Linfopenia: qué es, causas y cómo tratar

La linfopenia, también conocida como linfocitopenia, es una condición en la que la cantidad de linfocitos, o glóbulos blancos, está por debajo de lo normal en la sangre.

Los linfocitos son un tipo de célula de defensa que pueden estar presentes en cantidades menores debido a enfermedades autoinmunes como el lupus y la artritis reumatoide, o infecciones como el VIH/SIDA y el COVID-19, por ejemplo. Conoce más sobre los linfocitos.

Los síntomas de la linfopenia varían según la causa de esta condición, por lo que es importante que el médico general o hematólogo evalúe los resultados del hemograma junto con otros exámenes solicitados para identificar la causa de la linfopenia e indicar el tratamiento adecuado.

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Cómo saber si es linfopenia

La linfopenia se identifica mediante un hemograma, un análisis de sangre que evalúa todas las células sanguíneas, incluyendo los linfocitos. Se considera linfopenia cuando se encuentran menos de 1000 linfocitos por mm³ de sangre, aunque este valor puede variar según el laboratorio.

Para confirmar si se trata de linfopenia, por favor introduce el resultado de tu análisis en la calculadora a continuación:

 

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Mínimo admitido, el valor puede verse alterado según su laboratorio.
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Máximo admitido, el valor puede verse alterado según su laboratorio.
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Posibles causas de la linfopenia

La linfopenia puede ser causada por diversos factores, siendo los principales:

1. Lúpus

El lúpus es una enfermedad autoinmune que provoca que las células de defensa ataquen las células sanas del cuerpo, lo que puede ocasionar inflamación en varias partes del cuerpo y síntomas como fiebre, fatiga, manchas rojas en la piel, dolor e inflamación en las articulaciones. Sepa más sobre los síntomas del lúpus.

Las personas con lúpus presentan niveles bajos de linfocitos y glóbulos rojos en la sangre debido a la presencia de anticuerpos contra estas células.

Cómo tratar: debe ser realizado por un reumatólogo, quien puede recomendar el uso de antiinflamatorios como naproxeno o ibuprofeno para aliviar la fiebre, el dolor o la hinchazón en las articulaciones; y antimaláricos como la hidroxicloroquina para tratar la sensibilidad a la luz, la caída del cabello, las manchas en la piel y el dolor en las articulaciones, por ejemplo.

2. COVID-19

La COVID-19 es una infección respiratoria que ataca y provoca la muerte de los linfocitos, causando dolores de cabeza y corporales, fatiga, tos, secreción nasal o congestión nasal, que pueden aparecer hasta 14 días después del contacto con el coronavirus. Vea más síntomas de la COVID-19.

Cómo tratar: en casos más leves, el tratamiento puede realizarse en casa e incluir descanso, el uso de medicamentos recetados por el médico como antipiréticos, analgésicos o antiinflamatorios, que ayudan a reducir la fiebre, el dolor de cabeza y el malestar general. Conozca más sobre los medicamentos utilizados para el coronavirus.

Sin embargo, en los casos más graves de COVID-19, en los que se desarrolla una neumonía u otras complicaciones serias, el tratamiento debe llevarse a cabo en el hospital, utilizando oxígeno o ventilación mecánica y administrando medicación directamente en la vena.

3. SIDA

El SIDA es una infección de transmisión sexual causada por el virus del VIH que puede transmitirse de una persona a otra a través de relaciones sexuales desprotegidas.

Los síntomas del SIDA pueden tardar hasta 10 años después de la infección por el virus del VIH en aparecer e incluyen fiebre persistente, dolor en los músculos y articulaciones, aparición de manchas y bolitas rojas en la piel, pérdida rápida de peso e infecciones que no mejoran. Sepa más sobre los síntomas del SIDA.

Las personas con SIDA suelen tener linfopenia debido a la destrucción de los linfocitos T CD4 infectados por el virus del VIH o debido a una producción insuficiente de linfocitos.

Cómo tratar: el tratamiento del SIDA se realiza mediante una combinación de medicamentos antirretrovirales como lamivudina, tenofovir y dolutegravir, que deben ser recetados por un médico y pueden evitar la multiplicación del virus y prevenir el debilitamiento del sistema inmunológico. Descubra más sobre el tratamiento del SIDA.

4. Linfoma

El linfoma es un tipo de cáncer que afecta la producción de linfocitos, y que puede surgir en los ganglios linfáticos, médula ósea u otras partes del cuerpo, causando fiebre, sudoración nocturna, fatiga extrema y la aparición de bultos en áreas como axilas, ingles y cuello.

Además de la linfopenia, las personas con linfoma también pueden presentar un aumento de la deshidrogenasa láctica (LDH) en el análisis de sangre.

Cómo tratar: debe ser indicado por un hematólogo u oncólogo e incluir quimioterapia, radioterapia, trasplante de médula ósea, inmunoterapia o terapia génica. Conozca más sobre los tratamientos indicados para el linfoma.

5. Anemia aplásica

La anemia aplásica es una enfermedad hematológica rara y grave donde la médula ósea deja de producir o disminuye la producción de nuevas células sanguíneas, como glóbulos rojos, linfocitos, glóbulos blancos y plaquetas, provocando síntomas como palidez, fatiga extrema, infecciones frecuentes y moretones en la piel sin causa aparente. Sepa más sobre la anemia aplásica.

Cómo tratar: debe ser realizado por un hematólogo e incluir transfusiones de glóbulos rojos y plaquetas para aumentar la cantidad de oxígeno transportado por las células y prevenir sangrados o hemorragias; y el uso de antibióticos, antivirales o antifúngicos, para prevenir o tratar infecciones.

6. Artritis reumatoide

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune donde el sistema inmunológico ataca las células sanas del organismo, provocando la inflamación de

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca las células sanas del cuerpo, provocando inflamación en las articulaciones y causando síntomas como dolor, hinchazón, calor, enrojecimiento, deformidad y dificultad para mover las articulaciones afectadas.

Cómo tratar: para tratar la artritis reumatoide, por lo general, el reumatólogo prescribe medicamentos como metotrexato, hidroxicloroquina e ibuprofeno. Además, el médico también puede recomendar la realización de fisioterapia para activar las articulaciones, fortalecer la musculatura y aliviar los síntomas. Consulte todos los tratamientos para la artritis reumatoide.