Qué es:
La sacroileítis es la inflamación de la articulación sacroilíaca, que se ubica en la parte baja de la columna vertebral, donde esta se une con la cadera. Esta puede afectar solo un lado del cuerpo o ambos, causando dolor en la cadera, en la parte inferior de la espalda o en los glúteos, el cual se puede irradiar hacia las piernas.
La sacroileítis puede ser causada por caídas, problemas de columna, embarazo, osteoartritis, artritis psoriásica o gota; no obstante, es más común en los casos de espondilitis anquilosante, que es una enfermedad reumática que generalmente inicia en la articulación de la cadera, entre la pelvis y las vértebras dorsales y lumbares, o en la articulación del hombro. Vea cuáles son los síntomas de la espondilitis anquilosante.
El tratamiento de la sacroileítis debe ser llevado a cabo bajo la orientación del ortopedista, traumatólogo o reumatólogo, de acuerdo con la causa de la inflamación de la articulación sacroilíaca, pudiendo ser indicado el uso de medicamentos, fisioterapia o, en ciertos casos, cirugía.
Principales síntomas
Los principales síntomas de sacroileítis incluyen:
- Dolor o rigidez lumbar;
- Dolor en los glúteos;
- Dolor en la cadera;
- Dolor en los muslos;
- Dolor en las ingles.
Por lo general, el dolor de la sacroileítis empeora al estar mucho tiempo de pie o sentado, al levantarse de una silla, girar la cadera, subir o bajar escaleras, correr o caminar con zancadas largas o cargar más peso en una pierna que en otra, por ejemplo.
En ciertos casos, si está acompañada de una infección, la sacroileítis también puede causar fiebre.
Ante la presencia de síntomas de sacroileítis, se debe consultar al ortopedista o al reumatólogo para que sea diagnosticado e iniciado el tratamiento más adecuado.
¿La sacroileítis es grave?
No, la sacroileítis no es una condición grave, pues puede ser tratada con medicamentos, fisioterapia y ejercicios de fortalecimiento, por ejemplo.
No obstante, si el tratamiento no es realizado adecuadamente, la sacroileítis puede generar pérdida de movilidad en ciertas personas, y cuando es ocasionada por espondilitis anquilosante, puede progresar y hacer que las vértebras de la columna se fusionen y endurezcan.
Por esta razón, ante la presencia de síntomas de sacroileítis, es importante acudir al ortopedista o reumatólogo para que confirme el diagnóstico e indique el tratamiento más adecuado.
Cómo confirmar el diagnóstico
El diagnóstico de la sacroileítis es llevado a cabo por el ortopedista o reumatólogo mediante la evaluación de los síntomas, antecedentes de salud y de traumas en la región sacroilíaca, y examen físico.
Asimismo, el médico también puede solicitar exámenes de sangre como hemograma completo, proteína C reactiva, velocidad de sedimentación globular (VSG), anticuerpo antinuclear, antígeno leucocitario humano (HLA-B27) o factor reumatoide, con el objetivo de verificar la presencia de inflamación y de otras condiciones de salud que puedan estar causando los síntomas.
En caso de que el dolor no haya sido causado por traumas o inflamación, el médico puede solicitar exámenes de imagen como radiografía de la pelvis o resonancia magnética, con la finalidad de verificar alteraciones en la articulación sacroilíaca.
Otra prueba que el médico puede realizar es la inyección de anestésico y de corticosteroide en la articulación sacroilíaca, para confirmar el diagnóstico, pues generalmente con la inyección ocurre alivio del dolor.
Causas de la sacroileítis
La sacroileítis es causada por una inflamación en la articulación sacroilíaca. Ciertas condiciones que pueden estar relacionadas con esta inflamación incluyen:
- Osteoartritis;
- Artritis psoriásica;
- Gota;
- Espondilitis anquilosante;
- Espondiloartropatías;
- Infección en la articulación sacroilíaca;
- Traumas en la articulación sacroilíaca, como caída o accidente;
- Sobrecarga de la articulación, como en el caso de atletas que practican salto de altura y maratones;
- Artrosis lumbar;
- Infecciones en la articulación sacroilíaca;
- Tumor en la articulación;
- Obesidad o sobrepeso;
- Hiperparatiroidismo.
Asimismo, la sacroileítis puede ocurrir durante el embarazo debido a la liberación de la hormona relaxina, la cual actúa relajando los ligamentos y articulaciones de la cadera y de la pelvis para acomodar al bebé en formación, pudiendo causar inflamación de la articulación sacroilíaca.
Además, en función del peso del vientre, muchas mujeres acaban cambiando la manera de caminar y terminan desarrollando la inflamación.
Como es realizado el tratamiento
El tratamiento de la sacroileítis debe ser indicado por el ortopedista o reumatólogo y tiene como objetivo aliviar los síntomas y disminuir las crisis.
Los principales tratamientos para la sacroileítis que pueden ser indicados por el médico incluyen:
- Reposo, por un corto período de tiempo;
- Aplicación de compresas tibias o frías, para aliviar el dolor y la inflamación;
- Analgésicos, como el paracetamol;
- Antiinflamatorios, como el ibuprofeno;
- Relajantes musculares, como la ciclobenzaprina;
- Opioides, como el tramadol;
- Inyección de corticosteroides directo en la articulación;
- Antibióticos, en caso de infección en la articulación sacroilíaca;
- Terapia biológica, con medicamentos anti-TNF, como etanercept, adalimumab o infliximab, en caso de que la sacroileítis haya sido causada por espondilitis anquilosante;
- Plantilla ortopédica, para ajustar la altura de la pierna y reducir la sobrecarga de la articulación;
- Fisioterapia para reeducación postural y fortalecimiento de la musculatura pélvica;
- Ejercicios de fortalecimiento y estiramiento;
- Ablación por radiofrecuencia, realizada emitiendo corrientes eléctricas que destruyen el tejido nervioso en la región sacroilíaca, para aliviar el dolor.
Asimismo, en caso de dolor crónico, cuando las otras opciones de tratamiento no fueron eficaces para reducir los síntomas, el médico puede recomendar la cirugía, la cual es llevada a cabo para fusionar los huesos de la articulación sacroilíaca, con el objetivo de reducir el dolor.