La mononucleosis es una infección causada por el virus de Epstein-Barr, que puede transmitirse a través de la saliva. Los síntomas más comunes incluyen fiebre alta, dolor e inflamación de garganta, placas blanquecinas en la garganta y bultos en el cuello.
El virus de Epstein-Barr puede causar esta infección a cualquier edad, pero generalmente causa síntomas solo en adolescentes y adultos, los niños generalmente no muestran síntomas y, por lo tanto, no requieren tratamiento.
Aunque la mononucleosis, conocida como enfermedad del beso, no tiene un tratamiento específico, es curable y desaparece al cabo de 1 o 2 semanas. El único tratamiento recomendado incluye reposo, beber líquidos y tomar medicamentos para aliviar los síntomas y acelerar la recuperación de la persona.
Principales síntomas
Los síntomas de la mononucleosis son:
- Presencia de placas blanquecinas en la boca, lengua y/o garganta;
- Dolor de cabeza constante;
- Fiebre alta;
- Dolor de garganta;
- Cansancio excesivo;
- Malestar general;
- Ganglios inflamados en el cuello.
Los síntomas de la mononucleosis pueden aparecer de 4 a 6 semanas después del contacto con el virus de Epstein-Barr, sin embargo, este período puede ser más corto dependiendo del sistema inmunológico de la persona.
Los síntomas de la mononucleosis se pueden confundir fácilmente con la gripe o el resfriado, por lo que si los síntomas duran más de 2 semanas, es importante acudir al médico general o infectólogo para que se realice una evaluación que permita diagnosticar la infección.
Test de síntomas de mononucleosis
Para saber el riesgo de tener mononucleosis, seleccione los síntomas que manifiesta en el test a continuación:
Este test de síntomas es sólo una herramienta de orientación y no sirve como diagnóstico ni reemplaza la consulta con un especialista en enfermedades infecciosas o un médico de cabecera.
Diagnóstico de mononucleosis
El diagnóstico de la mononucleosis se realiza a través de la evaluación clínica de los signos y síntomas presentados por la persona. Los exámenes de laboratorio sólo se solicitan cuando los síntomas no son muy específicos o cuando es necesario realizar el diagnóstico diferencial con otras enfermedades producidas por el virus.
De esta forma, se puede solicitar la realización de un hemograma, en el que se pueden observar linfocitosis, presencia de linfocitos atípicos y disminución del número de neutrófilos y plaquetas. Para la confirmación del diagnóstico se recomienda la búsqueda de anticuerpos específicos circulantes presentes en la sangre contra el virus responsable de la mononucleosis.
Cómo se transmite la mononucleosis
La transmisión de la mononucleosis ocurre a través del contacto con la saliva de una persona infectada, por lo que la forma más común es a través del beso. Sin embargo, también es posible contagiarse con mononucleosis a través de la tos y de los estornudos.
Además de esto, la enfermedad se puede transmitir al compartir vasos y cubiertos con una persona infectada.
Cómo se realiza el tratamiento
No existe un tratamiento específico para la mononucleosis, una vez que el cuerpo es capaz de eliminar el virus. Sin embargo, se recomienda mantenerse de reposo e ingerir muchos líquidos como agua, tés o jugos naturales para acelerar el proceso de recuperación y evitar el surgimiento de complicaciones como inflamación del hígado o aumento del bazo.
Sin embargo, en algunos casos, el médico puede optar por prescribir medicamentos para aliviar los síntomas, como analgésicos y antipiréticos, como Paracetamol o Dipirona, para aliviar el dolor de cabeza y el cansancio, o antiinflamatorios, como Ibuprofeno o Diclofenaco, para aliviar el dolor de garganta y reducir los ganglios. En caso de que surjan infecciones, como amigdalitis, por ejemplo, el médico puede recetar antibióticos, como Amoxicilina o Penicilina.
Posibles complicaciones
Las complicaciones de la mononucleosis son más comunes en personas que no hacen el tratamiento adecuado o que presentan un sistema inmune debilitado, permitiendo que el virus se desarrolle más.
Estas complicaciones normalmente incluyen un aumento del bazo e inflamación del hígado. En estos casos, es común que surjan dolores intensos en la barriga e inflamación abdominal, por lo que se recomienda consultar nuevamente al médico general para que sea iniciado el tratamiento adecuado.
Además de esto, pueden surgir complicaciones más raras como anemia, inflamación del corazón o infecciones en el sistema nervioso central como meningitis, por ejemplo.