La insuficiencia renal crónica (IRC) es una enfermedad progresiva en la que los riñones pierden gradualmente su capacidad para filtrar y eliminar los desechos y el exceso de líquidos de la sangre. Esta puede ser causada por enfermedades como la diabetes, hipertensión e infecciones renales recurrentes.
Esta condición se desarrolla de forma lenta, a menudo durante meses o años, y puede avanzar hasta llegar a la etapa terminal, donde los riñones ya no pueden realizar sus funciones vitales sin la ayuda de tratamientos como diálisis o un trasplante de riñón.
Es importante que la insuficiencia renal se identifique lo más pronto posible, pues de esta forma es posible retardar la evolución de la enfermedad y el deterioro del riñón, pudiendo ser recomendado por el nefrólogo el uso de medicamentos, alteraciones en la alimentación y, en los casos más graves, un trasplante renal.
Lea también: Insuficiencia renal: síntomas, causas y tratamiento tuasaude.com/es/insuficiencia-renalSíntomas de la insuficiencia renal crónica
Los síntomas de la insuficiencia renal crónica son:
- Náuseas y vómitos;
- Malestar general;
- Pérdida del apetito sin razón aparente;
- Cansancio excesivo durante el día;
- Dificultad para dormir;
- Alteraciones en la cantidad de orina durante el día;
- Orina con espuma;
- Orina con sangre;
- Dificultad para concentrarse o pensar;
- Calambres musculares o temblores;
- Comezón constante en todo el cuerpo;
- Retención de líquido, principalmente en las piernas, empeorando al final del día;
- Sensación de falta de aire constante.
Estos signos y síntomas aparecen de forma progresiva a medida que avanza la enfermedad, por lo que es importante consultar a un médico general o nefrólogo. Ellos podrán realizar pruebas diagnósticas que permitan detectar cualquier cambio en el funcionamiento del riñón, lo que ayudará a prevenir la progresión de la enfermedad y el desarrollo de insuficiencia renal.
Test de síntomas
Para saber qué riesgo tiene de padecer algún problema renal, marque los síntomas que presenta en el test a continuación:
Este test de síntomas es solo una herramienta orientativa y no reemplaza una consulta médica para obtener un diagnóstico adecuado.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico de enfermedad renal crónica debe ser realizado por el nefrólogo, el cual se basa en los síntomas que presenta la persona, sus antecedentes médicos, hábitos de vida y los resultados de exámenes de imagen y de laboratorio.
Los análisis que el médico indica suelen ser la realización de un examen de orina, para identificar si hay o no la presencia de proteína (albúmina), y un análisis de sangre, con medición de la urea y de la creatinina, para comprobar su cantidad en sangre, así como la medición de algunos electrolitos como el potasio y el fósforo, por ejemplo.
En caso de enfermedad renal crónica, en los resultados de estos análisis, se puede encontrar que la albúmina está presente en la orina y la concentración de urea y creatinina en la sangre se encuentran elevados. En el caso de los electrolitos, dependiendo de la etapa en la que se encuentre la insuficiencia renal, podrán estar aumentados. Conozca más sobre el examen de creatinina.
Posibles causas
Las principales causas de la insuficiencia renal son:
- Diabetes;
- Hipertensión arterial;
- Infecciones renales recurrentes e inflamación de los riñones, como la pielonefritis;
- Uso crónico de antiinflamatorios no esteroideos (AINES), como el ibuprofeno;
- Enfermedad renal poliquística;
- Obstrucción del tracto urinario;
- Glomerulonefritis;
- Enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico y la vasculitis;
- Enfermedades hereditarias o congénitas.
Además, la obesidad, tener más de 60 años, el tabaquismo y el consumo excesivo de drogas y alcohol también pueden aumentar el riesgo de padecer IRC.
Es importante identificar la causa de la insuficiencia renal para poder iniciar el tratamiento más adecuado, pues si surge a consecuencia de una enfermedad subyacente, es importante que esta esté controlada para evitar el avance de la enfermedad.
Etapas de la insuficiencia renal crónica
Las etapas de la insuficiencia renal crónica pueden definirse de acuerdo con el tipo de lesión en el riñón, como se indica a continuación:
- Enfermedad renal crónica etapa 1: función renal normal, pero los resultados del examen de orina o de la ecografía demuestran que hay una lesión a nivel de los riñones;
- Enfermedad renal crónica etapa 2: pérdida reducida de la función renal y resultados de los exámenes que indican la presencia de una lesión renal;
- Enfermedad renal crónica etapa 3: función renal moderadamente reducida;
- Enfermedad renal crónica etapa 4: función renal muy afectada;
- Enfermedad renal crónica etapa 5: reducción severa de la función renal o insuficiencia renal en fase terminal.
El tratamiento del insuficiencia renal crónica podrá ser adaptado según la etapa en la que se encuentre la enfermedad, de manera que permita aliviar y controlar los síntomas, así como prevenir el progreso de la enfermedad.
