La flebitis es la inflamación de la capa interna de los vasos sanguíneos más superficiales, siendo más común que aparezca en las venas de las piernas, tobillos y pies, aunque puede ocurrir en cualquier vena del cuerpo, causando síntomas como hinchazón, enrojecimiento en la piel y dolor en el área afectada.
Esta inflamación puede ocurrir debido a daños en la vena, como traumatismos, cirugías, uso de catéteres para administrar medicamentos o irritación de la vena después de la inyección de medicamentos, pero también puede surgir debido a cambios en la circulación sanguínea, lo que puede favorecer la formación de coágulos dentro de la vena, en cuyo caso se denomina tromboflebitis.
El tratamiento de la flebitis debe ser realizado por un angiologista o médico general, según la gravedad de la inflamación, pudiendo incluir reposo, uso de medias elásticas, aplicación de compresas y medicamentos antiinflamatorios, o, si es necesario, medicamentos anticoagulantes.
Síntomas de la flebitis
Los principales síntomas de la flebitis son:
- Dolor al palpar la región;
- Hinchazón y enrojecimiento local;
- Aumento de la temperatura de la piel en la zona afectada;
- Sensación de pesadez o adormecimiento en el miembro afectado;
- Venas resaltadas, similares a estrías rojas;
- Cordón endurecido debajo de la piel, que puede sentirse al palpar;
- Fiebre, en algunos caso.
Es importante consultar al médico angiólogo siempre que aparezcan síntomas de flebitis, para realizar exámenes, establecer un diagnóstico, identificar el tipo de flebitis e iniciar el tratamiento más adecuado.
¿Cuál es la diferencia de flebitis con la tromboflebitis?
La flebitis es la inflamación de la pared de un vaso sanguíneo superficial o profundo, pero no implica la formación de un coágulo. Sin embargo, esta inflamación puede dificultar el flujo sanguíneo en la región y causar la acumulación de plaquetas en la pared del vaso sanguíneo y la formación de coágulos.
De esta manera, cuando existe la inflamación del vaso sanguíneo y la formación de un coágulo al mismo tiempo, se llama tromboflebitis. Conozca más sobre los síntomas de la tromboflebitis.
Cómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico de la flebitis lo realiza el angiologista o médico general a través de la evaluación de los síntomas, el examen físico de la región afectada, el historial médico y el historial familiar de enfermedades circulatorias y cardiovasculares.
Además, el médico puede solicitar un análisis de sangre de dímero D para evaluar la coagulación sanguínea, y exámenes de imagen como ecografías, eco-Doppler o tomografías computarizadas, que ayudan a confirmar el diagnóstico y descartar otras condiciones con síntomas similares, como la tromboflebitis o la trombosis venosa profunda. Sepa cómo se realiza el eco-Doppler.
Tipos de flebitis
La flebitis puede clasificarse en diferentes tipos según la ubicación de los vasos sanguíneos afectados, siendo los principales:
- Flebitis superficial: este tipo afecta la pared de las venas más superficiales, cerca de la superficie de la piel, lo que lleva a la aparición de síntomas más evidentes y fáciles de tratar. Sin embargo, puede llevar a la aparición de infecciones o heridas en la piel, e incluso infecciones en la sangre;
- Flebitis profunda: ocurre cuando la inflamación afecta a venas más grandes y profundas, especialmente en las piernas.
Tanto la flebitis superficial como la profunda pueden reducir la circulación sanguínea en el lugar, lo que favorece la acumulación de plaquetas dentro del vaso sanguíneo y la formación de coágulos, conocida como tromboflebitis venosa superficial o trombosis venosa profunda (TVP)
Estos coágulos pueden desprenderse del vaso sanguíneo y llegar a los pulmones, causando una embolia pulmonar, una condición grave que puede poner en peligro la vida. Sepa cómo identificar los síntomas de embolia pulmonar.
Posibles causas
La flebitis es causada por una inflamación en la pared del vaso sanguíneo debido a traumas, infecciones, disminución del flujo sanguíneo o irritación del vaso sanguíneo, por ejemplo.
Algunos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar flebitis, como:
- Antecedentes de enfermedades tromboembólicas venosas;
- Uso de un catéter intravenoso durante más de 48 horas;
- Administración de medicamentos intravenosos que pueden irritar la vena, como antibióticos o cloruro de potasio;
- Falta de movimiento en las piernas, que puede ser consecuencia de una cirugía o un largo viaje en coche, autobús o avión;
- Lesiones en brazos o piernas;
- Traumatismos en la vena, como cirugías o fracturas óseas;
- Obesidad y sedentarismo;
- Hábito de fumar;
- Deshidratación;
- Várices en las piernas;
- Trombofilia;
- Infección generalizada;
- Cáncer;
- Embarazo;
- Terapia de reemplazo hormonal con estrógenos o uso de píldoras anticonceptivas combinadas.
