Qué es:
La morfina es un medicamento analgésico del grupo de los opioides, siendo indicada para el tratamiento del dolor moderado a intenso. Este medicamento puede ser prescrito por el médico para evitar el dolor después de cirugías e incluso para tratar el dolor crónico maligno.
La morfina ejerce su acción analgésica debido a que actúa principalmente en los receptores opiáceos mu, y en menor grado los kappa, los cuales son responsables de mediar el dolor y la sedación. Por ello, puede estar indicado en casos de dolor asociado a infarto de miocardio, ansiedad asociada a procedimientos quirúrgicos y dolor óseo, por ejemplo.
Este medicamento puede adquirirse en farmacias o droguerías, siendo necesaria receta médica, pues su uso indebido puede causar problemas de la salud, como dependencia e incluso, puede poner en riesgo la vida.
Para qué sirve
La morfina está indicada para el alivio y el control del dolor intenso, ya sea agudo o crónico, como:
- Dolor postoperatorio inmediato;
- Dolor asociado a infarto del miocardio;
- Dificultad respiratoria causado por edema pulmonar;
- Dolor crónico maligno;
- Dolor en los huesos, moderado a grave, agudo o crónico;
- Dificultad respiratoria debido a insuficiencia ventricular.
Este medicamento también puede ser usado en casos de ansiedad debido a procedimientos quirúrgicos.
Dosis de morfina
El modo de uso de la morfina varía de acuerdo al tipo de dolor del paciente, edad, vía de administración y de los medicamentos que se administren en conjunto, razón por la cual la dosis siempre debe ser individualizada e indicada por el médico que prescribió el medicamento.
La morfina puede ser administrada por vía intravenosa, intramuscular, subcutánea, epidural e intratecal. En caso de las personas de la tercera edad, pueden requerir dosis menores a las indicadas normalmente en adultos.
Para su correcta administración, se recomienda tomar las tabletas enteras de morfina de liberación prolongada con un poco de líquido y sin mastica. En el caso de la vía intravenosa, esta debe ser administrada de forma lenta, en un tiempo de 4 a 5 minutos o de acuerdo a la indicación del médico.
Posibles efectos secundarios
Algunos de los efectos secundarios más comunes que pueden surgir durante el tratamiento con morfina incluyen mareos, vértigos, sedación, náuseas, vómitos y aumento de la transpiración. Además, como la morfina tiene un efecto en los nervios de la pared intestinal, puede causar estreñimiento. En tratamientos prolongados puede causar tolerancia.
Los mayores riesgos de la morfina son depresión respiratoria, depresión circulatoria, paro respiratorio, shock y paro cardíaco.
Además, el uso de una dosis elevada de este medicamento puede causar somnolencia y dificultad respiratoria, debiendo recibir tratamiento lo antes posible, mediante cuidados médicos intensivos y el antídoto específico, llamado naloxona o naltrexona, que es un antagonista opiáceo. Conozca los principales peligros del uso de medicamentos sin indicación médica.
Contraindicaciones
La morfina está contraindicada en personas con alergia a los opioides, en aquellas que presentan insuficiencia o depresión respiratoria, depresión del sistema nervioso central, enfermedad pulmonar obstructiva crónica grave, crisis de asma bronquial, arritmia cardíaca, lesiones cerebrales, tumor cerebral, alcoholismo crónico, temblores, obstrucción intestinal, íleo intestinal paralítico, alteraciones en la coagulación sanguínea y enfermedades que causen convulsiones.
Asimismo, la morfina también está contraindicada en niños menores de 18 años, y no debe ser usada en mujeres embarazadas o en período de lactancia sin la orientación médica.