Qué es:
La propiocepción es la capacidad que el propio cuerpo tiene de evaluar en qué posición se encuentra, a fin del mantener el perfecto equilibrio cuando se está de pie, en movimiento o al realizar un esfuerzo.
Este sistema de propiocepción, conocido también como kinestesia, está compuesto por los órganos del oído interno, los ojos y por receptores en la piel, músculos y articulaciones. Un ejemplo de propiocepción es poder tocarse la nariz con los ojos cerrados o caminar sin ver los pies.
Algunas situaciones pueden causar cambios en la propiocepción, como la edad, lesiones cerebrales y en la rodilla, así como algunas enfermedades, como la diabetes y la esclerosis múltiple, por ejemplo, siendo importante acudir a un médico general u ortopedista para que realice una evaluación e indique el tratamiento más adecuado.
Para qué sirve la propiocepción
La propiocepción sirve para mantener el equilibrio corporal, a través del sistema vestibular, que se encuentra en el oído interno el cual envía información al cerebro sobre la rotación, aceleración y posición del cuerpo; el sistema visual y por receptores en la piel, músculos y articulaciones, llamados propioceptores, los cuales detectan el estiramiento, la presión y el movimiento, manteniendo la posición correcta del cuerpo, ya sea de pie o en movimiento.
Cuando el sistema propioceptivo no es debidamente estimulado existe un mayor riesgo de caídas y esguinces, por lo que es importante entrenarlo, particularmente en aquellos que practican actividad física, pero también en los casos de la fase final de rehabilitación de todos los casos de traumato-ortopédica.
Causas de alteraciones en la propiocepción
Las causas de alteraciones en la propiocepción son:
- Edad, pues a medida que se envejece se producen cambios en las rodillas, nervios y músculos;
- Lesiones Cerebrales;
- Diabetes;
- Enfermedad de Parkinson;
- Infarto;
- Esclerosis múltiple;
- Trastorno del espectro autista;
- Lesiones en las rodillas;
- Neuropatía periférica.
Algunos síntomas que pueden surgir al estar alterada la propiocepción son problemas de equilibrio, caídas frecuentes, mala postura, movimiento descoordinado, torpeza, no poder caminar en línea recta y chocar con cosas, por ejemplo.
Cómo se clasifica
La propiocepción, también conocida como kinestesia, puede clasificarse en:
- Propiocepción consciente: sucede a través de propioceptores, que permiten caminar sobre una cuerda floja si caer, por ejemplo;
- Propiocepción inconsciente: son actividades involuntarias ejecutadas por el sistema nervioso autónomo, como regular los latidos del corazón, por ejemplo.
Realizar ejercicios de propiocepción en consultas de fisioterapia es importante, no sólo para mejorar el equilibrio y los movimientos precisos del cuerpo, también para evitar el empeoramiento de lesiones deportivas, como distensión muscular, enseñándole al cuerpo cómo moverse para proteger el área afectada.
Ejercicios de propiocepción
Algunos ejercicios propioceptivos, ordenados según el grado de dificultad, son:
- Caminar en línea recta durante 10 metros, con un pie al frente del otro;
- Caminar por 10 metros en diferentes tipos de superficies, como el suelo, colchonetas, almohadas, etc;
- Caminar en línea recta usando sólo la punta de los pies, talones, borde lateral o interna del pie, de forma intercalada;
- El terapeuta permanece detrás de la persona y pide para que el paciente quede en un sólo pie y pase la pelota hacia atrás, volteando sólo el tronco;
- Hacer de 3 a 5 sentadillas con sólo 1 pie en el piso, brazos extendidos al frente, y después con los ojos cerrados;
- Permanecer de pie sobre una superficie redondeada, como una pelota medio desinflada, por ejemplo;
- Permanecer en un sólo pie sobre una superficie inestable como una pelota medio desinflada y dibujar un círculo en el aire;
- Saltar en la cama elástica, elevando una rodilla a la vez;
- De pie en una mecedora, cerrar los ojos mientras el terapeuta empuja a la persona para desequilibrarlo e intentar mantenerse en equilibrio
- Sobre una superficie inestable, jugar a la pelota con el terapeuta sin perder el equilibrio.
Estos ejercicios pueden realizarse todos los días, durante unos 10 a 20 minutos, siempre que no produzcan dolor. Colocar una bolsa de agua fría en la zona afectada puede ser útil para disminuir el dolor y la inflamación que puede surgir después del entrenamiento.
Los ejercicios propioceptivos están indicados cuando hay una lesión en la articulación, músculos y/o en los ligamentos, por eso, deben ser orientados por un fisioterapeuta para adecuar los ejercicios a lo que el paciente realmente necesita.