La escarlatina es una enfermedad contagiosa causada por la bacteria Streptococcus del grupo A, que origina síntomas como dolor de garganta, fiebre alta, enrojecimiento intenso de la lengua y piel con aspecto de lija y con comezón.
Aunque la infección con escarlatina sea mucho más común en niños en edad escolar, entre los 5 y los 15 años, también puede afectar a adultos, siendo transmitida principalmente a través de la tos y los estornudos.
La escarlatina puede causar muchas molestias y es extremadamente contagiosa; sin embargo, no es considerada una infección grave, pudiendo ser fácilmente tratada mediante el uso de un antibiótico, generalmente la penicilina.
Principales síntomas
Los síntomas más comunes de escarlatina son:
- Dolor de garganta muy intenso;
- Fiebre alta;
- Lengua roja, con coloración de frambuesa;
- Placas blanquecinas en la lengua;
- Placas blancas en la garganta;
- Enrojecimiento en las mejillas;
- Falta de apetito;
- Cansancio excesivo;
- Dolor abdominal.
Asimismo, en la piel pueden surgir manchas rojizas con una textura semejante a varias cabezas de alfiler y su aspecto incluso puede parecer una lija. Este sarpullido de la escarlatina desaparece en aproximadamente 7 días. No obstante, al cabo de 2 o 3 días, es común que la piel de la ingle, las puntas de los dedos de las manos y los dedos de los pies comience a descamarse y dure varias semanas.
¿La escarlatina es contagiosa?
Sí, la escarlatina es contagiosa y su transmisión ocurre por vía aérea, es decir, a través de la inhalación de pequeñas gotas expulsadas por la tos o un estornudo de una persona infectada.
La escarlatina, aunque es más común en niños, también puede afectar a adultos, pudiendo ocurrir hasta tres veces en la vida, ya que existen tres formas diferentes de la bacteria que causan esta enfermedad. La época en la que los niños se ven más afectados es en primavera y verano.
Los ambientes cerrados favorecen la propagación de la enfermedad, como guarderías, escuelas, oficinas, cines y centros comerciales, por ejemplo. No obstante, a pesar de que una persona pueda entrar en contacto con la bacteria causante de la enfermedad, esto no significa que la desarrolle, ya que depende de su sistema inmunitario. De esta manera, si uno de los hermanos desarrolla la escarlatina, el otro puede que solo sufra de amigdalitis, por ejemplo.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico de la escarlatina es llevado a cabo a partir de la evaluación por parte del pediatra de los signos y síntomas de la enfermedad. Además, también pueden ser solicitados exámenes de laboratorio para confirmar la infección, los cuales pueden incluir una prueba rápida para identificar la bacteria o un cultivo microbiano a partir de la saliva.
Cómo es el tratamiento
La principal forma de tratamiento de la escarlatina consiste en una inyección única de penicilina. No obstante, si existe alergia a este medicamento, o si los papás así lo prefieren, el tratamiento puede ser llevado a cabo con otro antibiótico, como la eritromicina o la amoxicilina, generalmente en forma de jarabe, el cual debe ser administrado durante 10 días.
El tratamiento de la escarlatina dura entre 7 a 10 días; sin embargo, luego de 2 a 3 días se espera que los síntomas se alivien o desaparezcan por completo. Aun así, el uso de antibiótico, si es de 10 días, debe ser mantenido hasta el final del tratamiento.
¿Qué comer durante el tratamiento?
La escarlatina puede causar un intenso dolor de garganta, así como molestias en toda la boca, razón por la cual se recomienda dar preferencia al consumo de alimentos líquidos o cremosos, idealmente fríos o a temperatura ambiente, como sopa de verduras con huevo o pollo cocido, por ejemplo. Otras buenas opciones incluyen puré, gelatina, jugo de frutas y batidos de yogur.
Los alimentos como pan, galletas y tostadas también pueden ser consumidos, siempre que antes sean remojados en leche o en té. Por otra parte, las comidas muy calientes deben ser evitadas para no agravar las molestias en la garganta.
Cómo aliviar los síntomas de forma natural
Aparte del uso de antibióticos para tratar la enfermedad, también existen otros cuidados que ayudan a aliviar los síntomas y a proporcionarle una mayor comodidad al niño, entre los cuales se incluyen:
- Bañarse con agua tibia para ayudar a aliviar la fiebre;
- Colocar compresas frías o una toalla mojada con agua fría en la frente y en las axilas para ayudar a bajar la fiebre;
- Aplicar regularmente té tibio de manzanilla o de eucalipto en la piel para refrescarla y aliviar la comezón;
- Aplicar aceites minerales o cremas hidratantes para reducir el enrojecimiento, hidratar y evitar la descamación de la piel.
Durante el tratamiento, y hasta que los síntomas desaparezcan, también se aconseja guardar reposo en casa, para que el cuerpo logre recuperarse de forma más fácil y para evitar la transmisión de la infección.
Posibles complicaciones
La escarlatina suele ser tratada fácilmente con el antibiótico indicado por el médico, siendo inusual que surjan complicaciones. No obstante, en ciertas ocasiones poco comunes puede surgir fiebre reumática, que es la lesión de las válvulas del corazón y daños en el riñón que pueden progresar a insuficiencia renal.
El tratamiento con antibióticos durante el tiempo recomendado por el médico evita el surgimiento de las principales complicaciones de esta enfermedad.