Neumonía bacteriana: qué es, síntomas y cómo se transmite

La neumonía bacteriana es una infección grave de los pulmones que genera síntomas como tos con flema, fiebre y dificultad para respirar, que surge después de una gripe o resfriado que no se cura o que empeora a lo largo del tiempo.

La principal bacteria responsable por ese tipo de neumonía es la Streptococcus pneumoniae, sin embargo, otras bacterias también pueden causar el desarrollo de esta infección.

La neumonía bacteriana es contagiosa a través de estornudos o tos, hasta dos días después de iniciado el tratamiento, el cual puede ser realizado en casa con la ingestión de antibióticos recetados por el médico. Sin embargo, en el caso de los bebés, niños y de los adultos mayores, el médico podría considerar el ingreso al hospital, previniendo así complicaciones.

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Principales síntomas

Los principales síntomas de neumonía bacteriana son:

  • Tos seca o tos con flema, que puede contener pus o sangre;
  • Fiebre alta, superior a 39 °C;
  • Escalofríos o sudoración excesiva;
  • Dificultad para respirar o falta de aire;
  • Dolor en el pecho al toser o respirar;
  • Náuseas o vómitos;
  • Malestar general;
  • Cansancio excesivo.

Asimismo, otros síntomas incluyen dolor de cabeza o dolor muscular o articular, pudiendo también ocurrir confusión mental, en especial en personas mayores de 65 años de edad.

Cómo es el diagnóstico

El diagnóstico de la neumonía bacteriana es llevado a cabo por el neumólogo o médico general mediante la evaluación de los síntomas, antecedentes de salud y examen físico, que es realizado pidiéndole a la persona que inhale y exhale mientras se escuchan los pulmones con un estetoscopio, con la finalidad de verificar si existen ruidos durante la respiración. 

Para confirmar el diagnóstico, el médico debe solicitar una radiografía de tórax o tomografía computarizada, para evaluar los pulmones y ver cuál es la parte afectada. 

Otros exámenes que pueden ser solicitados por el médico son análisis de sangre, como hemograma completo o hemocultivo; análisis de esputo (flema); broncoscopia, y cultivo del líquido pleural, con la finalidad de identificar la infección y cuál es la bacteria que está causando la neumonía. 

Cómo se transmite la neumonía bacteriana

La vía de transmisión más común de la neumonía bacteriana es la entrada accidental de bacterias en los pulmones, ya sea a través de la boca, por una infección localizada en otra parte del organismo, por el atragantamiento con alimentos o como complicación de una gripe o resfriado.

La disminución de la inmunidad, por factores como la edad avanzada, enfermedades crónicas o el uso de ciertos medicamentos, facilita que bacterias presentes en el organismo, como en la flora respiratoria, proliferen y causen infección en los pulmones.

Algunas bacterias que causan neumonía, como Streptococcus pneumoniae o Mycoplasma pneumoniae, pueden transmitirse por gotas respiratorias al toser, estornudar o hablar. Sin embargo, el riesgo de contagio varía con el tipo de bacteria y es menos común que en la neumonía viral.

La neumonía bacteriana afecta más a niños, adultos mayores y personas inmunocomprometidas, así como a quienes padecen enfermedades pulmonares crónicas como EPOC, asma o enfisema

¿La neumonia bacteriana es contagiosa?

La neumonía bacteriana puede ser contagiosa, ya que algunas bacterias que la causan, como Streptococcus pneumoniae y Mycoplasma pneumoniae, pueden transmitirse de una persona a otra a través de las gotas respiratorias al toser, estornudar o hablar. Sin embargo, no todas las personas expuestas a estas bacterias desarrollarán neumonía.

El riesgo de infección es mayor en personas con sistemas inmunitarios debilitados o con enfermedades crónicas, ya que su organismo tiene menos capacidad para combatir los microorganismos. La transmisión también depende de factores como la proximidad y la duración de la exposición a una persona infectada.