La flebitis puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, siendo las piernas, los pies y los brazos las áreas más afectadas, ya que son más propensas a sufrir pequeñas lesiones y a la formación de várices.
Otra área que puede verse afectada es el órgano sexual masculino, ya que la erección puede causar traumas en los vasos sanguíneos y alteraciones en la circulación sanguínea en la región, aumentando el riesgo de coagulación y dando lugar a una condición llamada tromboflebitis de la vena dorsal superficial del pene."
Cómo es el tratamiento
El tratamiento de la flebitis debe ser dirigido por el angiologista o el médico general de acuerdo con el tipo de flebitis, la gravedad de los síntomas y las enfermedades asociadas.
Los principales tratamientos para la flebitis son:
1. Uso de medias de compresión
En el caso de la flebitis superficial, el médico puede recomendar el uso de medias elásticas de compresión para ayudar a mejorar la circulación sanguínea, facilitar el retorno de la sangre al corazón, reducir la hinchazón de la pierna y aliviar el dolor.
El uso de estas medias elásticas de compresión debe ser prescrito por el médico de manera individualizada. Es importante retirar las medias por la noche y reemplazarlas cada 6 meses, ya que pierden compresión con el lavado regular.
2. Elevar el miembro afectado
Elevar el miembro afectado por encima del nivel del corazón ayuda a reducir la hinchazón, mejorar la circulación sanguínea y el suministro de oxígeno a los tejidos, y evita la formación de coágulos dentro del vaso sanguíneo. Esta acción se puede realizar durante 30 minutos, tres o cuatro veces al día.
En casos de flebitis superficial, se recomienda elevar el brazo si la flebitis ha ocurrido en una vena del brazo, o mantener la pierna elevada siempre que sea posible cuando esté en reposo o sentado, realizando movimientos con los pies. Sin embargo, no se debe descansar durante períodos prolongados, ya que esto puede aumentar el riesgo de desarrollar coágulos en el vaso sanguíneo.
Otra medida recomendada por el médico para la flebitis superficial es realizar pequeños paseos para evitar la formación de coágulos en los vasos sanguíneos y aplicar compresas tibias en la región afectada para ayudar a aliviar los síntomas.
3. Uso de medicamentos
El médico puede recetar medicamentos, como antiinflamatorios, para ayudar a aliviar los síntomas de la flebitis superficial, o incluso medicamentos antiagregantes plaquetarios, como el ácido acetilsalicílico, para reducir el riesgo de formación de coágulos en la vena.
En el caso de la flebitis profunda, el tratamiento se realiza con hospitalización y el uso de medicamentos anticoagulantes, como heparina, warfarina o rivaroxabán, por ejemplo, que reducen la formación de trombos, previniendo complicaciones cardíacas o pulmonares.
En casos graves, el médico puede usar medicamentos trombolíticos, como estreptoquinasa, alteplasa o tenecteplasa, para disolver coágulos sanguíneos, recomendados en situaciones de emergencia en el hospital.
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Después de iniciar el tratamiento en el hospital, este puede continuar en casa y puede durar entre 3 y 6 meses, dependiendo de la gravedad del caso presentado.
Cuidados durante el tratamiento
Durante el tratamiento de la flebitis, es importante seguir estos cuidados:
- Tomar los medicamentos correctamente y en los horarios establecidos por el médico:
- Usar las medias de compresión recomendadas por el médico;
- Realizar chequeos médicos periódicos y los exámenes solicitados por el médico;
- Practicar actividad física regular según la orientación médica;
- Evitar fumar o dejar de fumar;
- Mantener un peso saludable;
- Evitar permanecer acostado o inmóvil durante períodos prolongados, especialmente en viajes, durante el embarazo, después del parto o durante la hospitalización;
- Evitar estar sentado por mucho tiempo sin mover las piernas, como trabajar largas horas sentado;
- Evitar el uso de anticonceptivos orales en mujeres con riesgo aumentado de problemas de coagulación.
Además, al tomar anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios prescritos por el médico, se puede aumentar el riesgo de sangrado. Por lo tanto, es importante comunicar al médico si se experimenta sangrado nasal, presencia de sangre en la orina o heces, o un aumento de hematomas en el cuerpo, ya que puede ser necesario ajustar la dosis del medicamento.