Hernia inguinal: qué es, síntomas y cómo tratar

La hernia inguinal es un tipo de hernia que se manifiesta en la región de la ingle, pudiendo causar síntomas como hinchazón, dolor o malestar, y sensación de peso o ardor en la región inguinal, que empeoran al realizar esfuerzos.

Por lo general, la hernia inguinal se origina por un defecto o debilidad en la pared abdominal cerca de la ingle, siendo más común en niños menores de 5 años y en hombres mayores.

Si hay sospecha de una hernia inguinal, se recomienda consultar a un cirujano general. El tratamiento normalmente implica su corrección mediante cirugía para evitar complicaciones como el encarcelamiento o estrangulamiento de la hernia.

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Síntomas de hernia inguinal

Los signos y síntomas más comunes de hernia inguinal son:

  • Protuberancia o hinchazón en la región de la ingle que también puede afectar el saco del escroto en hombres o vulva en las mujeres.
  • Sensación de peso en la ingle.
  • Dolor o molestia en la ingle al levantarse, inclinarse o levantar peso.
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Aunque los síntomas de la hernia inguinal no siempre son fáciles de notar, especialmente en casos en que la hernia es pequeña, tienden a empeorar al realizar esfuerzos, toser o estar de pie durante mucho tiempo.

Además, cuando no se trata, la hernia puede empeorar con el tiempo, aumentando el riesgo de complicaciones como el encarcelamiento, cuando el intestino queda atrapado, y el estrangulamiento, en el que la sangre no puede llegar a la zona donde está la hernia.

Cómo saber si la hernia está encarcelada

Para saber si el intestino está atrapado, es importante estar atento a los síntomas como:

  • Dolor intenso en la hernia;
  • Vómitos;
  • Distensión abdominal;
  • Ausencia de heces;
  • Hinchazón y enrojecimiento en la región inguinal.

La hernia encarcelada es una complicación grave debido al riesgo de obstrucción intestinal. Por ello, en caso de sospecha, se recomienda buscar atención de emergencia para evaluación e iniciar el tratamiento adecuado.

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de hernia normalmente lo realiza el médico basado en la observación y palpación de la región. En este examen físico es muy común que el médico pida al individuo para toser o para realizar un poco de esfuerzo con el abdomen para identificar si la hernia protruye, ayudando a identificarla.

Sin embargo, el algunos casos puede ser necesario realizar otros exámenes, como un ultrasonido o tomografia computarizada para confirmar el diagnóstico.

Tipos de hernia inguinal

Existen 2 tipos de hernia inguinal:

  • Hernia inguinal directa: es más común en adultos y personas mayores, suele ocurrir después de hacer esfuerzos que aumentan la presión en el abdomen, como levantar objetos pesados;
  • Hernia inguinal indirecta: es más común en bebés y niños, ya que se produce por un problema congénito en el desarrollo de la pared abdominal que facilita la formación de la hernia.

En ambos casos, el tratamiento se realiza mediante cirugía para reposicionar el intestino en el lugar correcto y fortalecer los músculos del abdomen para prevenir su reaparición.

Qué puede causar una hernia inguinal

La hernia inguinal es causada por una debilidad en la pared del abdomen y/o un defecto en su desarrollo, lo que permite que los órganos, como las asas intestinales, pasen fuera de la cavidad abdominal y se ubiquen debajo de la piel en la región inguinal.

Además, la hernia inguinal es más común en niños menores de 5 años con antecedentes de prematuridad y en hombres mayores que fuman y tienen problemas de salud como tos crónica, estreñimiento, obesidad o hipertensión.

Tratamiento para la hernia inguinal

El tratamiento para una hernia inguinal depende de varios factores, como la gravedad de la hernia, los síntomas y la salud general de la persona. Los principales enfoques son los siguientes:

1. Control regular

 Si la hernia es pequeña y no causa molestias importantes, el médico puede recomendar solo una observación regular, especialmente si no hay síntomas graves.

2. Uso de faja o soporte

Para aliviar los síntomas, algunas personas pueden usar una faja o soporte inguinal, aunque esto no elimina la hernia, solo ayuda a reducir el dolor o la incomodidad, siendo indicada en los casos más leves.

3. Cirugía

La cirugía es el tratamiento definitivo para una hernia inguinal. Hay dos tipos principales de cirugía:

  • Cirugía abierta, en la que el cirujano realiza una incisión en la zona inguinal para empujar el tejido herniado de vuelta a su lugar y reforzar la pared abdominal con malla.
  • Laparoscopia, un tipo de cirugía en el que se hacen pequeñas incisiones para insertar una cámara y los instrumentos quirúrgicos, lo que permite reparar la hernia con menos dolor postoperatorio y una recuperación más rápida.

En ambos casos, el uso de una malla sintética es común para reforzar la pared abdominal y reducir el riesgo de recurrencia.

Cómo es la recuperación

La recuperación es relativamente rápida, pero como la hernioplastia casi siempre se realiza de forma clásica, generalmente es necesario permanecer hospitalizado 1 o 2 días, para garantizar que los signos vitales se encuentran estables y que no surge alguna infección.

Cuidados después de la cirugía

Después, al regreso a casa, es importante tener algunos cuidados, especialmente durante las primeras 2 semanas, como:

  • Evitar inclinar el tronco hasta que haya una cicatrización completa de la herida;
  • No cargar más de 2 kg de peso;
  • No dormir boca abajo;
  • Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra, para evitar el estreñimiento y el esfuerzo para defecar. Vea cuáles son los alimentos con fibra.

Para la cirugía clásica, también se aconseja evitar esfuerzos y estar sentado por largos períodos durante el primer mes, por lo que no se recomienda conducir.

Cuando la cirugía para la hernia inguinal se realiza por laparoscopia, la recuperación tiende a ser más rápida y la persona puede retomar gradualmente sus actividades, como caminar, subir escaleras y tener relaciones sexuales, de 3 a 5 días después de la cirugía, siempre que no causen dolor.

Posibles complicaciones de la hernia inguinal

La complicación principal de la hernia sucede cuando el intestino queda preso en la pared abdominal, terminando por perder el suministro de sangre. Cuando esto sucede, los tejidos del intestino pueden comenzar a morir, causando dolor intenso, vómitos, náuseas y dificultad para moverse.

Estos casos normalmente suceden en una hernia que no ha recibido tratamiento y deben ser tratados lo más rápido posible en el hospital para evitar la muerte completa de los tejidos. En caso de que suceda, puede ser necesario realizar una cirugía para retirar una parte del intestino.

Además de esto, como consecuencia de la hernia inguinal, puede desarrollarse una hernia escrotal, en la que la hernia alcanza el escroto, que es el tejido que envuelve y protege al testículo. De esta forma, además del estrangulamiento intestinal, también puede haber alteración en la producción y almacenamiento de los espermatozoides, llevando a la infertilidad.

Cómo evitar el surgimiento de una hernia

No en todos los casos es posible evitar el surgimiento de una hernia, sin embargo, existen algunas medidas que pueden disminuir el riesgo, como por ejemplo:

  • Practicar ejercicio físico de forma regular, por lo menos 3 veces a la semana, para mantener los músculos fortalecidos;
  • Llevar una dieta rica en legumbres y otras fibras, para disminuir las posibilidades de estreñimiento;
  • Evitar cargar objetos muy pesados, especialmente sin ayuda.

Además, parar de fumar y mantener un peso ideal corporal también ayuda a reducir la presión en la región abdominal, disminuyendo las posibilidades de una hernia. Vea cómo calcular su peso ideal.