El síndrome de piernas inquietas es un trastorno de origen neurológico que se caracteriza por el movimiento involuntario y sensación de malestar en las piernas durante el reposo, pudiendo ocurrir durante el sueño y a veces la vigilia, alterando la capacidad de dormir en la mayoría de las personas.
Generalmente, este síndrome surge después de os 40 años y es más frecuente en mujeres, aunque puede presentarse en todas las edades. Además, los episodios del síndrome también surgen con más frecuencia en personas que van a la cama con mucho cansancio.
El síndrome de piernas inquietas no tiene cura, pero sus síntomas pueden aliviarse mediante la práctica de técnicas de relajación o con tratamiento farmacológico.
Principales síntomas
Los principales síntomas del síndrome de piernas inquietas son:
- Deseo incontrolable de mover las piernas en la cama;
- Sensación de incomodidad en las piernas o los pies, que puede describirse como hormigueo, picazón o sensación de ardor, por ejemplo;
- Dificultad para conciliar el sueño debido a la incomodidad;
- Fatiga frecuente y somnolencia durante el día.
Los síntomas tienden a ser más intensos cuando la persona está acostada o sentada y suelen mejorar cuando se levanta y camina un poco.
Además, como esta afección también puede causar molestias al estar sentado, es bastante común que las personas con este síndrome muevan las piernas mientras están sentadas durante el día.
Causas del síndrome de piernas inquietas
Aún no se conocen las causas específicas del síndrome de piernas inquietas; sin embargo, pueden deberse a:
- Cambios en áreas del cerebro encargadas de controlar los movimientos musculares y dependientes del neurotransmisor dopamina;
- Deficiencia de hierro;
- Enfermedad renal en etapas avanzadas;
- Consumo excesivo de alcohol o drogas;
- Neuropatía;
- Uso de medicamentos como antieméticos, antidepresivos, antihistamínicos y antipsicóticos;
- Privación del sueño;
- Consumo excesivo de bebidas y alimentos con cafeína.
El síndrome de piernas inquietas es aún más común durante el embarazo, sobre todo en el último trimestre, y tiende a desaparecer después del parto.
Cómo se diagnostica
Generalmente se diagnostica a través de los síntomas que el individuo presenta. Aunque no existe una prueba específica que confirme el diagnóstico, generalmente el médico sospecha del síndrome por medio de la evaluación de los síntomas.
Tratamiento para el síndrome de piernas inquietas
El tratamiento para el síndrome de piernas inquietas normalmente se inicia con cuidados en la alimentación con el objetivo de evitar el consumo de alimentos y bebidas que puedan estimular y empeorar los síntomas, como café u alcohol, por ejemplo.
Además, el médico puede en varias ocasiones intentar identificar si existe otra alteración de salud que pueda contribuir con el empeoramiento de los síntomas, como anemia, diabetes o alteraciones de la tiroides, por ejemplo, iniciando el tratamiento para esa condición, en caso de que se identifique.
En lo casos más graves, cuando los síntomas son muy intensos e impiden que la persona duerma, pueden usarse algunos medicamentos como:
- Agonistas de la dopamina: suelen ser la primera opción del tratamiento con medicamentos y actúan como neurotransmisor de dopamina en el cerebro, disminuyendo la intensidad de los síntomas;
- Benzodiazepinas: son sedantes que ayudan a conciliar el sueño de manera más fácil, incluso cuando hay la presencia de algunos síntomas;
- Agonistas Alfa 2: estimulan los receptores alfa 2 en el cerebro, los cuales desconectan parte del sistema nervioso responsable del control involuntario de los músculos, aliviando los síntomas del síndrome.
Además, se pueden utilizar opiáceos, que son medicamentos muy fuertes, generalmente utilizados para el dolor fuerte, pero pueden reducir también los síntomas de este síndrome. Sin embargo, por ser extremadamente adictivos y poder causar varios efectos secundarios, sólo deben utilizarse bajo supervisión médica.