Insuficiencia respiratoria: qué es, tipos, síntomas y tratamiento

Qué es:

La insuficiencia respiratoria es una dificultad de los pulmones para realizar el cambio gaseoso, sin lograr captar el oxígeno de forma adecuada y/o liberar el dióxido de carbono a través de la respiración, llevando al surgimiento de síntomas como falta de aire intensa, coloración azulada en los dedos o cansancio excesivo. 

La insuficiencia respiratoria puede ser causada por enfermedades que afectan los pulmones, músculos de la respiración o sistema nervioso, como EPOC, enfisema pulmonar, tumor cerebral, síndrome de Guillain-Barré, o incluso insuficiencia cardíaca, por ejemplo.

El tratamiento de la insuficiencia respiratoria es realizado por el médico general o neumólogo, y debe iniciarse de inmediato en el hospital, por lo que es importante acudir al servicio de urgencias cuando surgen síntomas repentinos de falta de aire o dificultad respiratoria. Además, en caso de insuficiencia respiratoria crónica, el tratamiento varia de acuerdo a la condición que está causando síntomas.

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Principales Síntomas 

Los síntomas de la insuficiencia respiratoria son:

  • Sensación de falta de aire;
  • Dificultad para respirar, incluso en reposo;
  • Tos con flema que puede tener sangre;
  • Piel, labios y uñas de color azulado;
  • Respiración rápida;
  • Sibilancias al respirar;
  • Latidos cardíacos irregulares;
  • Dolor en el pecho;
  • Sensación de ardor en el estómago;
  • Hinchazón en la barriga;
  • Hinchazón en las piernas;
  • Confusión mental;
  • Cansancio excesivo y somnolencia;
  • Hipocratismo digital, es decir, inflamación en la punta de los dedos;
  • Pérdida del apetito;
  • Pérdida de peso;
  • Caquexia;
  • Cansancio excesivo y somnolencia;
  • Confusión metal.

Los síntomas de la insuficiencia respiratoria pueden variar de acuerdo a la causa, así como los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en el cuerpo, y pueden surgir lentamente, en caso de insuficiencia respiratoria crónica, o aparecer de forma intensa y de un momento a otro, en caso de que se trate de una situación aguda.

En cualquiera de los casos, siempre que se identifican alteraciones a nivel respiratorio, es muy importante acudir al servicio de urgencias o consultar a un neumólogo para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento adecuado.

Cómo se realiza el diagnóstico

El diagnóstico de insuficiencia respiratoria generalmente se realiza por el médico general o neumonólogo, aunque también puede ser realizado por el cardiólogo cuando surge como consecuencia de alguna alteración cardíaca.

En la mayor parte de los casos, este diagnóstico puede ser realizado solo con la evaluación de los síntomas, el historial clínico de la persona y la monitorización de sus signos vitales, además, se puede realizar una gasometría en una muestra de sangre, para evaluar las cantidad de oxÍgeno y dióxido de carbono. Vea cómo se realiza la gasometría.

Cuando no existe una causa aparente para el surgimiento de la insuficiencia respiratoria, el médico puede ordenar una radiografía de tórax para identificar si existe algún problema pulmonar que pueda estar causando la alteración.

Posibles causas de la insuficiencia respiratoria

La insuficiencia respiratoria es causada por una dificultad de los pulmones para realizar el cambio gaseoso, lo cual disminuye la cantidad de oxígeno en el organismo o aumenta la cantidad de dióxido de carbono, causando el surgimiento de los síntomas.

La insuficiencia respiratoria puede ser causada por cualquier enfermedad o condición que afecte directa o indirectamente al pulmón, siendo las principales:

  • Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC);
  • Asma;
  • Neumonia;
  • Bronquitis;
  • Bronquiectasia;
  • Embolia pulmonar;
  • Atelectasia pulmonar;
  • Enfisema pulmonar;
  • Derrame pleural;
  • Edema pulmonar;
  • Síndrome de malestar respiratorio agudo;
  • Apnea central de sueño;
  • Distrofia muscular u otras alteraciones que afecten los nervios de los músculos respiratorios;
  • Esclerosis lateral amniotrófica (ELA)
  • Síndrome de Guillain-Barré;
  • Miastenia gravis;
  • Botulismo;
  • Poliomielitis o mielitis transversa;
  • Cifoescoliosis;
  • Síndrome de hipoventilación de la obesidad;
  • Encefalopatia metabólica tóxica;
  • Encefalitis;
  • ACV;
  • Tumor cerebral;
  • Tirotoxicosis;
  • Uso de drogas, especialmente en caso de sobredosis;
  • Uso de medicamentos, como benzodiazepinas u opiodes;
  • Intoxicación por organofosforados o bebidas alcohólicas.

Además, algunos problemas cardíacos, como insuficiencia cardíaca también pueden tener como secuela la insuficiencia respiratoria, principalmente cuando el tratamiento no se realiza de forma adecuada. Vea cómo identificar la insuficiencia cardíaca. 

Tipos de insuficiencia respiratoria

Los principales tipos de insuficiencia respiratoria son:

  • Insuficiencia respiratoria aguda: surge de forma repentina debido a la obstrucción de las vías respiratorias, accidentes de tránsito, abuso de drogas o ACV, por ejemplo;
  • Insuficiencia respiratoria crónica: surge a lo largo del tiempo debido a otras enfermedades crónicas, como EPOC, impidiendo la realización de actividades diarias, como subir escaleras, sin sentir falta de aire.

El tipo de insuficiencia respiratoria es diagnosticado por el médico durante la evaluación del inicio de los síntomas, así como la gravedad de los síntomas presentados, causas y de los antecedentes de salud.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento para la insuficiencia respiratoria aguda debe realizarse lo más rápido posible en el hospital y por esto, es importante acudir inmediatamente o llamar a una ambulancia por el número de emergencia, siempre que aparezcan signos de dificultad para respirar.

Para hacer el tratamiento de la insuficiencia respiratoria, es necesario estabilizar al paciente, suministrar oxígeno por máscara y monitorear sus signos vitales y dependiendo de la causa de los síntomas, iniciar el tratamiento específico. Conozca cómo se realiza el tratamiento con oxígeno.

Sin embargo, en los casos de insuficiencia respiratoria crónica, el tratamiento debe ser realizado diariamente con medicamentos para tratar el problema de origen, que puede ser EPOC, por ejemplo, y evitar la aparición de síntomas, como falta de aire severa que coloquen en peligro la vida del paciente.

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