El síndrome de Stevens-Johnson es un trastorno raro de la piel y de las mucosas que es causado, generalmente, por reacciones alérgicas graves a algún medicamento, lo que da como resultado síntomas iniciales similares a los de la gripe, como fiebre, cansancio o dolor de garganta. No obstante, luego de 3 o 4 días pueden surgir manchas rojas o moradas en la piel, las cuales acaban diseminándose por el cuerpo.
Los síntomas de este síndrome pueden surgir en cualquier región del cuerpo; sin embargo, son más comunes en el rostro, tronco, brazos, piernas y mucosas, incluyendo la boca, nariz, ojos y región genital.
El síndrome de Stevens-Johnson tiene cura, pero su tratamiento debe iniciarse lo más rápido posible, pues es una emergencia médica, siendo necesaria la hospitalización para evitar complicaciones graves, como una infección generalizada o lesiones en los órganos internos, las cuales pueden complicar el tratamiento y poner la vida en riesgo.
Principales síntomas
Los principales síntomas del síndrome de Stevens-Johnson incluyen:
- Fiebre, cansancio, rinitis, dolor de garganta o dolor muscular;
- Hinchazón del rostro, boca, garganta y lengua;
- Dificultad para respirar;
- Dolor o sensación de ardor en la piel;
- Manchas rojas o moradas en la piel, las cuales se diseminan por el cuerpo;
- Ampollas en la piel o en las mucosas;
- Descamación de la piel después de la formación de ampollas;
- Heridas en los labios, interior de la boca y piel;
- Enrojecimiento y ardor en los ojos.
Cuando estos síntomas surgen, especialmente después de tomar un nuevo medicamento, se recomienda acudir rápidamente a la emergencia del hospital más cercano para que este problema sea evaluado y así iniciar el tratamiento adecuado.
Por lo general, el síndrome de Stevens-Johnson afecta hasta el 10% de la superficie corporal, y cuando afecta el 30% o más del cuerpo, se conoce como necrólisis epidérmica tóxica. Conozca los principales síntomas de la necrólisis epidérmica tóxica.
Cómo es el diagnóstico
El diagnóstico del síndrome de Stevens-Johnson es llevado a cabo por el médico general o el dermatólogo en el hospital mediante la evaluación de los síntomas y de las características de las lesiones de la piel y mucosas, además de los antecedentes de salud, de tratamientos recientes y del uso de medicamentos.
Asimismo, el médico debe solicitar exámenes, como análisis de sangre y de orina; pruebas de función hepática, renal y pulmonar; exámenes cardíacos; biopsia de las lesiones de la piel, y cultivos para evaluar infecciones cutáneas.
Posibles causas
El síndrome de Stevens-Johnson es causado por una reacción alérgica grave e imprevisible relacionada con el uso de medicamentos, tales como:
- Anticonvulsivos, como carbamazepina, fenitoína, fenobarbital o lamotrigina;
- Analgésicos, como paracetamol;
- Antirretrovirales, como nevirapina;
- Antiinflamatorios no esteroideos, como ibuprofeno, naproxeno, meloxicam, piroxicam o tenoxicam;
- Antibióticos, como penicilinas, cefalosporinas, quinolonas, sulfonamidas o minociclina;
- Fármacos para la gota, como alopurinol, en especial en dosis mayores de 100 mg al día.
Además del uso de medicamentos, algunas infecciones también pueden causar este síndrome, principalmente aquellas que son provocadas por un virus, como el herpes, el VIH o la hepatitis A.
Asimismo, las personas con el sistema inmune comprometido, como en el caso del SIDA, enfermedades autoinmunes o cáncer, o que tengan antecedentes personales o familiares del síndrome de Stevens-Johnson, también presentar un mayor riesgo de desarrollarlo.
Cómo se realiza el tratamiento
El tratamiento para el síndrome de Stevens-Johnson es realizado por el médico general o intensivista y debe hacerse con la persona hospitalizada, siendo iniciado normalmente con la interrupción del uso de cualquier medicamento que no sea esencial para tratar una enfermedad crónica, puesto que puede estar causando o agravando los síntomas del síndrome.
Durante la estancia en el hospital, puede ser necesario colocar hidratación vía intravenosa para reponer los líquidos perdidos por la falta de piel en las zonas de las lesiones; uso de sonda nasográstrica, para alimentación enteral, u oxigenoterapia o intubación, en ciertos casos.
Asimismo, para disminuir el riesgo de infección, las heridas en la piel deben ser tratadas diariamente por un enfermero. Para reducir las molestias de las lesiones pueden ser empleadas compresas de agua fría y cremas neutras para hidratar la piel.
El uso de medicamentos como antihistamínicos, corticosteroides o antibióticos, por ejemplo, también puede ser indicado por el médico.
Posibles complicaciones
El síndrome de Stevens-Johnson puede ocasionar ciertas complicaciones, tales como:
- Despigmentación o cicatrices en la piel;
- Deficiencia visual o ceguera;
- Deshidratación;
- Infección generalizada o sepsis;
- Neumonía;
- Insuficiencia pulmonar, hepática o renal.
Por esta razón, al surgir síntomas del síndrome de Stevens-Johnson, se debe acudir a la emergencia del hospital más cercano de forma inmediata, con la finalidad de iniciar el tratamiento lo antes posible y evitar complicaciones que puedan poner la vida en riesgo.