A pesar de que los signos del autismo pueden parecer más intensos con el tiempo, esto no significa necesariamente que hayan empeorado. En muchos casos, los signos se hacen evidentes cuando el niño o la persona con autismo necesita una habilidad específica que no posee o no ha desarrollado completamente. Por ello, la intensidad del autismo puede variar según las circunstancias, el entorno o incluso fluctuar con el tiempo.
Por ejemplo, en lo que respecta a las habilidades sociales y de comunicación: cuando el niño es pequeño y se relaciona casi exclusivamente con su familia, la ausencia de estas capacidades puede pasar desapercibida. Sin embargo, a medida que crece y su círculo social se amplía, las dificultades para socializar y comunicarse pueden volverse más notorias. Esto no implica que el autismo haya empeorado, sino que los desafíos se han hecho más evidentes.
En contraste, también puede ocurrir lo opuesto. Cuando una persona con autismo recibe tratamiento adecuado y cuenta con el apoyo de profesionales especializados, los signos pueden atenuarse. Esto sucede porque, por ejemplo, la persona puede desarrollar estrategias y obtener el apoyo necesario para enfrentar las dificultades relacionadas con la interacción social. Vea más información sobre el autismo.