No obstante, cuando la enfermedad se encuentra en la etapa 4 o 5 la persona ya tiene indicación para iniciar la diálisis, que es un proceso en el cual la sangre es filtrada y limpiada a través del uso de una máquina o es candidata a un trasplante renal.
¿La insuficiencia renal crónica es reversible?
No, la insuficiencia renal crónica no es reversible y no tiene cura. No obstante, es posible retrasar la progresión de la enfermedad a través de cambios en los hábitos alimentarios, del control de las enfermedades subyacentes y del uso de algunos medicamentos para controlar la ERC.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la insuficiencia renal crónica es indicado por el nefrólogo para prevenir la progresión de la enfermedad y para aliviar los síntomas asociados.
Este tratamiento puede variar según el estado de salud general de la persona y el estadio de la insuficiencia en el que se encuentre, pudiendo estar indicado:
1. Uso de medicamentos
Los medicamentos pueden ser prescritos por el médico con el fin de tratar la causa de la ERC y prevenir algunas complicaciones, siendo recomendados principalmente en los casos en los que existe un deterioro de la función renal de moderada a grave, tales como:
- Diuréticos, como furosemida, este tipo de diuréticos es indicado para aumentar la producción de orina y disminuir la retención de líquidos;
- Eritropoyetina, una hormona producida por los riñones, que puede verse afectada en los casos de insuficiencia renal y ocasionar anemia;
- Suplementación nutricional de calcio, vitamina D, hierro, ácido fólico y vitamina B12;
- Medicamentos para controlar el fosfato, pues la irregularidad en los niveles de fosfato puede surgir con la insuficiencia renal y alterar el metabolismo de los huesos, por lo que puede estar indicado el uso de fármacos que controlen sus valores, como el carbonato de calcio, el hidróxido de aluminio o el sevelamer, que es un aglutinante de fósforo.
Es importante que el uso de los medicamentos se realice de acuerdo con la orientación del médico, pues así es posible evitar la sobrecarga renal, que puede empeorar la insuficiencia renal.
2. Cambios en la alimentación
También es importante tener cierto cuidado con la alimentación para que no se produzca una sobrecarga en los riñones, siendo importante acudir a un nutricionista clínico y especialista en el área, para que realice una evaluación e indique un plan nutricional adaptado a las necesidades de la persona, pues este dependerá de cómo se encuentre la función renal y los exámenes de laboratorio.
Es importante en la alimentación de una persona con insuficiencia renal crónica controlar la ingesta de sal, fósforo, potasio y proteínas, y, en los casos más graves de ERC, también puede ser necesario controlar el consumo de líquidos en general. Vea cómo debe ser la alimentación en la insuficiencia renal crónica.
3. Diálisis
La diálisis normalmente es indicada en las etapas más graves de la insuficiencia renal crónica, que es cuando los riñones dejan de funcionar o funcionan muy poco, ocurriendo la acumulación de sustancias tóxicas en el organismo, pues la filtración de la sangre en los riñones no es la adecuada.
Existen dos tipos de diálisis, estas son:
- Hemodiálisis: este procedimiento filtra la sangre a través de una máquina que posee un filtro artificial y sustituye la función del riñón. Este tipo de diálisis es realizada en el hospital o centro de tratamiento al menos unas 3 veces por semana, y la persona debe permanecer conectada al aparato al menos unas 4 horas. No obstante, el tiempo y la duración de la diálisis dependerán del estado de salud en general de la persona;
- Diálisis peritoneal: este procedimiento filtra la sangre de un modo diferente a como lo realiza la hemodiálisis, pues en este se utiliza un líquido (dextrosa o icodextrina) que viene en una bolsa y se conecta al peritoneo, que es la membrana que reviste el abdomen, a través de una sonda, actuando como filtro para eliminar los desechos tóxicos que se encuentran en la sangre. Este tipo de diálisis, a diferencia de la hemodiálisis, da un poco más de libertad, pues no es necesario acudir al hospital y puede ser realizado en casa, en el trabajo o de viaje, sin embargo, debe ser realizado todos los días y es necesario cumplir algunos requisitos específicos para que la persona pueda ser candidata a este tipo de procedimiento.
Este tipo de tratamiento ayudará a eliminar de forma correcta no solo las sustancias tóxicas del organismo, sino también los minerales y el líquido en exceso que se encuentra retenido en el cuerpo.
4. Transplante renal
El trasplante renal se realiza con el objetivo de restablecer la función de los riñones mediante el intercambio de un riñón enfermo por uno sano, estando indicado principalmente en casos de insuficiencia renal estadio 4 y 5 o en los casos donde las personas se someten a diálisis.
Lea también: Trasplante de riñón: cómo se realiza, riesgos y recuperación tuasaude.com/es/trasplante-de-rinonA pesar de ser el tratamiento más eficaz para la insuficiencia renal crónica, no siempre es posible realizar un trasplante, pues a veces es difícil encontrar un donante compatible o la persona no cumple con los criterios para ser trasplantada, debido a que posee otras enfermedades asociadas como cirrosis, alteraciones del corazón o cáncer, por ejemplo.