Qué es:
La glomerulonefritis es la inflamación del glomérulo, que es la estructura de los riñones encargada de filtrar la sangre, eliminando las toxinas y sustancias que se encuentran en exceso en el organismo a través de la orina. Esta inflamación puede ser causada por una infección con bacterias, virus o ser consecuencia de diabetes, enfermedades autoinmunes o hipertensión, por ejemplo.
A medida que el glomérulo se inflama, se pueden notar síntomas como hinchazón de la cara, orina más oscura, disminución de la cantidad de orina, debilidad, pérdida del apetito y aumento de la presión arterial.
La glomerulonefritis, también llamada nefritis, debe ser investigada y confirmada por un nefrólogo. A la hora de confirmar el diagnóstico, el médico debe indicar el tratamiento más adecuado, que puede implicar el uso de medicamentos, cambio de hábitos alimentarios y, en los casos más graves, diálisis o trasplante renal.
Principales síntomas
Los principales síntomas de la glomerulonefritis son:
- Hinchazón del rostro y/o de las piernas;
- Disminución de la cantidad de orina;
- Orina más oscura y con espuma, debido a la presencia de proteínas y sangre, en algunos casos;
- Debilidad;
- Cansancio excesivo;
- Aumento progresivo de la presión arterial;
- Somnolencia;
- Malestar general;
- Pérdida del apetito;
- Náuseas.
Por lo general, cuando la glomerulonefritis es aguda, es decir, se desarrolla rápidamente, no se notan signos ni síntomas, sin embargo, a medida que los glomérulos se van inflamando más se pueden notar síntomas, los cuales deben ser evaluados por el médico para iniciar el tratamiento inmediatamente después.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico de glomerulonefritis debe ser realizado por el nefrólogo o urólogo inicialmente a partir de los signos y síntomas que presente la persona.
Además, para confirmar el diagnóstico e identificar la causa de la glomerulonefritis, el médico puede recomendar la realización de un análisis de orina y de sangre, además de recomendar también una biopsia renal, en algunos casos, y pruebas de imagen como ecografía y/o tomografía computarizada.
Tipos de glomerulonefritis
La glomerulonefritis puede ser clasificada en algunos tipos de acuerdo con el tiempo en que se desarrolla la enfermedad en:
- Glomerulonefritis aguda, cuando la enfermedad se desarrolle rápidamente, ocurriendo normalmente debido a la infección por virus o bacterias o alteraciones autoinmunes;
- Glomerulonefritis crónica, cuando la enfermedad evoluciona lentamente a lo largo del tiempo, siendo normalmente debido a las enfermedades crónicas, como diabetes y hipertensión arterial;
Además de esto, de acuerdo con la causa, la glomerulonefritis puede clasificarse en:
- Glomerulonefritis primaria, cuando es causada por alteraciones que ocurren directamente en los riñones;
- Glomerulonefritis secundaria, que ocurre como consecuencia de enfermedades que afectan otras partes del cuerpo.
Es importante que el tipo de glomerulonefritis sea identificado por el nefrólogo para poder identificar el tratamiento más adecuado y así poder promover la calidad de vida y prevenir complicaciones, como la insuficiencia renal aguda o la insuficiencia renal crónica.
Posibles causas
La glomerulonefritis puede ser causada por varias situaciones, siendo las principales:
- Enfermedades crónicas como diabetes y presión arterial alta;
- Infección con bacterias, como estreptococos y estafilococos, que comúnmente causan infecciones de garganta y piel;
- Infección parasitaria, como Plasmodium sp., responsable de la malaria;
- Infección por virus, como el VIH y los virus de la hepatitis B y C, por ejemplo;
- Enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico;
- Uso excesivo de medicamentos, como analgésicos, antiinflamatorios y diuréticos, por ejemplo.
Identificar la causa de la glomerulonefritis es fundamental para que el médico recomiende el mejor tratamiento que ayude a prevenir complicaciones.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la glomerulonefritis puede variar según el tipo, la causa y la gravedad de la inflamación del glomérulo. En algunos casos, el médico puede recomendar únicamente un seguimiento periódico de la persona, además de modificar los hábitos alimentarios, como reducir el consumo de alimentos ricos en proteínas, sodio y potasio.
También puede estar indicado el uso de medicación según la causa, como medicamentos para regular la presión arterial, diuréticos y/o corticoides. En casos más severos, puede estar indicado realizar hemodiálisis, diálisis peritoneal o trasplante de riñón.