El Alzheimer es una enfermedad en la que el diagnóstico precoz es fundamental para retrasar su evolución, ya que suele empeorar con la progresión de la demencia.
Los síntomas del Alzheimer son más comunes a partir de los 65 años, sin embargo, no es imposible que se presenten en personas jóvenes, especialmente cuando hay antecedentes familiares, pudiendo comenzar alrededor de los 30 años y recibir el nombre de Alzheimer precoz. Vea cómo identificar el Alzheimer precoz.
Los principales signos que pueden ayudar en la identificación temprana de la enfermedad de Alzheimer son:
- Pérdida de memoria;
- Dificultad para realizar las tareas del día a día;
- Desorientación;
- Problemas de lenguaje;
- Repetir conversaciones o tareas;
- Cambiar el lugar de las cosas;
- Cambios repentinos de humor y personalidad, en algunos casos;
- Falta de interés en las actividades habituales.
Es importante estar atento a la aparición de estos signos y síntomas, para poder consultar al neurólogo y así realizar el diagnóstico e iniciar el tratamiento para retrasar su progresión.
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Etapas del Alzheimer
El Alzheimer se puede dividir en varias etapas, variando los signos y síntomas que se van presentando en cada una de ellas:
1. Etapa inicial
En la fase inicial pueden surgir síntomas como:
- Alteraciones de la memoria, principalmente dificultad para recordar los acontecimientos más recientes, como dónde colocó las llaves de la casa, el nombre de alguna persona o un lugar donde encontraba, por ejemplo;
- Desorientación con respecto al tiempo y al espacio, teniendo dificultad para encontrar el camino a casa o no saber el día de la semana o la estación del año en que se encuentra;
- Dificultad para tomar decisiones simples, como planificar qué cocinar o qué comprar;
- Repetir constantemente la misma información o hacer las mismas preguntas;
- Pérdida de voluntad en realizar actividades diarias;
- Pérdida de interés en actividades que acostumbra hacer, como cocer o hacer cálculos;
- Cambios de comportamiento, generalmente volviéndose más agresivo o ansioso;
- Cambios de humor con momentos de apatía, risa y llanto, en determinadas situaciones.
En esta fase, la alteración de la memoria ocurre en las situaciones recientes y los recuerdos de situaciones pasadas permanecen normal, lo que hace difícil observar que puede ser un signo de Alzheimer.
Por eso, cuando se observan estos cambios, no se debe asociar solo al envejecimiento normal, por lo que se recomienda acudir al geriatra o al neurólogo para que realice evaluaciones y test de cognición, los cuales puedan indicar esta enfermedad.
Fisioterapia: de forma general cuando se diagnostica la enfermedad de Alzheimer, se recomienda la realización de ejercicios aeróbicos, de fuerza, equilibrio y coordinación, por lo que los casos iniciales de Alzheimer podrían beneficiarse de ejercicios en grupo con peso, caminatas, trote, natación, hidrogimnasia y Pilates.
Otros ejercicios que también están indicados son la caminata progresiva y andar en bicicleta al menos 30 minutos diarios, ya que este tipo de actividad mejora la función motora y respiratoria, además de mejorar la memoria y reducir la atrofia del hipocampo.
2. Etapa moderada
Progresivamente los síntomas comienzan a ser más evidentes y pueden surgir:
- Dificultad para cocinar o limpiar la casa, dejar la cocina encendida, colocar en la mesa alimentos crudos o usar los utensilios errados para limpiar la casa, por ejemplo;
- Incapacidad para realizar la higiene personal u olvidarse de ducharse, usar la misma ropa constantemente o sucia;
- Dificultad para comunicarse, no recordar palabras o pronunciar frases sin sentido y presentar poco vocabulario;
- Dificultad para leer y escribir;
- Desorientación en lugares conocidos, perderse dentro de la propia casa, orinar en el cesto de basura o confundir las divisiones de una casa;
- Alucinaciones, como escuchar y ver cosas que no existen;
- Alteraciones del comportamiento, estar muy quieto o excesivamente agitado;
- Estar siempre muy desconfiado, principalmente de robos;
- Alteraciones del sueño, pudiendo cambiar el día por la noche.
