El coeficiente intelectual o cociente intelectual, por sus siglas en inglés IQ (Intelligence Quotient), es una escala que ayuda a evaluar y a comparar la habilidad de diferentes personas en algunas áreas del pensamiento, como matemáticas básicas, razonamiento o lógica, por ejemplo.
El valor del IQ puede obtenerse mediante la realización de test que evalúan solo una de las áreas antes mencionadas o varias de ellas.
Esto significa que el valor obtenido en un determinado test de IQ no es considerado una medida absoluta de la inteligencia, sirviendo únicamente para comparar a las personas que hicieron este mismo test y que evaluaron las mismas áreas del pensamiento.
Test de coeficiente intelectual
Realice nuestro test de IQ, basado en el test de matrices de Raven, que puede ser realizado por adultos y niños con más de 12 años:
Este es uno de los test de IQ más completos, que evalúa varias áreas cerebrales a través de un proceso de pensamiento conocido como "raciocinio abstracto".
Cómo interpretar el resultado del test
Las personas que presentan un desempeño cercano al promedio obtienen un resultado alrededor de 100. A partir de ahí, los individuos que tienen un desempeño menor al promedio, presentan un IQ por debajo de 100, y aquellos que tienen un mejor desempeño presentan un IQ mayor de 100.
Para qué sirve el IQ
La principal ventaja de saber el IQ consiste en determinar el grado de facilidad que la persona tiene para aprender cosas nuevas o para desempeñar una determinada función. Es decir, los individuos con un IQ más alto suelen necesitar menos información para aprender algo nuevo o están más preparados para desempeñar una función, mientras que aquellos con un IQ menor requieren más tiempo e información más detallada.
Por esta razón, la evaluación del IQ puede ser una buena herramienta para aplicar en niños, pues proporciona datos importantes para saber cuáles son los que necesitan mayor atención durante el proceso de aprendizaje.
El IQ también puede ser medido en adultos y, por lo general, es realizado para evaluar la capacidad de cada persona dentro de un grupo, con la finalidad de identificar aquellas que presentan habilidades de pensamiento más acordes para ejecutar una determinada tarea.
¿El IQ ayuda a prever el éxito?
Aunque el IQ muchas veces sea visto como una forma de evaluar la capacidad de éxito de alguien, la verdad es que este no es el único predictor del éxito. Esto porque las personas exitosas necesitan otras capacidades que no son evaluadas con los test de IQ, como ambición, persistencia y sentido de oportunidad.
Además, una persona que tenga un IQ elevado para la lógica, por ejemplo, puede que no tenga éxito si necesita ejecutar tareas relacionadas con otras áreas del pensamiento. Es por este motivo que los test de IQ siempre deben adaptarse de acuerdo con las habilidades que se pretenda evaluar.
Cómo se mide el IQ
El valor de IQ es medido por medio de un test que presentan un conjunto de preguntas y permiten evaluar diferentes áreas del pensamiento. Existen test que pueden evaluar solo una habilidad del pensamiento, y hay otros que evalúan varias. Mientras más áreas estén incluidas en el test, mayores serán las posibilidades de obtener un resultado cercano a la verdadera capacidad mental de cada persona.
No obstante, no existe un test que sea 100% capaz de evaluar la inteligencia de alguien, pues se tornaría extremadamente extenso y tomaría mucho tiempo. Asimismo, sería prácticamente imposible que un solo test considerara todos los factores que pueden influir en el resultado, los cuales no están directamente relacionados con el proceso del pensamiento.
¿Es posible aumentar el IQ?
El valor de IQ evaluado por este test depende del razonamiento abstracto de cada persona. De esta forma, para aumentar el IQ es necesario estimular y entrenar este tipo de razonamiento. Algunas actividades que pueden ayudar son las siguientes:
- Practicar cálculo mental, es decir, sin ayuda de la calculadora;
- Participar en debates y discusiones;
- Estudiar nuevos temas;
- Buscar fallas de lógica en películas, series o libros.
Aunque el IQ esté estrechamente relacionado con factores genéticos, existen varios estudios que indican que también puede verse influenciado por el estilo de vida de cada individuo. Por ejemplo, tener un empleo desafiante, estudiar nuevos temas o practicar artes como música o pintura pueden ayudar a tener un IQ más elevado.