Periostitis tibial: síntomas, causas y tratamiento

La periostitis tibial es un dolor intenso ocasionado por la inflamación de la tibia, que es el hueso que forma la canilla, también llamada espinilla, o de los músculos y tendones que la rodean. Este dolor surge en la parte delantera de este hueso, en especial durante o luego de una corrida o al hacer alguna otra actividad física de alto impacto.

Este tipo de dolor, también conocido como síndrome de estrés tibial, puede aparecer por aumentar el número de entrenamientos durante la semana, cambiar el ritmo al correr, correr largas distancias o incluso por pisar de forma incorrecta al correr. Conozca otras causas del dolor al correr.

El tratamiento de la periostitis tibial es llevado a cabo por el traumatólogo u ortopedista, el cual puede indicar reposo para favorecer la recuperación y el alivio de los síntomas, y recomendar el uso de medicamentos analgésicos y antiinflamatorios y la realización de sesiones de fisioterapia, por ejemplo. 

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Principales síntomas

Los principales síntomas de la periostitis tibial son:

  • Hinchazón y enrojecimiento en la canilla afectada;
  • Empeoramiento del dolor durante o luego de hacer actividad física;
  • Mejoría del dolor con el reposo;
  • Aumento de la sensibilidad al tacto en la canilla;
  • Dificultad para apoyar el pie en el suelo. 

Este dolor puede ser bastante molesto, pudiendo incluso afectar las actividades diarias, como caminar y subir o bajar escaleras, por ejemplo. 

Ante la presencia de periostitis tibial, es importante consultar al traumatólogo para que la persona sea evaluada y el tratamiento más adecuado sea indicado.

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de la causa de periostitis tibial es realizado por el traumatólogo mediante la evaluación de los síntomas, los antecedentes de salud, la cantidad de entrenamientos y de tiempo que la persona sale a correr por semana, y del examen físico de la canilla.

Por lo general, no son necesarios exámenes adicionales; no obstante, el médico puede solicitar una radiografía o resonancia magnética para descartar otras condiciones que pueden tener síntomas semejantes, como la fractura por estrés en la tibia o el síndrome compartimental crónico por ejercicio, por ejemplo. 

Principales causas

La periostitis tibial puede surgir debido a varios factores, siendo los principales:

  • Entrenamientos largos e intensos en suelos duros, como asfalto o concreto, o irregulares;
  • Falta de descanso entre los días de entrenamiento;
  • Uso de calzado deportivo inadecuado para la actividad;
  • Alteraciones en la pisada; 
  • Exceso de peso;
  • Falta de realización de ejercicios que fortalezcan la región;
  • Falta de estiramiento y/o calentamiento. 

De esta forma, como consecuencia de estos factores, puede haber inflamación de la membrana que reviste el hueso de la canilla, o de los músculos y tendones que se insertan en este hueso, generando dolor al caminar, correr o subir o bajar escaleras. 

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento de la periostitis tibial debe realizarse bajo la supervisión de un ortopedista para reducir la inflamación de la tibia, los tendones o los músculos adheridos a este hueso y aliviar los síntomas.

Los principales tratamientos que puede indicar el médico son:

1. Reposo

En el caso de personas que practican actividades físicas constantemente, el ortopedista puede recomendar reposo para aliviar el dolor, la hinchazón y la inflamación en la espinilla.

Además, el médico puede recomendar cambiar de deporte a actividad física de bajo impacto mientras la persona se recupera, como nadar, por ejemplo.

Es importante no ignorar el dolor, pues si esto ocurre se debe parar el entrenamiento, pues esto puede causar más inflamación y aumentar el tiempo de recuperación.

2. Aplicar compresas frías

Es posible que su médico le recomiende aplicar compresas frías en la espinilla para ayudar a disminuir el dolor y aliviar la inflamación en la tibia.

Para preparar la compresa debe agregar unos cubos de hielo dentro de una bolsa térmica o usar una compresa de gel congelada, a seguir se debe envolver la compresa en una toalla limpia y seca para posteriormente ser aplicada en la espinilla. Debe dejar la compresa entre 15 a 20 minutos, 3 a 4 veces al día, o según indicación médica.

3. Tomar medicamentos

El ortopedista puede prescribir analgésicos y antiinflamatorios, como paracetamol, ibuprofeno o naproxeno, por ejemplo, ya que ayudan a reducir el dolor, aliviar la hinchazón y reducir la inflamación tibial.

Además, en el caso de que esta inflamación no mejore con el reposo, el uso de compresas frías y los cambios en la actividad física, el médico puede recomendar suplementos de calcio y vitamina D para acelerar la recuperación y prevenir que el problema evolucione. Vea cómo tomar vitamina D.

Estos medicamentos siempre deben ser indicados por el médico y el tiempo de tratamiento debe hacerse de forma individual, según la intensidad del dolor y la mejoría de los síntomas.

4. Fisioterapia

La fisioterapia puede ser indicada por el ortopedista y debe realizarse bajo la orientación del fisioterapeuta, pues esta indica ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de los músculos de las piernas, corrige el movimiento de las piernas y la pisada, por ejemplo, ayudando a acelerar la recuperación y aliviar la inflamación y el dolor en la espinilla.

El tratamiento de fisioterapia debe ser elegido por el fisioterapeuta de forma individualizada, quien también puede indicar el uso de calzado adecuado para la realización de deportes repetitivos o de alto impacto, además de orientar los estiramientos a realizar antes y después de la actividad física y ayudar a la reinserción paulatina a las actividades físicas.

¿Cuándo volver a correr?

El regreso a las carreras puede ocurrir dentro de las semanas o meses posteriores al inicio del tratamiento. Este tiempo varía de acuerdo con las acciones tomadas después de la aparición del primer síntoma. Si persiste en hacer ejercicio, incluso cuando siente dolor, el proceso de recuperación puede llevar más tiempo y la reinserción en el deporte también puede ser más difícil.

Para volver a correr lo antes posible y reducir las posibilidades de volver a sentir el dolor, es importante dejar de hacer ejercicio durante al menos dos semanas, aplicar compresas de hielo en la zona y consultar a un fisioterapeuta.

Cómo prevenir

Para evitar la periostitis tibial es importante hacer un entrenamiento de acuerdo con la orientación de un profesional, conocer los límites del cuerpo y respetar el tiempo de descanso entre los entrenamientos. 

Asimismo, se recomienda que el entrenamiento no se inicie corriendo de una vez, sino que primero sea realizada una caminata y después se empiece a correr paulatinamente, pues así es posible disminuir el riesgo de periostitis tibial y de lesiones. 

Es importante también estar atento al calzado deportivo utilizado para que sea el adecuado al tipo de pisada, además de también ser conveniente alternar el tipo de suelo en el que se hace la actividad, pues de esta forma es posible evitar que el impacto en la región sea siempre elevado. 

No se debe ignorar el dolor en la canilla, recomendándose que la persona disminuya progresivamente el entrenamiento que está llevando a cabo y guarde reposo, puesto que, en caso de que la actividad física continúe siendo realizada, la inflamación puede tornarse más grave y el tiempo de recuperación más largo. 

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