La microtia es una malformación congénita del oído externo caracterizada por alteraciones en la forma del pabellón auricular, que tiende a ser pequeño o, en los casos más graves, inexistente, condición conocida como anotia.
Esta alteración no tiene una causa completamente conocida. Sin embargo, puede estar asociada a defectos en el oído interno, afectando la audición, y formar parte de síndromes que también comprometen los huesos del cráneo, los riñones o el corazón en algunos casos.
En caso de sospecha de microtia, se recomienda consultar a un otorrinolaringólogo. El tratamiento debe ser llevado a cabo por un equipo multidisciplinario y puede incluir el uso de prótesis o, en algunos casos, la cirugía reconstructiva de la oreja.
Grados de microtia
La microtia se clasifica en 4 tipos según el grado de malformación de la oreja:
- Grado I: oreja pequeña pero con todas sus partes;
- Grado II: oreja pequeña con malformaciones evidentes o ausencia de algunas estructuras del pabellón auricular;
- Grado III: solo vestigios de tejido auricular, sin similitud con el pabellón auricular;
- Grado IV: ausencia completa de la oreja.
Esta clasificación es importante para que los cirujanos plásticos y otorrinolaringólogos evalúen la gravedad de la microtia y, tras un análisis detallado, indiquen el tratamiento más adecuado.
Principales características
Las características principales de la microtia son:
- Oreja pequeña o ausente;
- Malformación de las estructuras de la oreja;
- Dificultades auditivas, en algunos casos.
La microtia generalmente está presente desde el nacimiento y, en algunos casos, puede estar asociada con malformaciones en órganos como el corazón, los riñones o los huesos del cráneo, lo que podría ocasionar asimetrías en la cabeza y/o el rostro.
Esta condición puede afectar una o ambas orejas y, en ciertos casos, se observa que la oreja derecha tiende a ser afectada con mayor frecuencia que la izquierda.
Lea también: Cardiopatía congénita: qué es, síntomas, causas y tratamiento tuasaude.com/es/cardiopatia-congenitaCómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico de microtia lo realiza un otorrinolaringólogo o médico general, basado en las características de la oreja de la persona. Sin embargo, al ser una condición congénita, es común que se diagnostique poco después del nacimiento o durante la infancia por el pediatra.
Además, en algunos casos, la microtia puede identificarse inicialmente durante el embarazo, en las consultas de control prenatal, mediante una ecografía solicitada por el médico.
El médico también puede indicar exámenes como la tomografía de la cabeza, para evaluar más detalladamente las estructuras internas del oído, así como audiometrías o, en el caso de bebés, el examen auditivo en bebés o el examen BERA, para evaluar la audición. Conozca más sobre el examen auditivo en bebés.
Posibles causas
La causa de la microtia no está completamente identificada. Sin embargo, existen factores que pueden favorecer esta alteración congénita, como:
- Edad materna avanzada durante el embarazo, superior a 35 años;
- Embarazo múltiple;
- Diabetes antes del embarazo;
- Fumar o consumir bebidas alcohólicas durante la gestación;
- Antecedentes familiares de microtia.
Además, la microtia puede estar asociada a síndromes genéticos específicos, como el síndrome de Goldenhar, CHARGE o Treacher Collins, en algunos casos.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento de la microtia debe ser indicado por un otorrinolaringólogo o, si es necesario, por un cirujano plástico. Este puede incluir el uso de prótesis o la reconstrucción de la oreja mediante un implante recubierto con tejidos del propio paciente.
El seguimiento regular de los niños con microtia es esencial para detectar y tratar de manera temprana cualquier problema auditivo. Si no se abordan, estas dificultades podrían interferir en el desarrollo del habla.
La reconstrucción de la oreja suele realizarse entre los 4 y 10 años de edad. Además, dado que la microtia puede estar asociada a síndromes que también afectan los huesos del cráneo o el corazón, el médico podría recomendar tratamientos específicos para abordar otras posibles alteraciones, si estas están presentes.