La epilepsia es la actividad descontrolada y anormal de los impulsos eléctricos del cerebro, lo que causa síntomas como convulsiones, movimientos descontrolados del cuerpo, alteración de las sensaciones y pérdida de conciencia.
La epilepsia puede ser causada por traumatismo craneal, ACV, cáncer cerebral o encefalitis, por ejemplo, y puede afectar a cualquier persona de cualquier edad, incluso a bebés y a niños.
El tratamiento de la epilepsia es llevado a cabo por el neurólogo o neuropediatra mediante el uso de medicamentos anticonvulsivantes, para controlar la actividad cerebral y evitar nuevas crisis convulsivas, y, en ciertos casos, neuroestimulación o cirugía.
Principales síntomas
Los principales síntomas de epilepsia incluyen:
- Mirada fija y perdida, como si la persona estuviese desconectada del mundo;
- Sensación de hormigueo en los brazos y en las piernas;
- Alteración en la percepción de olores o sabores;
- Movimientos bruscos incontrolables de los brazos y las piernas;
- Temblores o rigidez en el cuerpo;
- Contracciones de los músculos, las cuales pueden causar mordida de la lengua;
- Incontinencia urinaria;
- Confusión o pérdida de conciencia.
Asimismo, los síntomas de la crisis epiléptica varían de acuerdo con el tipo de convulsión, dependiendo de cómo comienza la actividad cerebral anormal. En la mayor parte de los casos, una persona con epilepsia tiende a tener el mismo tipo de convulsión en todos los episodios. Vea más sobre los síntomas de la epilepsia.
¿Cuánto tiempo dura una crisis epiléptica?
Por lo general, las crisis de epilepsia duran de 30 segundos a 5 minutos; sin embargo, existen casos donde pueden permanecer hasta por media hora, pudiendo ocurrir daño cerebral en estas situaciones.
Cómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico de la epilepsia es realizado por el neurólogo o neuropediatra mediante la evaluación de los síntomas de la crisis convulsiva y los antecedentes médicos, y a través del examen físico y neurológico, donde el médico realiza pruebas de comportamiento, habilidades motoras y función mental.
Asimismo, para determinar la causa de las convulsiones y la región del cerebro afectada, el médico puede solicitar exámenes como electroencefalograma, tomografía computarizada, resonancia magnética o PET (tomografía por emisión de positrones), que evalúan la actividad cerebral o anormalidades en el cerebro.
Primeros auxilios durante una crisis epiléptica
Durante una crisis epiléptica, debe colocarse la persona acostada de lado para facilitar la respiración, y esta no debe ser movida durante las convulsiones, removiendo objetos que puedan caer o lastimar a la persona.
La crisis deberá pasar en un máximo de 5 minutos; en caso de que demore más tiempo, se recomienda llevar a la persona al centro de emergencias más cercano o llamar a una ambulancia. Conozca todo lo que debe ser realizado durante una crisis de epilepsia.
Posibles causas
La epilepsia puede afectar individuos de cualquier edad, incluso bebés o adultos mayores, y puede ser causada por los siguientes factores:
- Factores genéticos hereditarios;
- Traumatismo craneal;
- Enfermedades neurológicas, como enfermedad de Alzheimer, síndrome de West o síndrome de Lennox-Gastaud;
- Enfermedades cerebrales, como ACV, quistes o cáncer cerebral;
- Bajos niveles de azúcar en la sangre o disminución del calcio o magnesio;
- Enfermedades infecciosas, como meningitis, encefalitis viral, neurocisticercosis o infección por VIH;
- Malformación cerebral durante la gestación o daño cerebral en el nacimiento por falta de oxígeno durante el parto;
- Fiebre alta, principalmente en niños.
En ciertos casos, la causa de la epilepsia no es identificada, recibiendo el nombre de epilepsia idiopática, la cual puede ser desencadenada por factores como sonidos fuertes, flashes luminosos o estar mucho tiempo sin dormir, por ejemplo.
Generalmente, la primera crisis convulsiva ocurre entre los 2 y los 14 años de edad, y aquella que surge antes de los 2 años suele estar relacionada con defectos cerebrales, desequilibrios químicos o fiebres muy altas.
Por otra parte, las crisis convulsivas que comienzan luego de los 25 años de edad probablemente son consecuencia de un traumatismo craneal, un ACV o un tumor.