En esta etapa la persona depende de un familiar para su cuidado, debido a que ya no puede realizar sus tareas diarias como consecuencia de todas las dificultades y la confusión mental. Además, es posible comenzar a tener dificultades para caminar y tener alteraciones del sueño.
Fisioterapia: los ejercicios que pueden realizarse en casa deben ser de fácil comprensión para que la persona logre realizarlos, y deben ser semejantes a las actividades del día a día, con el objetivo de aumentar al mismo tiempo la actividad intelectual y motora. Se aconseja que se realicen en breves períodos de tiempo, varias veces al día para evitar fatiga.
Algunos de los ejercicios son: sentadillas recargados en la pared, permanecer en un solo pie durante algunos segundos, caminar con un pie frente a otro intentando mantener el equilibrio, por ejemplo. Los ejercicios deben ser orientados por el fisioterapeuta o cuidador, y pueden modificarse de acuerdo a la necesidad de la persona.
3. Etapa avanzada
En la fase más grave, los síntomas anteriores se presentan con mayor intensidad y surgen otros, como
- No memoriza ninguna información nueva y no recuerda las informaciones antiguas;
- Olvida los familiares, amigos y lugares conocidos, no identifica el nombre, ni reconoce el rostro;
- Dificultad para comprender lo que sucede a su alrededor;
- Padecer de incontinencia urinaria y fecal;
- Dificultad para tragar los alimentos, pudiendo atragantarse o demorar mucho en terminar una comida;
- Presentar comportamientos inapropiados, como eructar o escupir en el suelo;
- Perder habilidades para realizar movimientos sencillos con los brazos y las piernas, como comer con una cuchara;
- Dificultad para caminar, sentarse o levantarse, por ejemplo.
En esta fase la persona puede permanecer más tiempo acostada o sentada durante todo el día entero, y si no se le impide, la tendencia es volverse cada vez más frágil y limitado. Asimismo, es posible que se deba usar una silla de ruedas o quedar postrado en cama, volviéndose dependiente de otras personas para realizar todas las tareas, como duchar o cambiar los pañales.
Fisioterapia: en la etapa avanzada la persona puede encontrarse encamada, por lo que se recomienda la realización de fisioterapia todos los días para evitar la pérdida de masa muscular y la atrofia de los músculos, los cuales pueden producir dolor y malestar.
Los ejercicios deben ser sencillos, enfocados en el fortalecimiento y estiramiento. Otras técnicas como la movilización y el uso de aparatos como TENS, o ultrasonido pueden utilizarse bajo la orientación de un fisioterapeuta.
Cómo se diagnostica el Alzheimer
Para realizar el diagnóstico del Alzheimer, se debe consultar al geriatra, neurólogo o psiquiatra para que evalúe la historia clínica y valore los signos y síntomas presentados, indique exámenes como resonancia magnética, tomografía computarizada y exámenes de sangre, además de hacer test de memoria y cognición, como el Mini Examen del estado Mental, Token test, Test del Reloj y test de fluidez verbal, por ejemplo.
Estas evaluaciones pueden indicar la presencia de una alteración de la memoria, además, excluir otras enfermedades que también pueden causar trastornos cerebrales, como depresión, ACV, hipotiroidismo, HIV, sífilis avanzada u otras enfermedades degenerativas del cerebro, como demencia por cuerpos de Lewy, por ejemplo.
En caso de confirmarse la enfermedad de Alzheimer, el tratamiento estará indicado con el uso de medicamentos para limitar la progresión de la enfermedad, como Donepezilo, Galantamina o Rivastigmina, por ejemplo.
Vea más detalles sobre las opciones de tratamiento para la enfermedad de Alzheimer.