El PPD es el examen de clasificación estándar que ayuda a diagnosticar la tuberculosis, pues identifica la presencia de la bacteria Mycobacterium tuberculosis, y esta consiste en la colocación de una inyección bajo la piel que contiene proteínas derivadas de la bacteria, lo que puede o no originar una reacción que debe ser evaluada por un neumólogo.
Cuando el PPD, también conocido como prueba de tuberculina o test de Mantoux, es positivo hay grandes posibilidades de estar contagiado por la bacteria. Sin embargo, este examen por si sólo no es suficiente para confirmar o excluir la enfermedad, motivo por el cual el médico deberá solicitar otros análisis, como una radiografía de tórax o investigar la presencia de la bacteria en el esputo, por ejemplo.
Normalmente este examen se realiza en personas que estuvieron en contacto directo con personas infectadas por la bacteria, aunque no presenten síntomas de la enfermedad, pues es posible que la bacteria esté en el organismo sin aún haberla provocado. Conozca cuáles son los síntomas de la tuberculosis.
Cómo se realiza el examen PPD
El examen PPD se realiza en laboratorio de análisis clínicos mediante la inyección de un derivado proteico purificado (PPD), es decir, de proteínas purificadas que están presentes en la superficie de la bacteria de la tuberculosis. Las proteínas son purificadas para que no haya desarrollo de la enfermedad en personas que no poseen la bacteria, sin embargo las proteínas reaccionan en las personas que están infectadas o han sido vacunadas.
La sustancia se aplica en el antebrazo izquierdo, preferiblemente debajo de la piel. Después de esto, la persona puede volver a casa, e ir al neumólogo 72 horas después de la aplicación, que es el tiempo en que la reacción normalmente aparece.
Para hacer el examen PPD no es necesario quedarse de ayunas o tener otro cuidado especial, sólo se recomienda informar al médico si se está usando algún tipo de medicación.
Este examen puede realizarse en niños, embarazadas o personas con el sistema inmune comprometido, sin embargo, no debe ser hecho en personas que presenten la posibilidad de hacer una reacción alérgica severa.
Resultados de la prueba de tuberculina
Los resultados de la prueba PPD dependen del tamaño de la reacción de la piel, como se muestra en la imagen y, por esto, pueden ser:
- Hasta 5 mm: en general, se considera un resultado negativo y, por lo tanto, no indica infección con la bacteria de la tuberculosis, excepto en situaciones específicas;
- De 5 mm a 9 mm: es un resultado positivo, indicando infección por la bacteria de la tuberculosis, especialmente en niños menores de 10 años no vacunados o vacunados con BCG desde hace más de 2 años, personas con VIH / SIDA, con el sistema inmune comprometido o que tienen cicatrices de tuberculosis en la radiografía de tórax;
- 10 mm o más: resultado positivo, indicando infección por la bacteria de la tuberculosis.
Además del examen PPD, para confirmar o descartar el diagnóstico de tuberculosis, el médico puede recomendar pruebas adicionales, como una radiografía de tórax, pruebas inmunológicas y baciloscopia de esputo, que es una prueba de laboratorio en la que se investiga el esputo para verificar si se encuentran los bacilos que causa la enfermedad.
Resultado falso positivo
En algunas situaciones, la presencia de una reacción cutánea mayor a 5 mm no significa que la persona esté infectada con la micobacteria que causa la tuberculosis. Por ejemplo, las personas que ya han sido vacunadas contra la tuberculosis (vacuna BCG) o que tienen una infección por otros tipos de micobacterias, pueden experimentar una reacción cutánea cuando se realiza la prueba, lo que se denomina resultado falso positivo.
Resultado falso negativo
El resultado falso negativo es cuando la persona está infectada con la bacteria, pero no se forma una reacción en el PPD, lo que puede ocurrir en casos de personas con inmunidad debilitada, como aquellas con SIDA, cáncer o quienes usan medicamentos inmunosupresores, así como en personas con desnutrición, que se encuentren deshidratados, que tengan más de 65 años o que posean una infección grave.