Qué es:
El tétanos, también conocido como tétano, es una enfermedad infecciosa transmitida por la bacteria Clostridium tetani, que puede encontrarse en el suelo, el polvo y las heces de animales, ya que habitan en sus intestinos.
La transmisión del tétanos ocurre cuando las esporas de esta bacteria, que son pequeñas estructuras no visibles al ojo, ingresan al organismo a través de alguna abertura en la piel, como por ejemplo heridas profundas o quemaduras. Este tipo de infección es aún más frecuente cuando la herida se produce por el contacto con algún objeto contaminado, como es el caso de un clavo oxidado.
Dado que las heridas son muy frecuentes durante la vida, y no siempre pueden ser protegidas del contacto con bacterias, la mejor manera de prevenir la aparición del tétano consiste en la aplicación de la vacuna antitetánica, durante la infancia y cada 10 años. Además, lavar todos los cortes y arañazos también ayuda a reducir el riesgo de contraer la enfermedad.
Principales síntomas
Los síntomas del tétanos están relacionados con la producción de toxinas de la bacteria en el organismo y suelen aparecer entre 2 y 28 días después del ingreso de las esporas de la bacteria. En la mayoría de los casos, el síntoma inicial del tétanos es la rigidez muscular y dolor próximo al sitio de la infección, pudiendo haber fiebre baja y rigidez de los músculos del cuello.
Si no se identifica y trata tan pronto como aparecen los primeros síntomas, también es posible tener un aumento de la frecuencia cardíaca, variación de la presión arterial y parálisis de los músculos respiratorios.
Obtenga más información sobre los síntomas del tétanos.
Cómo se contrae
A pesar de ser una enfermedad infecciosa, el tétanos no se transmite de una persona a otra, sino a través del contacto con esporas de la bacteria, que debido a la baja disponibilidad de oxígeno, germinan y dan origen al bacilo, produciendo toxinas responsables de los signos y síntomas de la enfermedad. Por lo tanto, entre las formas más comunes de contraer tétanos se incluyen las siguientes:
- Heridas sucias con saliva o heces de animales, por ejemplo;
- Heridas causadas por objetos que perforan, como uñas y agujas;
- Lesiones acompañadas de tejido necrosado;
- Arañazos provocados por animales;
- Quemaduras;
- Tatuajes y piercings;
- Objetos oxidados.
Además de las formas habituales, el tétano se puede contraer de manera menos usual por medio de heridas superficiales, procedimientos quirúrgicos, picaduras de insectos contaminados, fracturas expuestas, uso de drogas intravenosas, infecciones dentales e inyecciones intramusculares.
Del mismo modo, el tétanos puede ser transmitido a los recién nacidos por medio de la contaminación del cordón umbilical durante el parto. La infección del recién nacido es muy grave y debe ser identificada y tratada lo más rápido posible.
Tratamiento del tétanos
El tratamiento del tétanos tiene como objetivo disminuir la cantidad de toxinas en el organismo, eliminar la bacteria y promover la mejoría de los síntomas. De esta manera, es normal que se le administre una antitoxina a la persona, la cual promueve el bloqueo de la acción de las toxinas producidas por el Clostridium tetani y evita la progresión de la enfermedad.
Aparte de eso, se indica el uso de antibióticos, como penicilina o metronidazol, y relajantes musculares para aliviar la contracción muscular común de esta enfermedad.
Cómo evitar contraerlo
La manera más común y principal de evitar el tétanos es por medio de la vacunación en los primeros meses de vida, que se realiza en tres dosis y tiene como objetivo estimular la producción de anticuerpos que defienden al organismo contra el agente causante de la enfermedad. Los efectos de esta vacuna no duran toda la vida, por esto se debe tomar un refuerzo cada 10 años. Obtenga más información sobre la vacuna del tétanos.
Otra forma de prevención es por medio de la vacuna DTPa, también llamada vacuna triple bacteriana acelular del adulto, que garantiza protección contra difteria, tétano y tosferina.
Además, para prevenir la aparición del tétanos, es importante prestar atención y cuidado a las heridas, manteniéndolas siempre cubiertas y limpias; lavar siempre las manos; evitar retrasar el proceso de cicatrización, y no compartir ni intercambiar materiales punzantes, como agujas, por ejemplo.