La hepatitis B es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la hepatitis B (VHB), que provoca alteraciones en el hígado y puede causar la aparición de signos y síntomas agudos como fiebre, mareos, vómitos, ojos y piel amarillenta. En caso de que la enfermedad no sea identificada y tratada, esta puede evolucionar a una fase crónica, que puede ser asintomática o caracterizarse por un grave compromiso del hígado, generando cirrosis y cambios en su funcionalidad.
La hepatitis B es considerada como una infección de transmisión sexual (ITS), ya que el virus puede encontrarse en la sangre, el semen o las secreciones vaginales, pudiendo transmitirse fácilmente de una persona a otra durante las relaciones sexuales sin protección. Por lo que para evitar su contagio se recomienda el uso de preservativo y la vacunación.
El tratamiento de la hepatitis varía de acuerdo a la fase de la enfermedad, si es aguda se recomienda reposo, hidratación y cuidados con la dieta, mientras que si es crónica el tratamiento puede realizarse con medicamentos prescritos por el hepatólogo, infectólogo o médico general.
Principales síntomas
El período de incubación de la hepatitis B es de 2 a 6 meses, por lo que los signos y síntomas de la hepatitis B aguda pueden aparecer 1 a 3 meses después del contagio. Los síntomas iniciales son:
- Náuseas;
- Vómitos;
- Cansancio;
- Fiebre baja;
- Falta de apetito;
- Dolor abdominal;
- Dolor en las articulaciones y en los músculos.
Los signos como el color amarillento en la piel y los ojos, la orina oscura y las heces claras significan que la enfermedad está evolucionando, causando lesiones a nivel del hígado. En la hepatitis B crónica, la mayoría de los pacientes no manifiestan ningún síntoma, pero el virus continúa en el organismo y puede transmitirse de la misma forma.
Cómo se contagia el virus de la hepatitis B
El virus de la hepatitis B puede ser transmitido por el contacto con sangre y otras secreciones corporales como semen, secreciones vaginales y la leche materna. Por lo que la transmisión puede ocurrir a través de:
- Contacto directo con la sangre y secreciones de un individuo contagiado;
- Relaciones sexuales sin protección, es decir sin condón;
- Uso de material contaminado con sangre o secreciones, como es el caso de jeringas reutilizadas para el uso de drogas, o agujas y otros instrumentos usados para realizar tatuajes o acupuntura, material utilizado para la realización de piercings;
- Compartir objetos de higiene personal como afeitadoras e instrumentos de manicura o pedicura;
- Durante el parto normal o la lactancia, a pesar de ser poco frecuente.
A pesar de que puede ser transmitido a través de la saliva, por lo general no se transmite a través de besos o al compartir cubierto, debido a que es necesario que haya una herida en la boca, un afta, o una enfermedad periodontal para que esto ocurra.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico de la hepatitis B puede realizarse mediante un análisis de sangre para detectar la presencia del virus de la hepatitis B y la cantidad en que se encuentra en la sangre, siendo estos datos de gran importancia para que el médico pueda indicar el mejor tratamiento.
Además de esto, el médico podrá indicar la realización de exámenes que permitan evaluar el funcionamiento del hígado, siendo solicitado un perfil hepático que cuantifique las enzimas hepáticas como la transaminasa glutámico-oxalacética, también llamada aspartato aminotransferasa (TGO/AST); la transaminasa glutámico-pirúvica, también llamada alanina aminotranferasa (TGP/ALT); la enzima gamma-glutamil transferasa (gamma-GT); y la bilirrubina total y fraccionada. Conozca otros exámenes que evalúan el hígado.
Para identificar la presencia del virus en la sangre, se realiza la búsqueda de los antígenos (Ag) y anticuerpos (Anti) en la sangre, dando como posibles resultados:
- HBsAg reactivo o positivo: infección por el virus de la hepatitis B;
- HBeAg reactivo: alto grado de replicación del virus de la hepatitis B, que significa que el riesgo de transmisión del virus es mayor;
- Anti-HBs reactivo: cura o inmunidad contra el virus, en casos donde el individuo fue vacunado contra la hepatitis B;
- Anti-HBc reactivo: exposición previa al virus de la hepatitis B.
