Estrés y ansiedad: síntomas, diferencias y qué hacer

El estrés y la ansiedad comparten varios síntomas físicos y psicológicos, como el aumento de la frecuencia cardíaca, temblores, boca seca, alteraciones del sueño, dificultad para concentrarse y cambios en el apetito. 

El estrés suele estar relacionado con situaciones o pensamientos que generan frustración y nerviosismo, los cuales desaparecen de manera espontánea. En cambio, la ansiedad está vinculada a preocupaciones excesivas e irracionales, angustia y sensación de peligro o incertidumbre, siendo un síntoma más común en trastornos psiquiátricos como la depresión.

Además, mientras el estrés puede actuar como un mecanismo de adaptación para enfrentar situaciones difíciles, la ansiedad suele interferir en la vida diaria, afectando la capacidad de la persona para funcionar adecuadamente en su entorno social y profesional. En casos crónicos, puede requerir intervención terapéutica o médica para su manejo efectivo

Síntomas del estrés o ansiedad

Los síntomas comunes tanto físicos como psicológicos del estrés y la ansiedad son:

• Corazón y respiración acelerada;

• Sudoración, principalmente en las manos;

• Temblores y mareos;

• Boca seca;

• Sensación de nudo en la garganta o que la voz no sale;

• Morderse la uñas;

• Ganas frecuentes de orinar y dolor de barriga o en la boca del estómago.

Sin embargo, cuando estos síntomas son frecuentes pueden surgir otros, que incluyen:

Los síntomas de la ansiedad suelen surgir principalmente cuando es necesario exponer, como en presentaciones de trabajos o reuniones, por ejemplo, pudiendo haber síntomas días antes debido a la preocupación excesiva de la opinión de las otras personas e imaginarse varios escenarios al momento de la presentación. Vea cuáles son los síntomas de ansiedad.

Por otro lado, los síntomas de estrés pueden producirse como consecuencia de situaciones del día a día, como presión en el trabajo, tráfico, falta de tiempo para el ocio y problemas familiares.

Cómo se diferencia entre el estrés y la ansiedad

Los síntomas del estrés tienden a desaparecer en pocas horas una vez que se elimina el factor desencadenante, los de la ansiedad pueden persistir, incluso después de que el elemento que originó la respuesta haya sido eliminado.

Qué hacer para aliviar los síntomas

Para aliviar los síntomas de estrés y ansiedad, y evitar nuevas crisis, es importante adoptar medidas que puedan ayudar a relajar y promover la sensación de bienestar, como practicar actividad física, meditar, realizar técnicas de respiración y/o tomar un té con propiedades calmantes, como el té de manzanilla o de valeriana, por ejemplo. 

Por otro lado, cuando el estrés y/o ansiedad son frecuentes o los síntomas no se alivian con estas medidas caseras, es importante consultar al psicólogo, pues de esta forma es posible identificar los factores que causan al surgimiento de los síntomas e indicar el tratamiento adecuado.

En algunos casos, puede ser también necesario consultar al psiquiatra para que evalúe la necesidad del uso de medicamentos, como alprazolam o diazepam. Conozca otros medicamentos para la ansiedad.

Vea en el siguiente video más consejos para aliviar los síntomas de estrés y de ansiedad:

Posibles consecuencias del estrés y ansiedad

Las consecuencias del estrés y la ansiedad son:

• Alteraciones gastrointestinales, en que puede haber diarrea o estreñimiento;
• Inflamación del intestino, aumentando el riesgo de síndrome de colon irritable;
• Aumento de peso y de la grasa abdominal, en algunos casos, lo que resulta en alteraciones de los niveles de colesterol, triglicéridos y presión arterial, aumentando el riesgo de síndrome metabólico. Conozca qué es el síndrome metabólico y cuál es el tratamiento;
• Desarrollo de úlcera en el estómago, ya que puede haber mayor producción de ácido en el estómago, causando inflamación constante en la zona;
• Gastritis, que corresponde a la inflamación crónica de la pared del estómago que puede ser causada por estrés crónico;
• Disminución del funcionamiento del sistema inmunológico, que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades infecciosas.

Además, en algunos casos, cuando el estrés y la ansiedad son crónicos, es posible que las uñas sean más frágiles y quebradizas, la piel tenga una apariencia más reseca y se note una mayor caída de cabello.