Sarcopenia: qué es, síntomas, tratamiento y cómo evitar

La sarcopenia es una enfermedad musculoesquelética que se caracteriza por una reducción de la fuerza, el desempeño y la masa muscular, causando síntomas como debilidad muscular y pérdida del equilibrio y del desempeño físico para realizar actividades como caminar, subir escaleras o levantarse de la cama.

Esta situación es más común que ocurra a partir de los 50 años de edad, siendo este un período en el que hay una mayor reducción en la cantidad y el tamaño de las fibras que forman los músculos, una disminución en la producción de hormonas, como estrógeno y testosterona, además de una reducción en la actividad física.

Para recuperar los músculos, es importante evitar el sedentarismo y practicar actividad física como musculación y caminata, además de tener una alimentación rica en proteínas, vitaminas y minerales, preferiblemente presentes en carnes magras, leche y derivados, y vegetales como soya, lentejas y quinoa. 

Adulto mayor haciendo ejercicio con unas pesas

Síntomas de sarcopenia

Los principales síntomas de sarcopenia incluyen:

  • Debilidad muscular;
  • Pérdida del equilibrio;
  • Aumento del riesgo de caídas y fracturas;
  • Pérdida de resistencia;
  • Reducción del tamaño de los músculos.

Además, la persona con sarcopenia puede tener dificultad para caminar, por lo que puede requerir la ayuda de alguna otra persona, de un bastón o de una silla de ruedas.

Sarcopenia en adultos mayores

La sarcopenia puede provocar innumerables dificultades en la vida del adulto mayor, las cuales surgen paulatinamente, como desequilibrio y dificultad para caminar y para llevar a cabo tareas como arreglar la casa, ir de compras o incluso actividades básicas como bañarse o levantarse de la cama.

Asimismo, pueden surgir más dolores en el cuerpo, provocados no solo por el desgaste de los huesos y las articulaciones, sino también por la falta de músculos que ayuden a dar estabilidad a las mismas.

Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico de la sarcopenia es realizado por el médico general o geriatra, a través de la evaluación de los síntomas, los antecedentes de salud, la edad y el examen físico para evaluar la fuerza muscular.

Para confirmar el diagnóstico de la sarcopenia, el médico debe solicitar exámenes como resonancia magnética, tomografía computarizada, absorciometría de rayos X de doble energía o impedancia bioeléctrica, que permiten evaluar la cantidad o la calidad de los músculos.

Posibles causas

Las principales causas de la sarcopenia incluyen:

  • Envejecimiento natural del cuerpo;
  • Estilo de vida sedentario;
  • Obesidad;
  • Baja ingesta de proteínas en la alimentación;
  • Resistencia a la insulina o la diabetes;
  • Enfermedades crónicas, como EPOC, VIH, cáncer, enfermedad renal o insuficiencia cardíaca.

Además, la reducción de los niveles de hormonas como estrógeno y testosterona también puede contribuir a la pérdida de masa muscular y al desarrollo de la sarcopenia.

Cómo se realiza el tratamiento

El tratamiento de la sarcopenia para la persona que ya presenta pérdida de masa muscular debe ser realizado bajo orientación del médico general o geriatra, para recuperar la masa muscular y evitar el empeoramiento de los síntomas.

Los principales tratamientos para la sarcopenia incluyen: 

  • Entrenamiento de fuerza mediante actividad física y fisioterapia;
  • Adaptación de la casa para hacer que las actividades diarias y de ocio sean más sencillas;
  • Ajuste de medicamentos que puedan empeorar el apetito o contribuir a la pérdida de los músculos;
  • Tratamiento y control de enfermedades que podrían perjudicar el desempeño físico del adulto mayor, como diabetes o alteraciones intestinales o del apetito;
  • Dieta rica en proteínas y, si se trata de un adulto mayor con fragilidad, también rica en calorías, mediante un plan de alimentación indicado por un nutricionista. Vea una lista de meriendas proteicas para aumentar la masa muscular;
  • Medicamentos y hormonas, como terapia de reposición hormonal o testosterona, las cuales están indicadas únicamente en ciertos casos necesarios, siempre bajo orientación médica. 

El uso de suplementos de proteína puede ser necesario cuando la alimentación no es suficiente para reponer la cantidad de proteínas y calorías requeridas por el adulto mayor, algo que ocurre usualmente en casos de falta de apetito, dificultad para tragar, alimentación pastosa o alteraciones de la absorción por parte del estómago o del intestino.

Algunos de los suplementos más recomendados para personas mayores son vendidos en farmacias o supermercados, como Ensure, Glucerna y Enterex, por ejemplo, que tienen versiones con sabores o sin sabor para tomar a la hora de la merienda o mezclar en las bebidas y las comidas.

¿La sarcopenia tiene cura?

La sarcopenia no tiene cura debido a que es un proceso natural del envejecimiento; no obstante, a través de los tratamientos indicados por el médico puede ser evitado el empeoramiento de la pérdida de masa muscular y de los síntomas.

Cómo evitar la pérdida de masa muscular

Para evitar la perdida de masa muscular, es muy importante adoptar hábitos como: 

  • Practicar actividades físicas tanto de fuerza muscular y resistencia, como musculación y pilates, por ejemplo, y aeróbicas como caminatas y corridas, con la finalidad de mejorar la circulación sanguínea y el desempeño del cuerpo. Vea cuáles son los mejores ejercicios;
  • Tener una alimentación rica en proteínas, presentes en carnes, huevos y derivados de la leche, con la finalidad de estimular el crecimiento muscular, además de carbohidratos, grasas y calorías en cantidades correctas para el aporte de energía, preferiblemente indicadas por el nutricionista. Conozca cuáles son los principales alimentos ricos en proteína;
  • Evitar el humo, pues el cigarro, aparte de alterar el apetito, compromete la circulación sanguínea e intoxica las células del cuerpo;
  • Beber alrededor de 2 litros de agua por día, manteniéndose hidratado para mejorar la circulación, el ritmo intestinal, el gusto y la salud de las células;
  • Evitar bebidas alcohólicas en exceso, pues este hábito, aparte de contribuir a la deshidratación, perjudica el funcionamiento de órganos importantes del cuerpo, como hígado, cerebro y corazón. 

También es indispensable mantener un seguimiento con el médico general o geriatra para la realización de exámenes de rutina y chequeos generales, con la finalidad de identificar y tratar posibles enfermedades que podrían exacerbar la pérdida de masa magra, como diabetes, hipotiroidismo y enfermedades estomacales, intestinales y relacionadas con la inmunidad, por ejemplo. 

La atrofia y la destrucción de las células musculares es un proceso natural que ocurre en todas las personas que son sedentarias a partir de los 30 años de edad. Si no se realiza nada para evitarlo, la tendencia será volverse un adulto mayor frágil, con dificultades para ejecutar las tareas diarias y con una mayor predisposición a sufrir diversos dolores en el cuerpo. 

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