El autismo, o trastorno del espectro autista (TEA), es genético y también está influenciado por factores ambientales. Esto significa que, además de las alteraciones en el ADN, existen factores externos que pueden interferir en la forma en que los genes funcionan y contribuir al desarrollo de esta condición.
Algunos ejemplos de factores ambientales que se cree que están asociados con el autismo son la edad avanzada de los padres, el bajo peso al nacer y la exposición del bebé durante el embarazo a ciertos medicamentos, como la talidomida o el ácido valproico. Conozca más sobre el autismo.
En caso de que la mujer desee quedar embarazada, especialmente si existe alguna preocupación sobre el riesgo de un problema para el bebé, lo ideal es consultar a un obstetra para una consulta preconcepcional. El médico puede orientar mejor sobre qué hacer en caso de identificarse algún factor de riesgo.