Síndrome de intestino corto: qué es, síntomas y tratamiento

El síndrome del intestino corto es un trastorno de malabsorción de nutrientes, líquidos y electrolitos, que causa síntomas como diarrea crónica, heces grasosas, pérdida de peso o deshidratación.

Este síndrome es causado por la resección quirúrgica de partes del intestino delgado debido a la enfermedad de Crohn, cáncer intestinal, enterocolitis necrotizante, traumatismos, torsiones intestinales o defectos congénitos, entre otros.

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El tratamiento del síndrome del intestino corto es realizado por un gastroenterólogo e incluye, por lo general, una dieta especial, el uso de suplementos y medicamentos, nutrición parenteral o cirugía.

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Síntomas del síndrome del intestino corto

Los principales síntomas del síndrome del intestino corto son:

  • Diarrea crónica;
  • Pérdida de peso;
  • Desnutrición;
  • Heces grasosas y con mal olor;
  • Cansancio excesivo o fatiga.

Además, debido a la mala absorción de nutrientes, electrolitos y líquidos, la persona puede presentar deficiencia de vitaminas, desequilibrio de electrolitos o deshidratación. Conozca cómo identificar los síntomas de deshidratación.

En bebés y niños, el síndrome del intestino corto también puede provocar deficiencias en el crecimiento.

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Cómo confirmar el diagnóstico

El diagnóstico del síndrome del intestino corto es realizado por un pediatra, gastroenterólogo pediátrico o gastroenterólogo, mediante la evaluación del historial de cirugía para la extirpación de una gran parte del intestino delgado.

El médico también evaluará los síntomas presentados y podrá solicitar análisis de sangre para verificar los niveles de electrolitos, como sodio y potasio, y nutrientes, como la vitamina B12, ácido fólico, hierro, calcio y magnesio.

Asimismo, el médico puede recomendar estudios de imagen, como rayos X con contraste de bario, resonancia magnética o tomografía computarizada, para detectar posibles obstrucciones o alteraciones en el intestino.

Posibles causas

Causas del síndrome del intestino corto

La principal causa del síndrome del intestino corto es la cirugía para extirpar una gran parte del intestino delgado debido a:

  • Enfermedad de Crohn;
  • Cáncer intestinal;
  • Lesión en el intestino delgado por falta de suministro de sangre;
  • Inflamación en el intestino delgado por radioterapia;
  • Traumas abdominales;
  • Torsión del intestino, conocida como vólvulo intestinal.

Además, en bebés o niños, el síndrome del intestino corto puede ser causado por defectos congénitos, como la ausencia o el bloqueo de regiones del intestino delgado o el desarrollo del intestino fuera del cuerpo.

Otra causa es la enterocolitis necrotizante en bebés prematuros, que puede requerir cirugía para eliminar partes dañadas del intestino delgado.

Tratamiento del síndrome del intestino corto

El tratamiento debe ser supervisado por un pediatra, gastroenterólogo pediátrico o gastroenterólogo, y tiene como objetivo mejorar el estado nutricional de la persona y prevenir complicaciones. Los principales tratamientos incluyen:

1. Dieta para el síndrome del intestino corto

Las modificaciones en la dieta para el síndrome del intestino corto son indicadas por el médico con el fin de optimizar la absorción de nutrientes por las partes restantes del intestino delgado, reducir los síntomas y prevenir complicaciones.

Esta dieta debe realizarse bajo la supervisión de un nutricionista y generalmente implica un plan alimenticio alto en calorías, con un enfoque en el consumo de proteínas, carbohidratos y grasas saludables, evitando alimentos ricos en grasas, azúcares y fibras.

Además, se recomienda consumir pequeñas porciones de comida entre 5 y 6 veces al día para mejorar la digestión, así como beber abundante agua y soluciones de rehidratación oral para prevenir la deshidratación.

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2. Uso de suplementos

El uso de suplementos nutricionales para el síndrome del intestino corto puede ser recomendado por el médico o nutricionista para tratar deficiencias nutricionales.

Pueden indicarse suplementos de vitaminas B12, A, D, E y K, ácido fólico, magnesio, calcio, hierro o zinc, entre otros.

El uso de estos suplementos debe ser siempre prescrito de manera individualizada por el médico o nutricionista, según el tipo de vitamina o mineral deficiente en el organismo.

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3. Nutrición parenteral

La nutrición parenteral consiste en la administración de alimentos en forma líquida y estéril a través de una vena, lo cual puede ser indicado por el gastroenterólogo o nutrólogo justo después de la cirugía para la extracción de una parte del intestino delgado.

En algunos casos, la nutrición parenteral puede ser un tratamiento a largo plazo para personas con una capacidad muy limitada de absorción de nutrientes.

Esta forma de nutrición permite proporcionar todos los nutrientes necesarios y prevenir complicaciones como la deshidratación o la desnutrición.

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4. Uso de medicamentos

El uso de medicamentos para el síndrome del intestino corto, como antidiarreicos o fármacos que reducen la producción de ácidos en el estómago, puede ser recomendado para tratar la diarrea.

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Además, el médico puede indicar medicamentos que mejoren la capacidad de absorción de líquidos y nutrientes en el intestino delgado, como la teduglutida, por ejemplo.

5. Cirugía

En ciertos casos, se puede realizar una cirugía para alargar el intestino delgado o reducir la velocidad de tránsito intestinal, lo que mejora la absorción de nutrientes.

6. Trasplante de intestino

El trasplante de intestino delgado es una opción en casos graves, especialmente cuando la persona tiene menos de 30 cm de intestino delgado y presenta complicaciones relacionadas con la nutrición parenteral.

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Posibles complicaciones

Las principales complicaciones del síndrome del intestino corto incluyen:

  • Desnutrición o deficiencias nutricionales;
  • Deshidratación
  • Desequilibrio de electrolitos, como sodio o potasio
  • Cálculos renales o biliares
  • Insuficiencia renal
  • Sobrecrecimiento bacteriano

Además, esta condición puede llevar a complicaciones graves como cirrosis hepática o insuficiencia intestinal, que pueden poner en riesgo la vida. Otras posibles complicaciones son infecciones o sepsis debido al uso prolongado de la nutrición parenteral.