La microcefalia es una enfermedad en la que la cabeza y el cerebro del niño son más pequeños de lo normal para su edad. Esto puede ser causado por malformaciones durante la gestación provocadas por el uso de sustancias químicas o por infecciones bacterianas o virales, como el zika, por ejemplo.
Esta enfermedad puede alterar el desarrollo mental del niño, pues los huesos de la cabeza, que en el nacimiento están separados, se unen muy temprano, impidiendo que el cerebro crezca y desarrolle sus capacidades normalmente.
Por esta razón, el niño con microcefalia puede requerir de cuidados para toda la vida; sin embargo, esto generalmente es confirmado después del primer año de vida, y va a depender mucho de cuánto haya logrado desarrollarse el cerebro y de qué partes de este órgano estén comprometidas.
Principales síntomas
Los principales síntomas de microcefalia incluyen:
- Disminución del tamaño de la cabeza;
- Cerebro más pequeño de lo normal para la edad del niño;
- Problemas visuales;
- Pérdida de audición;
- Discapacidad intelectual;
- Parálisis;
- Convulsiones;
- Epilepsia;
- Autismo.
Esta condición también puede ocasionar el surgimiento de rigidez en los músculos del cuerpo, situación conocida científicamente como espasticidad, pues estos músculos son controlados por el cerebro, y en el caso de la microcefalia, esta función está perjudicada.
Cómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico de la microcefalia puede ser realizado durante la gestación a través de los exámenes prenatales, como el ultrasonido, por ejemplo, y puede ser confirmado inmediatamente después del parto a través de la medición del tamaño de la cabeza del bebé, realizada por un enfermero o médico. Vea cuándo se debe realizar el ultrasonido durante el embarazo.
Además, otros exámenes como tomografía computarizada o resonancia magnética cerebral también ayudan a medir la gravedad de la microcefalia y cuáles serán sus posibles consecuencias para el desarrollo del bebé.
Posibles causas
Las principales posibles causas de la microcefalia son:
- Infección por el virus Zika o virus Chikungunya durante el embarazo, especialmente en el primer trimestre;
- Infecciones como meningitis, VIH materno, rubéola, citomegalovirus y toxoplasmosis;
- Consumo de cigarrillos, alcohol o drogas, como cocaína y heroína, durante el embarazo;
- Intoxicación por mercurio o cobre;
- Desnutrición;
- Enfermedades metabólicas de la madre, como fenilcetonuria;
- Exposición a la radiación durante el embarazo;
- Uso de medicamentos contra la epilepsia, la hepatitis o el cáncer, en los primeros 3 meses de embarazo.
La microcefalia también puede ser genética y se presenta en niños que padecen otras enfermedades como el síndrome de West, el síndrome de Rett, el síndrome de Down y el síndrome de Edwards.
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Por lo tanto, un niño con microcefalia que también tiene uno de estos síndromes puede tener otras características físicas, discapacidades e incluso más complicaciones que los niños que solo tienen microcefalia.
Tipos de microcefalia
Según varios estudios, la microcefalia se divide en los siguientes tipos:
- Microcefalia primaria: ocurre cuando existen fallas en la producción de neuronas, que son células cerebrales, durante el desarrollo del feto;
- Microcefalia posnatal: el niño nace con el tamaño adecuado del cráneo y del cerebro, pero el desarrollo de estas partes no acompaña el crecimiento del niño;
- Microcefalia familiar: ocurre cuando el niño nace con el cráneo de menor tamaño, pero no presenta alteraciones neurológicas. Esta condición suele deberse a que los padres del niño también tienen la cabeza chiquita;
También existe otro tipo llamado microcefalia relativa, donde los niños que tienen problemas neurológicos presentan problemas de crecimiento del cráneo; sin embargo, es una clasificación poco utilizada por los médicos.
Además, algunos estudios clasifican la microcefalia como primaria, cuando los huesos del cráneo del bebé se cierran durante la gestación, hasta los 7 meses, o secundaria, cuando los huesos se cierran en la fase final del embarazo o después del nacimiento del bebé.
Lea también: Enfermedades congénitas: qué son, causas y ejemplos tuasaude.com/es/enfermedades-congenitasCómo es realizado el tratamiento
El tratamiento de la microcefalia debe ser guiado por un pediatra y neurólogo, para ayudar al niño a desarrollarse con las menores limitaciones posibles para tener una mejor calidad de vida.
Los principales tratamientos para la microcefalia son:
1. Terapia del habla
Para mejorar la capacidad de hablar, el niño debe ser supervisado por un logopeda al menos 3 veces por semana.
Además, los padres deben cantar pequeñas canciones con el niño y hablarle mirándole a los ojos durante todo el día, incluso si el niño no responde al estímulo. También debes utilizar gestos para que sea más fácil entender lo que estás diciendo y captar mejor la atención del niño.
2. Sesiones de fisioterapia
Para mejorar el desarrollo motor, aumentar el equilibrio y evitar atrofia y espasmos musculares, es importante acudir a fisioterapia por lo menos 3 veces por semana, para realizar ejercicios simples con la bola de Pilates, estiramientos, sesiones de psicomotricidad e hidroterapia.
La fisioterapia está indicada debido a que puede tener resultados en el desarrollo físico del niño y, además, porque puede ayudar a su desarrollo mental.
3. Terapia ocupacional
En el caso de niños con más edad, y con el objetivo de aumentar su autonomía, puede ser indicada por el médico la participación en sesiones de terapia ocupacional, en las cuales se pueden entrenar actividades diarias como cepillarse lo dientes o comer, con el uso de dispositivos especiales.
Para mejorar la capacidad de socialización, también se debe evaluar la posibilidad de mantener al niño en una escuela normal para que pueda interactuar con otros niños que no poseen microcefalia, pudiendo participar en juegos que promuevan la interacción social. Sin embargo, si hay una discapacidad intelectual, el niño probablemente no va a aprender a leer ni a escribir, aunque puede ir a la escuela para tener contacto con otros niños.
En casa, los padres deben estimular al niño lo máximo posible, haciendo juegos en frente del espejo, estando al lado del niño, y participando, siempre que sea posible, en reuniones de familia y amigos para intentar mantener el cerebro del niño siempre activo.
4. Uso de medicamentos
El niño con microcefalia puede requerir la toma de medicamentos indicados por el médico según los síntomas que presenta, como anticonvulsivantes para reducir las convulsiones o para tratar la hiperactividad, como diazepam o metilfenidato (Ritalín), además de analgésicos, como el paracetamol, para reducir el dolor muscular debido a la tensión excesiva.
5. Inyecciones de bótox
Las inyecciones de bótox pueden ser indicadas en el tratamiento de algunos niños con microcefalia, pues pueden ayudar a reducir la rigidez muscular y a mejorar los reflejos naturales del cuerpo, facilitando las sesiones de fisioterapia y los cuidados diarios.
Por lo general, las inyecciones de bótox están indicadas cuando el niño posee siempre los músculos contraídos intensa e involuntariamente, lo que dificulta acciones simples como bañarlo o cambiarle el pañal. El uso de bótox es considerado seguro y, prácticamente, no presenta riesgos para la salud, siempre que sea utilizado en la dosis adecuada y bajo la orientación del médico.
6. Cirugía en la cabeza
En ciertos casos, puede realizarse una cirugía a través de un corte en la cabeza para permitir el crecimiento del cerebro, reduciendo las secuelas de la enfermedad. No obstante, para obtener resultados, esta cirugía debe ser realizada hasta los 2 meses de edad del bebé, y solo está indicada cuando son mayores los beneficios que los riesgos asociados.