El raquitismo es una enfermedad que afecta el desarrollo de los huesos de los niños, principalmente causada por la deficiencia de vitamina D, la cual es importante para la absorción de calcio y fósforo por parte del intestino, que son minerales esenciales para la formación y desarrollo de huesos fuertes y saludables.
El raquitismo es más frecuente que aparezca en niños entre los 6 y los 36 meses de edad, que es una fase de rápido crecimiento óseo, y se puede percibir a través de síntomas como retraso en el crecimiento de los dientes o en el desarrollo del niño, arqueamiento de las piernas y brazos o la falta de voluntad del niño para caminar, por ejemplo.
El tratamiento del raquitismo lo realiza el pediatra u ortopedista, variando según la causa, pero en todos los casos está indicada la suplementación con vitamina D, así como algunas alteraciones en la dieta, como consumir alimentos ricos en calcio.
Síntomas de raquitismo
Los principales síntomas de raquitismo son:
- Ablandamiento del cráneo en bebés mayores de 3 meses;
- Frente prominente;
- Mollera ancha;
- Retraso en el crecimiento de los dientes;
- Dientes torcidos o con caries;
- Piernas o brazos arqueados;
- Rodillas dobladas, muy separadas o en contacto entre sí;
- Hinchazón en las articulaciones de las rodillas y los tobillos;
- Engrosamiento de la articulación de la muñeca y el tobillo, conocido como signo de Marfan;
- Deformidad de la columna como cifosis, lordosis o escoliosis;
- Cambios en la cadera;
- Deformidad del tórax, llamada pecho de paloma;
- Retraso en el crecimiento y desarrollo;
- Retraso en el desarrollo de la coordinación motora;
- Falta de ganas del niño para caminar;
- Irritabilidad, por dolor de huesos;
- Debilidad muscular;
- Cansancio frecuentemente.
Además, el raquitismo puede provocar fracturas óseas y, en los casos en los que también hay falta de calcio en el organismo, pueden aparecer hormigueos, entumecimiento o espasmos musculares e incluso convulsiones, además de aumentar el riesgo de cardiomiopatía.
Cómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico de raquitismo lo realiza el pediatra u ortopedista a través de un examen físico, en el que el médico puede comprobar si hay baja estatura o disminución del ritmo de crecimiento y la presencia de deformidades esqueléticas.
Además, el médico debe hacer una evaluación detallada del historial de salud del niño, como el parto prematuro, la exposición a la luz solar y la dieta. Además, también debe valorar los antecedentes familiares de alteraciones óseas y dentales o consanguinidad de los padres, los cuales pueden indicar raquitismo por causas genéticas.
Para complementar el diagnóstico, el médico puede solicitar exámenes de laboratorio, como niveles de calcio, vitamina D y fosfatasa alcalina, así como radiografías para detectar deformidades óseas.
Posibles causas
El raquitismo es causado por la deficiencia de vitamina D, la cual es importante para absorber el calcio y el fósforo de los alimentos a través del intestino, que son fundamentales para la mineralización, el desarrollo, el fortalecimiento, la resistencia y la salud de los huesos.
Algunos factores pueden afectar la absorción, el metabolismo o la acción de la vitamina D en el organismo, provocando su deficiencia y aumentando el riesgo de desarrollar raquitismo son:
- Mutaciones genéticas;
- Baja ingesta de alimentos con vitamina D;
- Baja exposición al sol;
- Enfermedad celíaca;
- Enfermedad inflamatoria intestinal;
- Enfermedad de Crohn;
- Colitis ulcerosa;
- Insuficiencia renal;
- Fibrosis Quística;
- Enfermedades del hígado;
- Uso de medicamentos, como difenilhidantoína o rifampicina.
Además, en los bebés, el raquitismo también puede ser causado por deficiencia de vitamina D por parte de la mujer durante el embarazo o por haber nacido prematuramente.
El raquitismo también puede surgir por una baja ingesta de calcio en la dieta, denominándose raquitismo hipocalcémico o calcipénico, o incluso por mala absorción de fósforo por parte del intestino o alteraciones renales que llevan a la pérdida de fósforo por la orina, denominándose raquitismo hipofosfatémico o fosfopénico.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento del raquitismo se debe realizar con la orientación de un pediatra u ortopedista, con el objetivo de reponer las vitaminas y minerales deficientes en el organismo, pudiendo estar indicados los siguientes:
- Suplementos de vitamina D, como vitamina D2 (ergocalciferol) o vitamina D3 (colecalciferol);
- Suplementos de calcio;
- Suplementación con fósforo, en el caso de raquitismo hipofosfatémico.
Además, es importante realizar cambios en la dieta y aumentar el consumo de alimentos ricos en vitamina D, como el aceite de hígado de bacalao, el salmón, el jurel, los huevos duros o las sardinas enlatadas, por ejemplo. Vea cuáles son los alimentos ricos en vitamina D.
En el caso del raquitismo calcipénico, en el que hay poca cantidad de calcio en el organismo, también es importante aumentar el consumo de alimentos ricos en calcio, como el brócoli, la col o los lácteos, como la leche, el queso y el yogur. Vea cuáles son los principales alimentos ricos en calcio.
Además, el médico puede recomendar la exposición al sol durante al menos 15 minutos al día por la mañana temprano (antes de las 10 a. m.) o al final de la tarde (después de las 4 p. m.) y sin protector solar, para estimular la producción de vitamina D en el cuerpo,
¿Cuál es la diferencia entre el raquitismo y la osteomalacia?
Tanto el raquitismo como la osteomalacia son cambios en los huesos causados principalmente por una deficiencia de vitamina D en el organismo.
Sin embargo, el raquitismo ocurre en los niños y la osteomalacia afecta a los adultos, lo que hace que los huesos sean más frágiles. Conozca qué es la osteomalacia y en qué consiste el tratamiento.