La kinesioterapia, o cinesiterapia, son un conjunto de ejercicios que sirven para mejorar la fuerza, la resistencia y la movilidad de las personas con limitaciones funcionales o que requieren un acondicionamiento físico prolongado.
Existen diversos tipos de kinesioterapia, clasificándose en activa, pasiva, respiratoria, entre otros, cada uno de ellos utiliza tratamientos diferentes para conseguir objetivos diferentes.
La kinesioterapia es practicada por profesionales de la salud conocidos como kinesiólogos o fisioterapeutas, dependiendo del país. Esta se diferencia de la fisioterapia en que solo se hace la rehabilitación a través del movimiento, mientras que la fisioterapia puede usar otras técnicas, como electroterapia o crioterapia, por ejemplo.
Cuándo es indicada
Los ejercicios kinesioterapéuticos pueden indicarse para los siguientes fines:
- Mejorar la marcha y promover el equilibrio;
- Mejorar el sistema cardiopulmonar, ayudando en el tratamiento de asma, bronquitis crónica, en la recuperación de un infarto o de una cirugía cardíaca;
- Aumentar la coordinación motora, la flexibilidad y la movilidad;
- Aumentar la fuerza de los músculos;
- Aliviar el dolor crónico, como la lumbalgia y la cervicalgia;
- Acelerar la recuperación de cirugías ortopédicas;
- Tratar lesiones deportivas, como desgarros musculares o esguinces;
- Mejorar la postura.
Estos ejercicios deben ser orientados por el profesional de forma individual, respetando las necesidades de cada persona. No obstante, pueden ser realizados en grupo que tengan características y necesidades semejantes.
Tipos de kinesioterapia y ejercicios
Los tipos de kinesioterapia son:
1. Kinesioterapia activa
La kinesioterapia activa es cuando la persona participa en los ejercicios bajo la supervisión de un profesional. Estos ejercicios son diseñados para mejorar la fuerza, la flexibilidad, la resistencia y la coordinación.
Los ejercicios a realizar dependerán de la región a tratar, sin embargo, en este tipo de kinesioterapia son indicados ejercicios de estiramiento, ejercicios de fortalecimiento y movimientos específicos para mejorar la movilidad articular.
Ejercicios: algunos ejercicios que pueden realizarse en este tipo de kinesioterapia son las sentadillas con apoyo en la pared, puente levantando solo los glúteos, puente con una pelota de ejercicio, caminar en línea recta colocando un pie en frente a otro, mantener el equilibrio sobre una pierna, subir y bajar las escaleras, entre otros.
2. Kinesioterapia pasiva
La kinesioterapia pasiva es cuando el terapeuta realiza los movimientos de la persona sin que esta participe activamente, es decir, sin que haya esfuerzo voluntario o contracción muscular. Esta es usada cuando la movilidad se encuentra limitada, debido a una lesión, o se encuentra en un frase temprana de recuperación.
El objetivo de este tipo de kinesioterapia es mejorar la movilidad de las articulaciones, prevenir la rigidez, mejorar la circulación sanguínea, mantener la flexibilidad muscular y mantener la funcionalidad de las articulaciones en personas que no pueden realizar movimientos por sí mismas, como pacientes encamados, con parálisis o con lesiones graves.
Ejercicios: movilización de forma lenta y controlada de las articulaciones de las extremidades de la persona (muñecas, codos, tobillos y rodillas), haciendo ejercicios de extensión, abducción, aducción y rotación.
Asimismo, otros ejercicios pasivos puede ser la rotación del hombro y la movilización de la cadera y del cuello, por ejemplo.
3. Kinesioterapia respiratoria
En la kinesioterapia respiratoria se indican ejercicios que estimulan la inspiración máxima y la espiración forzada, los cuales pueden llevarse a cabo de pie, sentado o acostado, colocando los brazos y las manos en contacto con el abdomen para aumentar la concientización del movimiento del diafragma.
Ejercicios: este tipo de kinesioterapia usa técnicas de expansión torácica, ejercicios de respiración profunda y drenaje postural para mejorar la eliminación de secreciones.
Lea también: Fisioterapia respiratoria: para qué sirve y cómo se realiza tuasaude.com/es/fisioterapia-respiratoria4. Kinesioterapia postural
La kinesioterapia postural ayuda a corregir y mejorar la postura del cuerpo, mediante el movimiento y la reeducación de hábitos postural, reduciendo así el dolor en la espalda y cuello.
Esta terapia es especialmente útil para personas con problemas posturales derivados de hábitos sedentarios, trabajo prolongado en posiciones inadecuadas o deformidades en la columna vertebral, como la escoliosis o hiperlordosis.
Ejercicios: para ello, son realizado ejercicios específicos que ayudan a fortalecer los músculos estabilizadores del tronco, especialmente el core, la espalda y los músculos del cuello.
Además, también son indicados estiramientos para mejorar la flexibilidad de los músculos acortados o tensos, que pueden estar afectando la postura. Por ejemplo, los estiramientos de isquiotibiales, pectorales o músculos del cuello.
Asimismo, también se puede aplicar reeducación postural global (RPG), siendo esta una técnica utilizada en kinesioterapia que busca restablecer la alineación del cuerpo mediante posturas específicas y progresivas que estiran y fortalecen los músculos.
EJERCICIOS PARA MEJORAR LA POSTURA
03:52 | 73.115 visualizaçõesCómo comenzar los ejercicios kinesioterapéuticos
Para comenzar a realizar ejercicios kinesioterapéuticos, es fundamental una evaluación inicial por parte de un kinesiólogo o fisioterapeuta. Esta evaluación permitirá verificar la condición médica actual, los antecedentes y evaluar la condición física, las limitaciones y las necesidades específicas de la persona.
Con esta información, el profesional podrá determinar qué tipo de kinesioterapia es la más adecuada, definir los objetivos del tratamiento y establecer una rutina personalizada de ejercicios.
Es recomendable empezar con ejercicios suaves, de baja intensidad y básicos, como contracciones musculares sin movimiento (ejercicios isométricos), para luego aumentar progresivamente la carga o la resistencia, utilizando equipos como cintas elásticas, mancuernas o balones, entre otros. La correcta técnica es esencial para evitar lesiones, por lo que el kinesiólogo o fisioterapeuta debe guiar inicialmente a la persona en la ejecución de los ejercicios.
El número de repeticiones de cada ejercicio dependerá del estado de salud de la persona. Se recomienda un mayor número de repeticiones cuando la carga es ligera o nula y un menor número cuando el peso es mayor. Si se experimenta dolor o molestia, es crucial detener el ejercicio e informar al profesional.
Además, es importante realizar un calentamiento de 5 a 10 minutos antes de comenzar cualquier rutina de ejercicios. Esto ayuda a preparar las articulaciones y a aumentar el flujo sanguíneo hacia los músculos. Al finalizar, se deben realizar estiramientos suaves para relajar los músculos y mejorar la flexibilidad.
En un inicio, las sesiones pueden ser más cortas y menos frecuentes, quizás 2 o 3 veces por semana, dependiendo de la condición de la persona. Generalmente, se realizan 3 series de cada ejercicio, con un tiempo de descanso de entre 30 segundos y 1 minuto entre cada serie.