Qué es:
La fatiga muscular es una situación que se produce cuando existe una sobrecarga en el músculo, es decir, cuando se realiza un esfuerzo físico superior al normal, lo que se traduce en dolor muscular, debilidad y disminución del rendimiento, en el caso de la actividad física, por ejemplo.
Esta situación es muy común que ocurra después de una actividad física intensa y por la falta de descanso entre un entrenamiento y otro, pero también puede ocurrir por una deficiencia de minerales o como consecuencia de una diabetes descompensada o de alguna alteración renal.
Por este motivo, si la fatiga muscular dura más de 1 semana y se acompaña de otros signos y síntomas, es importante consultar a un médico general para que indique la realización de exámenes que ayuden a identificar la causa de la fatiga muscular e indicar el tratamiento más adecuado.
Principales síntomas
Los síntomas de la fatiga muscular son:
- Debilidad muscular, que puede dificultar la realización de actividades sencillas de la vida cotidiana, como sujetar un objeto, mantener el brazo recto, caminar o estar de pie durante mucho tiempo, por ejemplo;
- Dolor localizado;
- Temblores;
- Respiración rápida y superficial;
- Calambres musculares.
En el caso de que ocurra durante la realización de alguna actividad física, puede haber disminución de la fuerza y de la intensidad, disminuyendo así el rendimiento.
Causas de fatiga muscular
Las causas más comunes de fatiga muscular son:
1. Actividad física intensa
La práctica de actividad física intensa, especialmente cuando no se está acostumbrado a realizar ejercicios, cuando el entrenamiento es nuevo o cuando no se descansa lo suficiente entre un entrenamiento y otro, puede sobrecargar los músculos y provocar fatiga muscular.
Qué hacer: es importante practicar actividad física de acuerdo con la orientación de un profesional de educación física, así como descansar entre los entrenamientos para asegurar la recuperación muscular y evitar la fatiga.
Además, hacer ejercicios de calentamiento al inicio y estiramientos al final del entrenamiento también puede ayudar a prevenir y a combatir la fatiga muscular y promover la recuperación muscular más rápidamente. Conozca otras estrategias para aliviar la fatiga muscular.
2. Falta de minerales
Una de las principales causas de la fatiga muscular, sobre todo cuando aparece con mucha frecuencia, es la falta de minerales importantes en el organismo, como el potasio, el magnesio o el calcio. Estos minerales son esenciales para los músculos, debido a que permiten que las fibras musculares se contraigan y se relajen.
Por este motivo, cuando se presenta una deficiencia de alguno de estos micronutrientes, los músculos tienen mayor dificultad en funcionar correctamente y tienden a sufrir de mayor fatiga.
Qué hacer: es importante aumentar el consumo de alimentos que sean ricos en calcio, potasio y magnesio. No obstante, en caso de que el problema no mejore, se recomienda consultar a un médico general para que indique la realización de un examen de sangre que permita confirmar el diagnóstico y así iniciar el uso de suplementos nutricionales. Vea alimentos ricos en magnesio, calcio y potasio.
3. Anemia
Los músculos necesitan oxígeno para funcionar correctamente, por lo que una disminución en la cantidad de glóbulos rojos, enfermedad conocida como anemia, también puede ocasionar fatiga muscular, pues de esta forma los músculos no reciben la cantidad de oxígeno suficiente.
Como la anemia normalmente se desarrolla de forma lenta y progresiva, es posible que síntomas como fatiga muscular, cansancio y falta de aire surjan incluso antes de que sea realizado el diagnóstico.
Qué hacer: si sospecha que padece anemia, debe consultar un médico general para que indique la realización de un examen de sangre que permita diagnosticar la enfermedad. El tratamiento varía según el tipo de anemia, pero por lo general el médico indica la ingesta de suplementos de hierro. Vea cómo identificar la anemia y cómo se realiza el tratamiento.
4. Diabetes
La diabetes causa un aumento en el nivel de azúcar en la sangre, el cual puede afectar la sensibilidad de los nervios a largo plazo. En estos casos, las fibras musculares que están unidas a los nervios afectados tienden a debilitarse o dejan de funcionar, lo que reduce en gran medida la fuerza de los músculos y provoca fatiga.
Qué hacer: esta afección es más común en personas que poseen diabetes y no siguen el tratamiento de forma adecuada, siendo importante seguir las orientaciones del endocrinólogo en cuanto a la medicación y la alimentación para mantener controlado el azúcar en la sangre. Vea qué puede comer un diabético.
5. Problemas cardíacos
Algunos problemas cardíacos, especialmente la insuficiencia cardíaca, pueden causar una disminución en el flujo de sangre oxigenada a través del cuerpo, lo que también reduce la cantidad de oxígeno que llega a los músculos. En estos casos, es común sentir un cansancio excesivo, incluso sin hacer ejercicio, y dificultad para respirar. Conozca qué otros síntomas pueden indicar problemas en el corazón.
Qué hacer: cuando sospeche problemas cardíacos, se recomienda consultar a un cardiólogo para que indique la realización de algunos exámenes que permitan evaluar la función cardíaca, como un electrocardiograma o un ecocardiograma, por ejemplo, para identificar si el corazón está funcionando correctamente.
6. Enfermedades renales
Cuando los riñones no funcionan bien, puede surgir un desequilibrio hidroelectrolítico en el organismo, haciendo con que las concentraciones de minerales como el calcio, magnesio o potasio se vean afectadas y esto a su vez se refleje en el trabajo de los músculos, provocando una disminución de la fuerza y un aumento de la fatiga en general.
Qué hacer: si hay antecedentes familiares de enfermedad renal o si se sospecha que este puede ser el problema, se recomienda consultar a un nefrólogo para identificar si existe alguna enfermedad renal e iniciar el tratamiento más adecuado.
Cuándo acudir al medico
Es importante consultar a un médico general cuando la fatiga se mantiene durante 1 semana o más, principalmente si no surge asociado a alguna actividad física o al haber realizado algún esfuerzo extra, como limpiar, por ejemplo.
En estos casos, el médico evaluará los síntomas presentes y podrá solicitar otras pruebas para identificar el problema e iniciar el tratamiento más adecuado.