La mastitis es una inflamación de la mama que generalmente ocurre debido a una infección por bacterias, provocando síntomas, como dolor, hinchazón o enrojecimiento. También esta infección puede ser acompañada de fiebre, escalofríos y en los casos más graves, llevar a la formación de una cavidad con pus en el interior de la mama.
La mastitis es más común en mujeres que están amamantando, especialmente debido a la acumulación de leche en el seno, lo que favorece la multiplicación de bacterias. Sin embargo, también puede ocurrir en hombres o en cualquier otra etapa de la vida de una mujer debido a la entrada de bacterias en el seno en caso de lesiones en el pezón, por ejemplo.
En caso de sospecha de mastitis, es importante consultar a un ginecólogo o a un médico general para confirmar el diagnóstico y comenzar el tratamiento adecuado, que puede incluir medicamentos e incluso cirugía.
Síntomas de la mastitis
La mastitis normalmente produce síntomas como:
- Dolor de mama;
- Hinchazón en la zona afectada;
- Endurecimiento de la parte de la mama afectada;
- Calor en la piel sobre la región infectada;
- Enrojecimiento en la piel sobre la zona;
- Fiebre superior a 38ºC;
- Escalofríos;
- Malestar general.
Una mastitis no tratada puede evolucionar hacia un absceso mamario, que es una cavidad llena de pus en el interior de la mama y que generalmente necesita ser drenada quirúrgicamente. Además, aumenta el riesgo de una infección generalizada.
De esta forma, en caso de que sospeche de mastitis, es muy importante consultar a un médico, con el objetivo de confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado.
Cómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico de mastitis puede ser confirmado por el médico mediante la evaluación de los síntomas y de los antecedentes médicos de la persona. No obstante, en caso de que exista sospecha de infección, el ultrasonido de mama puede ser indicado.
Asimismo, en caso de infección grave, salida de pus en la mama o falta de respuesta al tratamiento con antibióticos, el médico puede aún pedir un análisis de leche materna o de la secreción liberada por la mama, para verificar la presencia de bacterias.
Principales causas
La mastitis generalmente es causada por una infección provocada por bacterias que afecta los conductos por los cuales pasa la leche producida. Durante la lactancia, la mastitis tiende a ocurrir cuando la leche se acumula en el seno, lo que puede llevar a la multiplicación de microorganismos. Sin embargo, en algunos casos puede ocurrir sin una causa específica.
Durante la lactancia, el riesgo de mastitis es mayor en mujeres con grietas o heridas en los pezones y en casos de dificultad para vaciar los senos, estrés, falta de sueño y uso de sujetadores ajustados. Es más común que ocurra en las primeras semanas después del nacimiento del bebé.
En hombres o mujeres que no están amamantando, la mastitis generalmente surge debido a cortes o heridas en el pezón, golpes en el seno, tabaquismo, diabetes u obesidad.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para la mastitis puede incluir:
1. Tratamiento casero
El tratamiento en casa es fundamental para que haya un alivio de los síntomas, disminuya la inflamación y se acelere la recuperación, siendo recomendado:
- Beber alrededor de 2 litros de líquidos por día, como agua, tés o agua de coco;
- Aplicar compresas calientes en la mama o tomar un baño caliente;
- Darse un masaje con movimientos circulares suavemente en la parte afectada.
En los casos en que la mastitis esté relacionada con el proceso de lactancia, el médico también puede indicar:
- Aplicar compresas tibias en las mamas antes de retirar la leche;
- Asegurarse de que el bebé tenga un buen agarre para que la salida de la leche sea eficiente;
- Dejar que el bebé vacíe un pecho antes de ofrecer el otro para evitar que la leche se acumule en los senos;
- Amamantar según la demanda del bebé, ya que la sobrealimentación estimula la producción de más leche;
- Usar un sujetador cómodo que brinde un soporte adecuado a los senos;
- Masajear suavemente los senos con movimientos circulares antes de amamantar para facilitar la salida de la leche;
- Realizar el bombeo de la leche materna o usar una bomba de extracción cuando lo indique el médico y con cuidado para no dañar.
Generalmente, no es necesario interrumpir la amamantación en caso de mastitis, excepto si hubiera la salida pus por la mamila. Además de eso, al continuar con la amamantación, es posible evitar la acumulación de más leche y proliferación de bacterias.
2. Uso de medicamentos
El médico puede recetar medicamentos analgésicos y antiinflamatorios, como el Paracetamol o el Ibuprofeno, para aliviar el dolor y reducir la inflamación en el seno.
Además, si hay sospecha de infección, es posible que se recomiende el uso de antibióticos.
3. Tratamiento natural
El uso de suplementos de lecitina de soja o girasol también puede ser beneficioso para mejorar la inflamación y ayudar en la liberación de la leche en caso de mastitis. Además, en algunos casos, también se pueden recomendar probióticos que contengan Limosilactobacillus fermentum o Ligilactobacillus salivarius.
Sin embargo, estos tratamientos no sustituyen a los medicamentos recetados por un médico en el tratamiento de la mastitis, especialmente en caso de sospecha de infección, para la cual se requieren antibióticos.
4. Cirugía
La cirugía puede estar indicada en casos de formación de abscesos en la mama debido a la mastitis. En este caso, generalmente se recomienda realizar un drenaje del absceso.
Después del drenaje, el médico puede recetar antibióticos y antiinflamatorios para aliviar el dolor y la incomodidad que pueden surgir después del procedimiento y prevenir el desarrollo de una infección.
Cómo prevenir la mastitis
Para evitar la mastitis durante el periodo de amamantación es importante:
- Vaciar completamente la mama después de amamantar;
- Dejar que el bebé vacíe la primera mama antes de cambiar de seno, alternando las mamas la próxima vez;
- Cambiar la posición para amamantar de forma que la leche sea retirada de todos los segmentos de la mama;
- Amamantar con más frecuencia, principalmente si la mama estuviera llena de leche;
- Colocar al bebé en la posición adecuada, posicionándolo frente a la mama, con la boca a la altura del pezón. Vea cuál es la posición correcta para amamantar;
- Evitar usar ropa apretada, optando por aquella que sostenga la mama sin crear presión en exceso.
En otros casos, es importante tratar correctamente las heridas cercanas al pezón para evitar la entrada de bacterias que pueden provocar mastitis.