Causas de neumonía bacteriana

Las principales bacterias relacionadas con la neumonía bacteriana son:

  • Streptococcus pneumoniae;
  • Klebsiella pneumoniae;
  • Staphylococcus aureus;
  • Haemophilus influenzae;
  • Legionella pneumophila;
  • Mycoplasma pneumoniae;
  • Chlamydia pneumoniae.

Es importante que se identifique la bacteria responsable de la infección, ya que es posible que se realice el tratamiento más adecuado y dirigido para el agente infeccioso.

Vea en el siguiente video más sobre las principales causas y síntomas de la neumonía:

NEUMONÍA: los síntomas que tienes que conocer

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Cómo se realiza el tratamiento

Por lo general, el tratamiento de la neumonía bacteriana se realiza en casa, debiendo mantenerse de reposo, beber bastante agua durante el día y llevar una alimentación saludable y equilibrada. Además, el neumólogo también indicará el uso de un antibiótico para combatir la infección.

1. Antibióticos para la neumonía

El antibiótico indicado en el tratamiento de la neumonía bacteriana puede variar de acuerdo al microorganismo responsable de la infección, pudiendo indicarse:

  • Amoxicilina;
  • Azitromicina;
  • Ceftriaxona;
  • Fluoroquinolonas, como el levofloxacino y moxifloxacino;
  • Penicilinas;
  • Cefalosporina;
  • Vancomicina;
  • Carbapenémicos, como meropenem, ertapenem o imipenem.

Es importante que el tratamiento con antibióticos se realice de acuerdo a la orientación del médico y que se continúe aunque ya no haya signos o síntomas presentes. En la mayoría de los casos, el uso de antibióticos debe mantenerse alrededor de 7 a 14 días, sin embargo, puede prolongarse hasta 21 días, dependiendo de la gravedad de la infección y el estado de salud de la persona. 

2. Oxigenoterapia

En los casos más graves, cuando la neumonía se diagnostica en una fase más avanzada o en el caso de los bebés y de adultos mayores, puede ser necesario mantenerse internado en el hospital para recibir oxigenoterapia, así como los antibióticos por vía intravenosa, evitando así el surgimiento de diversas complicaciones. Conozca qué es la oxigenoterapia y los tipos que existen.

3. Fisioterapia respiratoria

En algunos casos el médico puede recomendar que el tratamiento sea complementado con sesiones diarias de fisioterapia respiratoria, principalmente en aquellas personas donde hubo un agravamiento de la neumonía, para mejorar la respiración.

La fisioterapia respiratoria sirve para mejorar el suministro de oxígeno en todo el organismo. El objetivo es ayudar al cuerpo a liberar las secreciones de las vías respiratorias y aumentar la capacidad respiratoria pulmonar. Conozca en qué consiste la fisioterapia respiratoria.

Signos de mejoría y empeoramiento

Los signos de mejoría suelen observarse alrededor de 3 días después de haber iniciado el tratamiento con antibióticos, pudiendo notarse: disminución de la fiebre, de la tos y del catarro, así como la reducción de la falta de aire y dificultad para respirar.

Por otro lado, cuando el tratamiento no se inicia tempranamente después de identificar los signos y síntomas, es posible que se observen signos de empeoramiento como aumento o persistencia de la fiebre, tos con catarro y rastros de sangre, aumento de la dificultad respiratoria y de la falta de aire.

Cuando la neumonía empeora, es posible que esté relacionado con infecciones en otros lugares del cuerpo o con una incorrecta elección de los antibióticos utilizados, su combinación o su dosis. 

Posibles complicaciones

En algunos casos, la neumonía bacteriana puede agravarse, habiendo muerte del tejido pulmonar o acumulación de pus en los pulmones, siendo necesario utilizar otros antibióticos, realizar una punción o colocar un drenaje para eliminar las secreciones.

Otra posible complicación que puede presentarse, es la resistencia bacteriana a los antibióticos, que puede ocurrir debido al uso inadecuado de estos medicamentos. Conozca por qué el uso inadecuado de antibióticos puede producir resistencia.

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