La biopsia hepática también puede utilizarse para ayudar en el diagnóstico, evaluar el compromiso del hígado, prever la evolución de la enfermedad y la necesidad de tratamiento.
Vacuna de la Hepatitis B
La vacuna contra la hepatitis B es la forma más eficaz de prevenir la enfermedad, debiendo colocarse 3 dosis que por lo general ocurre una al nacer, con refuerzos al 2º y al 6º mes de vida, claro que esto varía según el calendario de vacunación de cada país.
Los adultos que no han sido vacunados durante la infancia pueden colocarse la vacuna, incluyendo las embarazadas, a partir del segundo trimestre de gestación. En los adultos, la vacuna de la hepatitis B también se administra en 3 dosis, la 1ª se puede colocar cuando se considere necesario, la 2ª dosis 30 días después y la 3ª al cabo de 180 días de la primera dosis.
El examen que indica que la vacuna contra la hepatitis B colocada fue eficaz es el Anti-HBs, el cual debe dar positivo cuando la vacuna consigue activar la protección contra el virus. Vea qué es y cómo se realiza este examen.
¿La Hepatitis B tiene cura?
La hepatitis B aguda se cura espontáneamente, en la mayoría de los casos, debido a que el propio organismo crea anticuerpos para eliminar el virus. Sin embargo, en algunos casos la hepatitis B puede volverse crónica y el virus puede permanecer en el organismo toda la vida.
En la hepatitis B crónica hay un gran riesgo de que surjan enfermedades graves del hígado como cirrosis hepática, insuficiencia hepática y cáncer de hígado, que puede crear daños irreversibles, siendo importante que el individuo siga el tratamiento indicado por el médico.
Sin embargo, con el tratamiento el individuo puede volverse portador crónico, esto significa que puede contener el virus en el organismo, pero no tener ninguna enfermedad hepática activa, y en estos casos no es necesario la ingesta de medicamentos. Además de esto, pacientes con hepatitis B crónica pueden curarse después de varios años de tratamiento.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para la hepatitis B aguda incluye sólo reposo, dieta e hidratación, estando prohibida la ingesta de bebidas alcohólicas. Si es necesario, el medico podrá indicar la ingesta de medicamentos para aliviar la fiebre, los dolores musculares y de cabeza, las náuseas y los vómitos.
El tratamiento para la hepatitis B crónica, además de evitar la ingesta de alcohol y de consumir una dieta baja en grasa, incluye medicamentos antivirales e inmunomoduladores, como el Interferón y la Lamivudina, para prevenir lesiones irreversibles del hígado que, dependiendo de cada caso en particular, tendrán que ser ingeridos de por vida.
Sin embargo, cuando se confirma a través del examen de sangre que el individuo portador de hepatitis B crónica ya no tiene enfermedad hepática, el médico suele cesar la ingesta de medicamentos. Por este motivo es importante que los individuos con hepatitis B crónica se realicen exámenes de sangre con frecuencia.
Formas de prevención
La prevención de la hepatitis B se puede realizar a través de la colocación de las 3 dosis de la vacuna y del uso del preservativo en todas las relaciones sexuales. El uso del condón es de suma importancia, debido a que hay diferentes tipos de virus de la hepatitis y, a pesar de que el individuo se colocó la vacuna de la hepatitis B, puede contagiarse del virus de la hepatitis C.
Además de esto, es importante no compartir objetos personales como cepillo de dientes, afeitadoras e instrumentos de manicura o pedicura, así como jeringas u otros instrumentos cortantes. Si el individuo se quiere realizar un tatuaje, piercing o acupuntura, debe asegurarse de que todos los materiales están correctamente esterilizados.