Qué es:
El líquido en la rodilla es una inflamación de la membrana sinovial, un tejido que reviste la rodilla, llevando al aumento de la cantidad de líquido sinovial, y dando como resultado síntomas como dolor, hinchazón y dificultad para caminar o estirar completamente la pierna, por ejemplo.
El líquido en la rodilla, conocida científicamente como sinovitis, puede ser causada por un trauma directo en la rodilla, como golpes, fracturas o caídas, pero también puede surgir debido a otras condiciones crónicas, como artritis reumatoide, osteoartritis o gota.
El tratamiento del agua en la rodilla debe realizarse con la orientación del ortopedista, que puede indicar reposo de la articulación, fisioterapia, uso de medicamentos y, en algunos casos, cirugía.
Principales síntomas
Los principales síntomas de líquido en la rodilla son:
- Dolor en la rodilla;
- Rigidez en la rodilla, especialmente en la mañana;
- Dificultad para caminar y estirar completamente la pierna;
- Hinchazón en la rodilla;
- Enrojecimiento en la rodilla;
- Sensación de calor o aumento de la temperatura en la rodilla;
- Debilidad de los músculos del muslo y la pierna.
Los síntomas de líquido en la rodilla surgen cuando hay una acumulación excesiva de líquido sinovial, que es un líquido lubricante presente en la rodilla, que normalmente está presente en pequeñas cantidades que varían entre 2 a 3,5 ml, pero en el caso de sinovitis en la rodilla, esta cantidad puede llegar a variar alrededor de 20 a 100 ml.
En caso de que surjan estos síntomas, se debe consultar a un ortopedista para que realice el diagnóstico de líquido en la rodilla e inicie el tratamiento más adecuado.
Cómo se realiza el diagnóstico
El diagnóstico de líquido en la rodilla es realizado por el ortopedista a través de la evaluación de los síntomas, antecedentes de salud o de traumas recientes en la rodilla o pierna, y de un examen físico de la rodilla.
Además, el médico puede hacer una punción del líquido sinovial retirando una parte de ese líquido en la rodilla y enviarlo para que sea analizado en el laboratorio e identificar si hay glucosa o aumento de las proteínas o anticuerpos.
Otros exámenes que el médico puede solicitar para diagnosticar el líquido en la rodilla son la resonancia magnética o el ultrasonido de rodilla.
Posibles causas
El líquido en la rodilla es causada por una inflamación de la membrana sinovial, que es un tejido que reviste la cápsula de la articulación en la parte interna de la rodilla, que tiene la función de producir el líquido para lubricar la articulación de la rodilla y evitar la fricción entre los huesos. Esta inflamación hace que haya un aumento en la producción de líquido sinovial, dando como resultado síntomas.
Algunos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar líquido en la rodilla, como:
- Traumas directos en la rodilla, como golpes, accidentes o caídas;
- Lesión en los ligamentos de la rodilla;
- Lesión en el menisco;
- Fractura de rodilla;
- Osteoartritis;
- Gota;
- Artritis reumatoide;
- Lupus;
- Psoriasis;
- Condromatosis sinovial;
- Infección en la rodilla;
- Hemofilia;
- Cáncer en la rodilla.
Además, el líquido en la rodilla puede surgir debido al uso excesivo o sobrecarga constante en la rodilla, como en el caso de atletas o personas que trabajan en la construcción civil, mecánicos o enfermeros, por ejemplo.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para el líquido en la rodilla debe ser indicado por el ortopedista de acuerdo a los síntomas presentados por la persona y a la cantidad de líquido acumulado en la rodilla debido a la inflamación. De esta forma, algunas opciones de tratamiento son:
1. Medicamentos
El tratamiento para la sinovitis en la rodilla se inicia con la ingesta de medicamentos antiinflamatorios, corticoides (orales o inyectados), seguido de fisioterapia. En algunos casos, el médico podrá retirar el exceso de líquido articular a través de una punción.
2. Fisioterapia
En cuanto a la fisioterapia, la electroterapia será parte importante del tratamiento, así como el fortalecimiento muscular y la ganancia de amplitud articular. Ultrasonido, electroestimulación nerviosa transcutánea (TENS), corriente farádica y láser son algunos ejemplos de dispositivos que generalmente están indicados en el tratamiento fisioterapéutico de la sinovitis de rodilla, ya sea antes o después de la cirugía.
3. Cirugía
La cirugía está indicada en caso de sinovitis crónica, cuando el dolor de rodilla persiste por más de 6 meses debido a artritis reumatoide o artritis, y cuando no se observa ninguna mejoría con el uso de medicamentos, fisioterapia o punción. La cirugía puede ser realizada de forma abierta o por artroscopia, en donde se retira una gran parte del tejido sinovial y de los meniscos, en caso de estar afectados. Conozca más sobre los cuidados y riesgos de la artroscopia de rodilla.
Posterior a la cirugía, la pierna debe permanecer vendada y elevada durante 48 horas para evitar la inflamación, siendo recomendado el movimiento de los pies para prevenir el surgimiento de una trombosis venosa profunda.
Al cabo de 72 horas después de la cirugía se puede comenzar a caminar con muletas y se puede iniciar los ejercicios isométricos, sin la movilización de la rodilla, y a medida que la persona vaya mejorando, se puede iniciar ejercicios doblando la rodilla y utilizando mancuernas, siempre bajo la orientación de un fisioterapeuta.
Cuánto es el tiempo de recuperación: el tiempo de recuperación de esta cirugía es de aproximadamente 6 a 8 semanas (en la cirugía abierta) y de 7 a 10 días en el caso de artroscopia en la rodilla.
4, Tratamiento casero
Un buen tratamiento casero para extraer el líquido de la rodilla consiste en colocar una bolsa de agua fría sobre la articulación inflamada y dolorida, 3 a 4 veces por día. Para ello, basta comprar una bolsa de gel en la farmacia o droguería y meterla en el congelador durante algunas horas. Cuando esté congelada debe enrollarla en papel de cocina o en un paño y colocarla directamente sobre la rodilla, dejándola actuar durante 15 minutos.
Por lo general, no se recomienda el uso de compresas calientes en la rodilla, únicamente bajo indicación del médico o del fisioterapeuta.
Un buen ejercicio es acostarse boca arriba y doblar la pierna hasta que el dolor lo permita, que es el punto donde comienza a incomodar y, después, debe estirar nuevamente la pierna. Debe repetirse este movimiento 20 veces aproximadamente, sin forzar demasiado la pierna para no aumentar el dolor.