Hemodiálisis: qué es, cómo funciona y posibles riesgos

Qué es:

La hemodiálisis es un tipo de tratamiento que tiene como objetivo sustituir el trabajo de los riñones cuando no están funcionando correctamente, filtrando la sangre y removiendo el exceso de toxinas, sales minerales y líquidos.

Este tipo de tratamiento debe ser indicado por el nefrólogo y normalmente se realiza en personas con insuficiencia renal, debiendo realizarse en el hospital o en clínicas de hemodiálisis.

El tiempo y frecuencia de las sesiones de hemodiálisis pueden variar de acuerdo a la gravedad del compromiso renal, pudiendo indicarse sesiones de 4 horas, 3 a 4 veces por semana.

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Para qué sirve

La hemodiálisis se realiza de acuerdo a la orientación del nefrólogo y tiene como objetivo de filtrar la sangre, eliminando sustancias tóxicas, como la urea; el exceso de sustancias minerales, como sodio y potasio; y filtrando el exceso de agua del organismo. 

Indicaciones de hemodiálisis

Debido a que la hemodiálisis sustituye el trabajo que realiza el riñón, esta puede ser indicada cuando hay una insuficiencia temporal o permanente de los riñones que puede suceder debido a situaciones como:

  • Infecciones graves o generalizadas;
  • Enfermedades autoinmunes no controladas como lupus;
  • Enfermedades cardíacas o renales descompensadas;
  • Uso inadecuado de medicamentos;
  • Consumo excesivo de toxinas, como alcohol o drogas.

Además, otros problemas crónicos como diabetes, presión alta o colesterol alto también pueden resultar en insuficiencia y pérdida de la función renal, especialmente si no se tratan de manera adecuada. 

Conozca más sobre la insuficiencia renal y cuáles son los síntomas que pueden surgir.

Cómo funciona

La hemodiálisis se realiza mediante el uso de un aparato llamado dializador, en el cual circula la sangre y pasa por un filtro que elimina las sustancias que se encuentran circulando en exceso y pueden ser perjudiciales para el organismo. 

La sangre que va a ser filtrada sale a través de un catéter insertado dentro de los vasos sanguíneos. Después de la filtración, la sangre limpia, sin toxinas y con menos líquidos, retorna a la circulación sanguínea a través de otro catéter. 

En las personas que necesitan hemodiálisis frecuentemente, es posible realizar una pequeña cirugía para unir una vena a una arteria, formando así una fístula arteriovenosa, la cual se torna un vaso con alto flujo de sangre y alta resistencia a las punciones repetidas, facilitando el procedimiento. 

¿La hemodiálisis se realiza durante toda la vida?

En los casos en que existe una insuficiencia renal crónica, en que los riñones ya no funcionan de forma adecuada, el tratamiento de sustitución de los riñones debe mantenerse durante toda la vida o hasta que sea realizado un trasplante renal. 

No obstante, existen casos de insuficiencia renal aguda en los que los riñones pierden de forma súbita y temporal sus funciones, como en el caso de una infección grave, intoxicación por medicamentos o una complicación cardíaca, por ejemplo, donde puede ser necesario sólo una o algunas sesiones de diálisis hasta que los riñones vuelvan a funcionar de forma normal. 

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¿Las personas en hemodiálisis necesitan tomar medicamentos?

La hemodiálisis no sustituye por completo la función de los riñones y, además, algunas vitaminas se pierden durante la diálisis. Por esta razón, el nefrólogo podrá indicar el tratamiento con reposición de calcio, vitamina D, hierro, eritropoyetina y antihipertensivos, los cuales ayudan a controlar la presión arterial.

Asimismo, es necesario que la persona tenga cuidados con la alimentación, controlando el consumo de líquidos, sales y escogiendo correctamente los tipos de alimentos consumidos a diario, puesto que la hemodiálisis tiene día y hora programada. Debido a esto, se recomienda también el seguimiento con un nutricionista. 

Riesgos y complicaciones de la hemodiálisis

En la mayoría de las sesiones de hemodiálisis el paciente no sentirá ninguna incomodidad, no obstante, algunas veces pueden surgir algunas complicaciones, como:

  • Dolor de cabeza;
  • Calambres;
  • Caída de la presión arterial;
  • Reacciones alérgicas;
  • Vómitos;
  • Temblores;
  • Desequilibrio de los electrólitos de la sangre;
  • Convulsiones.

Asimismo, puede haber pérdida de la fístula, ocasionando obstrucción del flujo sanguíneo. Para evitar que esto ocurra, se recomienda tener algunos cuidados, como no medir la presión, no retirar sangre ni aplicar medicamentos en el brazo con la fístula. 

En caso de que surjan hematomas en la zona, se recomienda aplicar compresas frías en el día y compresas tibias en los días siguientes. Además, en caso de que se sienta que el flujo en la fístula esta disminuyendo, es necesario contactar al médico o enfermero acompañante, puesto que es un signo de mal funcionamiento.