La eosinofilia es el aumento del número de eosinófilos en la sangre, detectándose en el hemograma un valor superior a 500 eosinófilos por µL de sangre.
Esta situación es muy común como respuesta a infecciones parasitarias o alergias; sin embargo, también puede estar asociada a enfermedades graves, como el linfoma, por ejemplo.
Los eosinófilos son células cuya función principal es defender el organismo contra agentes infecciosos, aunque su concentración en la sangre es menor en comparación con otras células de defensa del cuerpo. Conozca más sobre los eosinófilos.
Principales causas
Las causas principales de la eosinofilia son:
1. Infección por parásitos
La infección por parásitos, como la ascaridiasis, la anquilostomiasis o la estrongiloidiasis, es una de las principales causas de eosinofilia intensa.
Esto ocurre principalmente cuando los parásitos completan parte de su ciclo de vida en los pulmones, lo que provoca infiltrados pulmonares.
En estos casos, puede desarrollarse el síndrome de Loeffler, que se manifiesta con tos seca y dificultad respiratoria progresiva debido a la gran cantidad de eosinófilos en los pulmones.
Qué hacer: se recomienda realizar, además del hemograma, un examen parasitológico de heces y una medición de PCR en sangre. Vea qué indica el PCR y cuáles son sus valores normales.
Asimismo, el médico puede solicitar una radiografía de tórax para verificar la presencia de infiltrados pulmonares.
En caso de confirmarse la infección, el médico indicará el tratamiento con antiparasitarios según el tipo de infección.
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Las alergias, que pueden ser respiratorias, como el asma o la rinitis alérgica, o alergias de contacto, alimentarias o medicamentosas, pueden aumentar el número de eosinófilos en la sangre.
En estos casos, se produce una liberación del contenido de los eosinófilos al medio extracelular en un intento de combatir el agente responsable de la alergia.
Qué hacer: se debe evitar el contacto con la sustancia que causa la alergia, además de usar medicamentos antihistamínicos o corticosteroides, que ayudan a aliviar los síntomas de la alergia, según la indicación médica.
Asimismo, es importante consultar a un alergólogo para que el tratamiento sea más específico.
En algunos casos, además del hemograma, también se puede solicitar la medición de inmunoglobulina E (IgE), una proteína que se encuentra en bajas concentraciones en la sangre, pero que aumenta significativamente en las alergias. Conozca más sobre la IgE.
3. Enfermedades de la piel
Algunas enfermedades de la piel pueden tener como consecuencia un aumento en el número de eosinófilos, como en el caso de pénfigo, dermatitis granulomatosa y fascitis eosinofílica.
En la mayoría de los casos, las enfermedades de la piel se pueden identificar por medio de manchas rojas o blancas, que pueden o no originar descamación, causar dolor o comezón.
Qué hacer: en caso que exista cualquier signo de cambios en la piel, se recomienda que la persona consulte a un dermatólogo para descubrir la causa y poder iniciar el tratamiento adecuado.
4. Linfoma de Hodgkin
El linfoma de Hodgkin es un tipo de cáncer que afecta a los linfocitos, las principales células de defensa del organismo.
Este tipo de cáncer provoca síntomas como ganglios linfáticos inflamados en el cuello, pérdida de peso sin causa aparente, picazón en todo el cuerpo y fiebre alta persistente.
En el linfoma de Hodgkin, hay una gran disminución del número de linfocitos, lo que se denomina linfopenia. Para tratar de restablecer el sistema inmunológico de la persona, se produce una mayor cantidad de eosinófilos, lo que da lugar a la eosinofilia.
Lea también: Linfoma de Hodgkin: qué es, síntomas y tratamiento tuasaude.com/es/linfoma-de-hodgkinQué hacer: se debe seguir el tratamiento según las indicaciones del oncólogo, quien puede recomendar quimioterapia, terapia dirigida, inmunoterapia o radioterapia.
En algunos casos, puede ser necesario realizar un trasplante de médula ósea para restablecer la producción normal de las células sanguíneas. Vea cómo se realiza el trasplante de médula ósea.
Síntomas de eosinofilia
La eosinofilia generalmente no causa signos o síntomas y solo se detecta mediante un hemograma, en el que se observa un aumento en la cantidad de eosinófilos en la sangre.
Sin embargo, dependiendo de su causa, pueden aparecer síntomas como hinchazón abdominal, diarrea, náuseas, vómitos, cansancio o pérdida de peso, especialmente en casos de infecciones por parásitos intestinales.
Lea también: 10 síntomas de parásitos intestinales tuasaude.com/es/sintomas-de-parasitos-intestinalesValores normales
Los valores normales de eosinófilos en la sangre están entre 20 y 500 eosinófilos por µL de sangre.
Cifras superiores a 500/µL se consideran eosinofilia.
Lea también: Eosinófilos altos: qué son, qué significa (y qué hacer) tuasaude.com/es/eosinofilos-altosCómo confirmar la eosinofília
La eosinofilia puede clasificarse según su gravedad en:
El resultado del examen de eosinófilos absolutos debe ser evaluado por el médico, junto con otros parámetros del hemograma y otros exámenes de laboratorio, para llegar a una conclusión diagnóstica.
Eosinofilia relativa
La eosinofilia relativa es el aumento de la proporción de eosinófilos en relación con el recuento total de leucocitos en el leucograma, expresado en porcentaje (%).
En este caso, el valor de eosinofilia relativa es superior al 6%.
Lea también: Leucograma: valores normales, qué es y para qué sirve tuasaude.com/es/leucogramaCalculadora de eosinófilos
Introduce el resultado de tu examen en la siguiente calculadora para saber si tienes eosinofilia:
Esta calculadora es solo una herramienta de orientación y no sustituye el diagnóstico ni la consulta con un hematólogo o médico general.
Cómo entender el resultado
Cuanto mayor sea la cantidad de eosinófilos identificada en el análisis de sangre, mayor será la gravedad de la enfermedad.
Sin embargo, el resultado del hemograma debe ser evaluado junto con otros parámetros de laboratorio solicitados por el médico, para llegar a un diagnóstico y comenzar el tratamiento adecuado.
Cuando solo se observa una alteración en la cantidad de eosinófilos en el hemograma, pero no se detectan cambios en otros exámenes, puede recomendarse repetir el análisis.
De esta forma, el médico evalúa si la eosinofilia persiste y, si no es así, no se considera relevante.