La reflexología podal es una técnica terapéutica que consiste en aplicar presión en puntos específicos del pie con el objetivo de equilibrar la energía del cuerpo y ayudar en el tratamiento de problemas de salud como ansiedad, estrés, insomnio, dolor o estreñimiento, por ejemplo.
La reflexología la realiza un reflexoterapeuta, quien aplica presión con el pulgar en diversas zonas del pie para identificar desequilibrios energéticos, que pueden manifestarse a través de sensibilidad en el punto o una sensación similar a la de arena debajo de la piel.
Es importante destacar, que la reflexología podal no tiene como objetivo curar enfermedades y no reemplaza el tratamiento médico convencional con medicamentos.
Beneficios de la reflexología podal
La reflexología podal funciona mediante la aplicación controlada de presión con los dedos del profesional en puntos del pie que contienen terminaciones nerviosas correspondientes a diversos órganos del cuerpo.
Al estimular estas terminaciones nerviosas, la reflexología podal tiene el beneficio de favorecer la autocuración y promover el aumento de la producción de óxido nítrico, un compuesto importante para el organismo que posee propiedades vasodilatadoras y analgésicas, ayudando en el tratramiento de diversos problemas de salud.
Para qué sirve
La reflexología podal está indicada para complementar el tratamiento de:
- Estrés y ansiedad;
- Depresión;
- Migraña;
- Insomnio;
- Estreñimiento;
- Laberintitis;
- Dolor en la parte baja de la espalda;
- Neuropatía periférica.
Además, la reflexología podal también puede ayudar en el tratamiento de problemas de circulación sanguínea, trastornos hormonales, asma, hipertensión, enfermedades musculares, sinusitis, inclusive dolor de vientre. Conozca también cómo calmar el dolor de vientre con la reflexología.
Principales puntos de la reflexología podal
Los puntos del pie se refieren a un órgano o parte específica del cuerpo, por eso, la reflexología podal puede ayudar a tratar diversos problemas de salud.
La reflexología podal debe ser realizada siempre por un médico u otro profesional especialista en este tipo de terapia, después de analizar los síntomas y definir cual es el punto del pie que debe ser estimulado.
Cómo realiza la técnica
Un ejemplo del paso a paso que puede aplicar el reflexoterapeuta en la reflexología podal es el siguiente:
- Sostener el dedo gordo del pie con los dedos de una mano y usar el pulgar de la otra mano para subir desde la base hasta la punta del dedo. Repetir el movimiento en líneas paralelas durante 1 minuto;
- Sostener el dedo gordo del pie con los dedos de una mano y usar el pulgar de la otra mano para trazar una cruz para encontrar el centro del dedo. Luego, colocar el pulgar, aplicar presión y hacer movimientos circulares durante 15 segundos;
- Doblarse el pie hacia atrás con una mano y, con el pulgar de la otra mano, realizar un movimiento lateral, como se muestra en la imagen. Repetir el movimiento 8 veces;
- Doblar el pie hacia atrás y, con el pulgar de la otra mano, subir hasta la base de los dedos. Realizar el movimiento para todos los dedos y repetir 5 veces;
- Colocar tres dedos debajo del arco del pie y presionar suavemente ese punto con ambos pulgares, realizando pequeños círculos durante 20 segundos;
- Recorrer el lateral del pie con el pulgar, repitiendo el movimiento 3 veces.
Además de la reflexoterapia, para controlar la ansiedad, es importante realizar actividades que le gusten, hacer ejercicio físico como caminar y evitar pensamientos negativos. Conozca otras formas de controlar la ansiedad y los nervios.
Contraindicaciones
La reflexología podal está contraindicada para mujeres en el primer trimestre del embarazo o para personas con inflamaciones en el sistema linfático, trombosis, heridas o infecciones en la piel de los pies, cáncer de piel, aneurisma o leucemia.
Además, esta terapia no debe realizarse en personas con fiebre, enfermedades infecciosas o insuficiencia cardíaca.
La reflexología podal debe realizarse con precaución y solo bajo indicación médica en personas con gangrena o micosis en los pies, eczema o dermatitis intensa, crisis agudas de enfermedades reumáticas o psicosis.