido al crecimiento anormal de los trofoblastos, que son células que se desarrollan en la placenta y producen la hormona hCG, pudiendo causar síntomas como dolor abdominal, sangrado vaginal, náuseas y vómitos intensos.
El tipo más común de enfermedad trofoblástica gestacional es el embarazo molar, también conocido como mola hidatiforme, que es una condición benigna. Asimismo, también existen otros tipos que son malignos, como la mola invasora, el coriocarcinoma y el tumor trofoblástico.
El tratamiento de la enfermedad trofoblástica gestacional debe ser realizado por el ginecólogo obstetra, y consiste en una cirugía para la remoción de la placenta y del tejido del endometrio, lo cual debe ser realizado lo antes posible, pues esta enfermedad puede ocasionar complicaciones, como el desarrollo de cáncer, por ejemplo.
Principales síntomas
Los principales síntomas de la enfermedad trofoblástica gestacional incluyen:
- Sangrado vaginal rojo parduzco, generalmente entre la 4.ª y 16.ª semana de gestación;
- Crecimiento rápido del útero, más de lo esperado para la edad gestacional;
- Secreción de líquido claro y con mal olor por la vagina;
- Náuseas y vómitos intensos, o hiperemesis gravídica;
- Dolor abdominal;
- Eliminación de tejido con aspecto de uva por la vagina;
- Niveles elevados de beta-hCG en la sangre, no relacionados con la gestación;
- Niveles anormalmente altos de beta-hCG en la sangre para la edad gestacional;
- Sangrado vaginal no relacionado con la menstruación;
- Sangrado vaginal por tiempo prolongado después del parto.
Asimismo, la enfermedad trofoblástica gestacional puede causar hipertiroidismo con síntomas como latidos cardíacos rápidos o irregulares, temblores, aumento de la producción de sudor, pérdida de peso o sensación de ansiedad o de irritabilidad, por ejemplo.
También pueden surgir otros síntomas debido al desarrollo de preeclampsia, como presión alta, dolor de cabeza, hinchazón de los pies y de las manos al inicio de la gestación, cansancio excesivo, falta de aire o mareos.
Es importante consultar el ginecólogo o acudir al centro de urgencias más cercano siempre que surjan síntomas de enfermedad trofoblástica gestacional, para que esta sea diagnosticada, sea identificado el tipo y sea iniciado el tratamiento más adecuado.
Cómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico de la enfermedad trofoblástica gestacional es realizado por el ginecólogo obstetra mediante la evaluación de los síntomas, examen físico y ginecológico, análisis de sangre para evaluar los niveles de beta-hCG, análisis de orina y medición de la presión arterial.
Para confirmar el diagnóstico, el médico debe solicitar una ecografía en la que es posible observar un útero con tamaño mayor de lo normal para la edad gestacional, un feto anormal o ausente, la ausencia de líquido amniótico, la presencia de masa uterina con múltiples quistes con aspecto de racimo de uva y la presencia de quistes en el ovario.
Asimismo, el médico puede solicitar una biopsia del tejido trofoblástico para identificar el tipo de enfermedad trofoblástica gestacional.
En el caso de confirmación de alteraciones malignas, pueden ser solicitados exámenes como radiografía de tórax, tomografía computarizada del abdomen o incluso punción lumbar, para evaluar si las células malignas se diseminaron a la médula espinal o cerebro. Vea cómo es realizada la punción lumbar.
Tipos de enfermedad trofoblástica gestacional
Existen varios tipos de enfermedad trofoblástica gestacional, que pueden ser benignos o malignos, e incluyen:
- Mola hidatiforme completa: es el tipo benigno más común, el cual se genera por la fertilización de un óvulo vacío, que no contiene núcleo con ADN, por uno o dos espermatozoides, con la consecuente duplicación de los cromosomas paternos y la ausencia de formación de tejido fetal, lo que ocasiona la pérdida del embrión y la proliferación del tejido trofoblástico;
- Mola hidatiforme parcial: es otro tipo benigno en el cual el óvulo normal es fertilizado por dos espermatozoides, habiendo dos ADN paternos, formación de tejido fetal anormal y, por ende, un aborto espontáneo;
- Mola invasora: es un tipo de embarazo molar más raro que los anteriores y es cancerígeno, en este puede ocurrir crecimiento e invasión de la capa muscular del útero, el miometrio, pudiendo causar rotura uterina y dar como resultado una hemorragia grave;
- Coriocarcinoma: es un tumor maligno formado a partir de células trofoblásticas, el cual puede crecer rápidamente y diseminarse al miometrio, a los vasos sanguíneos cercanos o al exterior del útero, y a otros órganos como cerebro, hígado, pulmones o riñones. La mayor parte de estos tumores se desarrollan luego de una mola hidatiforme, y pese a que es menos frecuente, también puede surgir luego de un embarazo normal o un embarazo ectópico;
- Tumor trofoblástico del sitio placentario: es un tumor maligno raro que crece lentamente y que consiste en células trofoblásticas intermediarias, las cuales persisten luego del fin de la gestación, pudiendo invadir los tejidos adyacentes o formar metástasis en la pelvis o en los pulmones.
Asimismo, existe otro tipo de enfermedad trofoblástica gestacional, el tumor trofoblástico epitelioide, que es el tipo más raro de tumor maligno, el cual puede surgir luego de un embarazo normal y diseminarse a otras partes del cuerpo, especialmente a los pulmones.
Posibles causas
Las causas de la enfermedad trofoblástica gestacional varían de acuerdo con el tipo, pudiendo ser ocasionada por la fertilización anormal de un óvulo vacío por uno o dos espermatozoides, o de un óvulo normal por dos espermatozoides, o incluso debido a alteraciones en las células trofoblásticas, que comienzan a multiplicarse de forma descontrolada.
Por lo general, existe un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad trofoblástica gestacional en mujeres menores de 20 años de edad o más de 35 años, o que ya hayan tenido mola hidatiforme anteriormente.
Cómo es realizado el tratamiento
El tratamiento de la enfermedad trofoblástica gestacional debe ser llevado a cabo bajo orientación del ginecólogo obstetra, siendo normalmente realizado un legrado uterino mediante la dilatación, la evacuación y el curetaje por succión, en el caso de la mola hidatiforme completa o parcial.
En ciertas ocasiones, el médico puede incluso recomendar la remoción del útero, principalmente si hay el riesgo de desarrollar cáncer, en caso de que la mujer no desee tener más hijos.
En el caso de enfermedades trofoblásticas gestacionales malignas, el médico puede incluso indicar el tratamiento con quimioterapia, radioterapia y cirugía.
Después del tratamiento, la persona debe tener un seguimiento por el médico y hacerse análisis con regularidad, durante alrededor de un año, para determinar si todo el tejido fue debidamente removido y si no existe algún riesgo de desarrollar complicaciones.