Tipos de epilepsia
La epilepsia puede ser clasificada en algunos tipos de acuerdo con el área del cerebro que tiene los impulsos eléctricos alterados y que desencadena la convulsión, siendo los principales:
1. Epilepsia focal
La epilepsia focal o parcial ocurre cuando las convulsiones son provocadas por la actividad anormal en solo un área del cerebro, siendo llamadas convulsiones focales o parciales.
Este tipo de epilepsia puede surgir con o sin pérdida de conciencia y provocar síntomas más leves, como sensación de hormigueo de las piernas o los brazos, o realización de movimientos repetitivos, como frotarse las manos, masticar, tragar o caminar en círculos, por ejemplo.
2. Epilepsia generalizada
La epilepsia generalizada provoca convulsiones que surgen cuando todas las áreas del cerebro presentan actividad eléctrica anormal, pudiendo causar crisis de ausencia y siendo muy común en la epilepsia infantil. Estas se caracterizan por mirada fija y perdida y movimientos corporales sutiles, como parpadear o morderse los labios, y pueden causar una breve pérdida de conciencia.
Lea también: Crisis de ausencia: síntomas, causas y tratamiento tuasaude.com/es/crisis-de-ausenciaOtros tipos de epilepsia generalizada son la epilepsia mioclónica, que generalmente causa espasmos repentinos o contracciones de los brazos y de las piernas, y la epilepsia tónica, que causa rigidez de los músculos de la espalda, brazos y piernas, y puede hacer que el individuo se caiga en el suelo.
Además, las convulsiones epilépticas generalizadas que ocasionan pérdida abrupta de la conciencia, rigidez del cuerpo, temblores generalizados, pérdida de control de la vejiga o mordida de la lengua, se dan en la epilepsia conocida como tónico-clónica, la cual es considerada el tipo más grave de epilepsia. Vea los principales tipos de convulsiones.
3. Epilepsia de inicio desconocido
La epilepsia de inicio desconocido se caracteriza por no saber el origen de las crisis convulsivas, sin tener certeza de si las crisis son localizadas o generalizadas.
Normalmente, este tipo de epilepsia presenta una combinación de síntomas motores y no motores, como rigidez, convulsiones rápidas y rítmicas, mirada fija y perdida o parada súbita de los movimientos, por ejemplo.
Cómo es realizado el tratamiento
El tratamiento para epilepsia debe ser indicado por el neurólogo o neuropediatra con el objetivo de controlar la actividad cerebral, disminuir la frecuencia y la intensidad de las convulsiones o evitar nuevas crisis convulsivas.
Los principales tratamientos para la epilepsia incluyen:
- Medicamentos para la epilepsia, llamados anticonvulsivos, como fenobarbital, ácido valproico o carbamazepina;
- Dieta cetogénica, pues aumenta la cantidad de grasas y reduce los carbohidratos, lo que disminuye el riesgo de tener una crisis de epilepsia;
- Practicar ejercicios físicos, de acuerdo con la recomendación médica;
- Cannabidiol, para reducir las crisis epilépticas en niños o adolescentes, cuando los medicamentos no son suficientes para mejorar las crisis.
Asimismo, en el caso de epilepsia refractaria, que no mejora con el uso de medicamentos, el médico puede indicar la neuroestimulación o la cirugía cerebral para remover el área del cerebro que está causando convulsiones.
Lea también: Dieta cetogénica: alimentos prohibidos y permitidos (con menú ejemplo) tuasaude.com/es/dieta-cetogenica¿La epilepsia tiene cura?
La epilepsia no tiene cura, pero puede manejarse a través del tratamiento indicado por el médico, con el objetivo de controlar la actividad cerebral y evitar las crisis convulsivas.
Sin embargo, existen algunos tipos de epilepsia, como la epilepsia rolándica infantil, que es una enfermedad autolimitada, es decir, puede presentar síntomas hasta la adolescencia, alrededor de los 15 años de edad, desapareciendo espontáneamente, y en estos casos se considera curada.
Cuántos años vive una persona con epilepsia
La mayoría de las personas con epilepsia puede vivir lo mismo que una persona que no tiene la enfermedad, pudiendo tener una vida normal, siempre que sea realizado el tratamiento correcto bajo orientación del neurólogo o neuropediatra para que la enfermedad esté controlada.